Hace un par de años, el periódico deportivo alemán Sports Bild publicaba la siguiente declaración de Hans Schips, gerente de la consultoría Schips Finanz:
«Un 30 por ciento de los futbolistas en activo están en la ruina y un 50 por ciento están arruinados cuando terminan su carrera.»
Impactante, ¿verdad?
Pero los deportistas no son los únicos a los que les pasan estas cosas. En 2009, el actor Nicolas Cage tuvo que poner a la venta sus castillos después de perder varios millones de dólares en inversiones fallidas. De igual manera, un estudio de la universidad de Kentucky demuestra que la mayoría de personas con problemas financieros que ganan la lotería acaban arruinadas a los pocos años.
¿Por qué? ¿Por qué personas con millones de euros, que lo tienen todo, que podrían vivir sin preocupaciones durante el resto de sus vidas acaban en la miseria?
Muy sencillo. La disciplina financiera no se puede comprar.
Da igual cuánto dinero ganes. Si no eres capaz de gestionarlo correctamente, acabarás pobre y arruinado.
En este post voy hablar justamente de eso, de algunos principios de libertad financiera para principiantes (o para dummies como se suele decir) que te ayudarán a gestionar correctamente tu dinero.
Responsabilidad total
¿Qué pasaría si mañana perdieses tu trabajo?
Si de un día para otro desapareciese tu principal fuente de ingresos… ¿Cuánto tiempo tendrías para «recuperarte»? ¿Cuántos días podrías mantener tu estilo de vida actual?
Sorprendentemente, la mayoría de la gente vive mes a mes. Se endeudan hasta las cejas y gastan a manos llenas como si su empleo actual fuese algo eterno, cuando en realidad ni siquiera depende de ellos. Son esclavos de su hipoteca a 30 años, del préstamo del BMW y del plan del iPhone. Viven al borde del abismo, sin darse cuenta de que sólo necesitan dar un paso en falso para caer al vacío. Un mes sin ingresos, una subida del 0.5% en la tasa de interés variable para quedar arruinados y perderlo todo. Luego, cuando ocurre lo inevitable, salen a la calle a exigir.
¿Sabes? No me dan ninguna pena esas personas. Se compraron una casa «porque leyeron en una revista que era una buena inversión»; invirtieron todos sus ahorros en preferentes «porque la chica del banco, que es un encanto, se lo recomendó»; gastaron 20.000 euros en acciones de una petrolera «porque un amigo les dijo que iban a subir.» Llevan toda su vida entregando el control de sus finanzas a los demás –el gobierno, los banqueros, sus vecinos– y cuando vienen mal dadas se enfadan y piden explicaciones.
¿Cuántos de ellos han leído libros sobre disciplina financiera a lo largo de su vida? ¿Cuántos de ellos han investigado sobre el mercado inmobiliario? ¿Cuántos de ellos se han preocupado de estudiar cómo funciona la bolsa?
Son víctimas porque han elegido serlo. Han cedido voluntariamente su poder sobre esta área de sus vidas y ahora no tienen derecho a quejarse.
El primer requisito para poder lograr tus objetivos financieros es la responsabilidad total; aceptar que tú eres el responsable de tu dinero. No tus padres, ni tu gurú favorito, ni tu asesor financiero, ni el gobierno. TÚ y solamente tú. Lee, estudia, investiga. Y piensa; sobre todo piensa. No pasa nada si te equivocas, pero cuando ocurra admite que ha sido tu culpa y asegúrate de que no te vuelve a pasar.
Esclavos modernos
Puedes utilizar el dinero para comprar tu libertad, pero también puedes utilizarlo para comprar tus cadenas. Por desgracia, la mayoría de la gente lo utiliza para lo segundo.
El proceso de esclavización funciona de esta manera:
- Tu empleo te proporciona un salario mensual.
- Con ese salario pides un préstamo para una casa, para un coche, te compras ropa cara para impresionar a tus vecinos y pones un nuevo televisor de plasma en el salón.
- Tu estilo de vida te obliga a tener un empleo para ganar suficiente dinero como para mantenerlo.
- Vuelta al punto 1.
Así es como se crean esos jóvenes de 26 años que ya no pueden salir a cenar con sus amigos porque la mayor parte de su sueldo va para pagar la hipoteca. Están atados a su trabajo actual porque dependen de él. Apuesto a que conoces a más de uno.
¿Y sabes qué es lo peor de todo? Que nuestra sociedad considera esto «normal.» Nos hacen creer que tener una buena casa, un buen coche y lo último de lo último nos hará felices. Ahí está la trampa.
Pero quién es más feliz, ¿el tailandés que conduce un tuk-tuk la mitad del día y pasa la otra mitad con su familia y sus amigos, o el empresario que se mata a trabajar para poder pagar la hipoteca de su nuevo apartamento en el centro de Madrid?
Ten mucho cuidado con entregar tu libertad a cambio de «cosas». Las posesiones materiales son las cadenas del hombre moderno. Tu libertad, tu capacidad de decidir, es lo más importante que tienes. ¡No se la vendas a cualquiera!
Consejos para gestionar tu dinero
Ahora que la parte teórica está clara, es el momento de pasar a la práctica. ¿Qué puedes hacer para evitar caer en la esclavitud? Aquí tienes algunos consejos.
1. Compra sólo aquello que te puedas permitir
«Gasta sólo lo que tengas.»
Aunque esta frase pueda parecer de sentido común, todavía hay mucha gente que no acaba de comprenderla, empezando por nuestros políticos.
