Llegué a Chiang Mai con la intención de pasar allí 2 noches, pero al final acabé quedándome 3 semanas. Es cierto que la ciudad me encantó y que me apetecía estar unos días en un mismo sitio, pero he de confesar que uno de los motivos de que extendiese mi estancia fue ella.
Aoi es la tailandesa que lleva el albergue en el que me alojé, el Aoi's Garden Home en Chiang Mai. Tiene 38 años, un tatuaje en el hombro derecho y una sonrisa permanente en la cara. Si alguna vez te pasas por allí, la encontrarás en la oficina jugando al solitario de Windows o en el jardín con algún huésped.
«Este albergue es propiedad de Mojito Garden, pero lo tenían muy sucio y descuidado y no les salía rentable,» me explica Aoi cuando le pregunto que si es ella la dueña. Hoy, ocho meses después, Aoi's Garden Home es número 1 en Hostel World. Y es que, bajo su piel bronceada y su aspecto campechano, se esconde una empresaria brillante de la que todos deberíamos aprender.
¿El secreto de su éxito? La manera en que trata a sus clientes. Aoi te hace sentir como en casa desde el momento en que entras por la puerta hasta el día en que te marchas. La tremenda humanidad que desprende en todo lo que hace y la sensación de que de verdad le importa que estés a gusto es algo muy difícil de encontrar en cualquier otro albergue u hotel.
Antes de dejar Chiang Mai, tuve la suerte de poder hablar con Aoi de todas estas cosas. «Para mí primero van las personas y luego el dinero,» me cuenta. «Lo único que quiero es que la gente que viene al albergue tenga las mejores vacaciones posibles y sean felices, porque si veo que están disfrutando, disfruto yo también.» Aoi aplica esta filosofía en todo lo que hace, y eso marca la diferencia.
Un buen ejemplo son las actividades turísticas que puedes contratar desde el albergue. En Aoi's Garden Home encontrarás las mejores. «Antes de trabajar aquí fui guía de senderismo durante 10 años, y gracias a eso conozco bien todas las compañías turísticas que operan en la ciudad,» me explica Aoi. «En mi albergue sólo ofrezco las actividades de aquellas compañías y personas en las que confío y que sé que harán un buen trabajo.» Si le preguntas por cualquiera de las actividades, te da toda la información que necesitas y resuelve todas tus dudas como una profesional, pero jamás te presiona o te intenta convencer de que contrates algo a pesar de que ella se lleva una comisión.
Pero la cosa no queda ahí. Aoi de verdad quiere que tu experiencia sea lo mejor posible, así que cuando vuelves de una actividad siempre te pide tu opinión. Recientemente, unos chicos regresaron de una excursión guiada a Chiang Rai y le contaron a Aoi que se lo habían pasado muy bien pero que el conductor había ido demasiado rápido. Delante de ellos, Aoi cogió el teléfono, llamó a la compañía y les trasladó la queja sobre el conductor. La compañía se disculpó y prometió que hablarían con el conductor para que eso no volviese a ocurrir. Eso es preocuparse por la satisfacción del cliente y lo demás son tonterías.
Aoi's Garden Home es un albergue muy sencillo. Está compuesto por 4 casas de madera que dan a un jardín común en el que hay un pequeño bar que sirve como punto de encuentro para los huéspedes. Una de las cosas que más llama la atención la primera vez que entras es que el jardín está lleno de tiendas de campaña. ¿El motivo? «La mayoría de la gente que viene acaba quedándose más noches de las que reservaron inicialmente,» me cuenta Aoi. «Las tiendas son para que esas personas no tengan que cambiar de albergue si no hay camas libres.» Esto es justamente lo opuesto a lo que pasa en cualquier otro sitio, donde si no hay espacio no tienes más remedio que marcharte.
Por los altavoces del bar de Aoi siempre suenan canciones de amor, desde Something de los Beatles hasta Hero de Enrique Iglesias. «Es que estoy esperando a Mr. Perfect,» me confiesa entre risas cuando le pregunto sobre el porqué de sus gustos musicales. Luego me habla de su matrimonio. «Mi ex-marido bebía mucho. Un día salió de casa con nuestro hijo de 2 años y llegó por la noche solo y borracho. Cuando le preguntaba que dónde estaba el niño, no era capaz de responderme. Al final tuve recorrerme toda la ciudad en moto hasta que le encontré en la estación de trenes, dentro del coche. Cuando volví a casa le dije a mi marido que esa vez había ido demasiado lejos, hice las maletas y me marché.» A pesar de esta triste historia, Aoi ha sido capaz de reconstruir su vida y salir adelante. Espero de corazón que encuentre al hombre adecuado y que sean muy felices juntos.
Una noche en Aoi's cuesta 2.5€ en una habitación compartida o 4€ en una habitación privada. El precio incluye wi-fi, sábanas y toalla. Aunque Aoi nunca se hará millonaria cobrando esas cantidades, siempre tendrá el cariño de sus huéspedes y la paz interior del que se va a la cama cada noche sabiendo que ha contribuido a hacer del mundo un lugar mejor.
Si alguna vez pasas por esta preciosa ciudad y te quedas en Aoi's Garden Hostel en Chiang Mai, por favor dale un fuerte abrazo a Aoi de mi parte.
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La foto es de Aoi con Suze, una chica americana que conocí cuando llegué al albergue y que se quedó allí varias semanas.
Hoy terminamos Marco y yo el curso de submarinismo en la increíble Koh Tao. Mañana salimos rumbo a Koh Phangan para darlo todo el día 26 en la Full-Moon Party.