Uno se vuelve dependiente cuando gasta más de lo que tiene. El problema está en que el dinero que falta tiene que salir de algún sitio, así que te lo presta alguien o modificas tu estilo de vida para conseguirlo. En ambos casos, estás entregando tu libertad: a otra persona o al propio objeto.
La regla de oro es: si comprarlo modificaría tu estilo de vida, entonces no te lo puedes permitir.
Por ejemplo, si para comprarte el nuevo Samsung Galaxy vas a tener que renunciar a salir con tus amigos durante 3 meses, no te lo puedes permitir. O si para comprarte esos pantalones vas a tener que hacer horas extra en el trabajo, no te los puedes permitir.
En general, si tienes que pensártelo mucho o hacer cálculos para ver si te lo puedes permitir, no te lo puedes permitir.
2. Identifica qué es importante para ti y ahorra sin piedad en lo que no lo sea
Creo que ahorrar es importante, pero al mismo tiempo no soy amigo de sacrificar aquello que me gusta. Nos han enseñado que el sacrificio es algo bueno, admirable, pero yo todavía no entiendo por qué. Hacer lo que te gusta… ¡eso sí que es difícil y digno de admiración!
¿Y cómo se pueden compatibilizar ambas cosas? La clave está en identificar lo que es importante para ti y ahorrar sin piedad en lo que no lo sea.
Soy una persona a la que no le importa en absoluto la ropa. Tengo un único par de pantalones vaqueros y menos de 10 camisetas. Sólo me compro unas zapatillas cuando no me queda más remedio porque se me han roto las anteriores. Si no me gasto un euro en ropa durante todo el año no siento que esté sacrificando nada. Sin embargo, me encanta la tecnología. Cuando me compro un portátil o un teléfono quiero el mejor y no me importa el precio.
Mi amiga Cinthy tiene más de 100 pares de zapatos y considera casi un sacrilegio el que yo sólo tenga uno. Cada año, se pasa tardes enteras visitando zapaterías y se gasta miles de euros en nuevos modelos. No los necesita, pero le encantan. Los zapatos son importantes para ella. Por el contrario, a la hora de elegir un portátil sólo le importa «que funcione bien Internet y Office.» Para ella, gastarse 2.000€ en un aparato electrónico sería tirar el dinero.
¿Quién tiene razón? ¿Cinthy o yo?
Los dos. Ambos estamos ahorrando al máximo en lo que no nos importa para poder gastar en lo que sí.
3. Camina siempre sobre tierra firme
¿Recuerdas lo que te decía sobre «caminar al borde del precipicio»? Cuando gastas hasta el último céntimo de lo que ganas, vives a un paso de la ruina. Sólo hace falta un accidente, un detalle para que se vaya todo al carajo.
La vida es, por naturaleza, insegura. Por mucho que planees, por mucho cuidado que tengas, siempre pasan cosas. Una multa, un gasto con el que no contabas, una enfermedad… Como dirían en Estados Unidos, shit happens, y tú tienes que estar preparado para ello.
Mi primera recomendación es que tengas un colchón equivalente a 3-6 meses de gastos. Este dinero es sagrado y debe estar siempre disponible. Su función es darte tiempo para recuperarte en caso de un despido o una mala época sin ingresos.
La segunda recomendación es que reserves parte de tu salario mensual para futuros imprevistos. Habrá meses en los que no tengas que recurrir a ese fondo, pero tarde o temprano llegará el día en el que tengas que tirar de él. Cuando eso ocurra estarás contento de haberme hecho caso 🙂
Aquí tienes dos recomendaciones de cuentas para guardar este dinero. Ambas ofrecen transferencias gratuitas y liquidaciones mensuales:
- COINC (2.25% de interés)
- Cuenta naranja de ING Direct (2.4% de interés los 4 primeros meses, luego 1%)
4. Gana más dinero
Mucha gente que sufre para llegar a fin de mes cree que el problema es que no están ahorrando lo suficiente. «Tengo que empezar a tomar el café en casa en vez de en el bar de Paco» –piensan, mientras les invade un sentimiento de culpa.
Sacrificar las pequeñas cosas que te gustan nunca ha sido ni será un buen método para ahorrar. Además de hacerte infeliz, no es sostenible. Si no tienes tanto dinero como te gustaría, quizá la solución no sea ahorrar más sino GANAR MÁS.
La mentalidad correcta es: vivir dentro de mis posibilidades pero intentando mejorar esas posibilidades.
En el post anterior te daba algunas ideas para ganar MUCHO dinero. Sin embargo, no necesitas hacerte rico para poder sentirte desahogado económicamente. Un empleo mejor pagado, unas horas de clases particulares los fines de semana, algún proyecto freelance en tu tiempo libre… todas esas cosas pueden darte el empujón que necesitas.
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En este post hemos visto que para ser libre no sólo hay que ganar suficiente dinero, sino también gestionarlo correctamente. Si lo utilizas de manera equivocada puedes acabar siendo un esclavo del dinero como tanta gente hoy en día.
En el próximo post, el último de la serie, te enseñaré cómo invertir tu dinero para sacarle la máxima rentabilidad con el menor riesgo.
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Este post es parte de la serie El precio de la libertad. Si te perdiste los artículos anteriores:
- El precio de la libertad I: Mi relación con el dinero
- El precio de la libertad II: Mis creencias sobre el dinero
- El precio de la libertad III: cómo ganar mucho dinero y vivir sin tener que trabajar
La foto es del final de la Gran Muralla china en Mutanyu. No, ni es plana ni es «un paseo agradable contemplando las vistas.» Para recorrerla se necesita disciplina… y también buenas piernas =)