Me encanta BlaBlaCar. Es el mejor invento de la humanidad después del fuego, el GPS y la píldora anticonceptiva, y siempre que lo utilizo conozco a gente increíble (para que te hagas una idea, este sábado me llevó al aeropuerto el primo hermano de José Manuel Calderón). Pero hoy no vengo a hablarte de sharing economy ni de baloncesto, sino de una conversación que tuve recientemente durante un viaje Madrid-Cáceres con Fernando, un profesor de Ciencias del Deporte de la Universidad de Extremadura.
Íbamos en su coche hablando de lo típico, trabajo y esas cosas, y salió el tema de mi blog y mis viajes. No sé cómo, pero Fernando empezó a hacerme preguntas y acabamos teniendo una conversación súper profunda sobre el equilibrio en la vida, que acabó con esta frase:
«Ángel, el equilibro es imposible. No puedes hacerlo todo a la vez. De vez en cuando tienes que priorizar una u otra área para sacarla adelante a costa de reducir el tiempo que le dedicas a las demás, pero sin llegar a descuidarlas.»
Y fue uno de esos momentos en los que algo hace clic en tu cabeza y de pronto lo ves todo mucho más claro. Sin ni siquiera saberlo, había descubierto que la vida son ciclos y que es imposible mantenerse en el equilibrio perfecto.
Ese fin de semana había llegado a Madrid el viernes, y nada más bajarme del coche había ido a una quedada con los lectores de Vivir al Máximo. Había vuelto a casa casi a las 3 de la madrugada, y el sábado me había levantado a las 8 para asistir durante todo el día al taller de Miguel ‘Quiérete de verdad'. El domingo había ido a la segunda parte del taller, que duró hasta las 7 de la tarde, y después a jugar un partido de pádel con unos amigos. En el cuarto set mi cuerpo había dicho basta y había empezado a marearme, así que cené algo y me fui a la cama temprano para levantarme el lunes a las 6 a escribir el post correspondiente (cosa que por cierto no conseguí).
Estaba muy estresado porque quería hacerlo TODO: ver a mis lectores, asistir a un taller, pasar tiempo con mis amigos de Madrid, escribir dos posts a la semana, responder 20 e-mails al día y preparar el material para mi primer curso, y además tener tiempo para mi familia y para relajarme. No sabía cómo salir de esa encrucijada… hasta que las palabras de Fernando me hicieron reflexionar.
Básicamente, me di cuenta de lo siguiente:
- No pasa nada si un día necesito descansar y en vez de publicar el lunes a las 9 publico el lunes a las 17. A menos que empezase a hacer lo mismo cada semana, mis lectores no iban a dejar de confiar en mí ni iban a sentirse decepcionados.
- No pasa nada si durante la preparación de un programa cierro temporalmente el formulario de contacto o escribo una vez por semana en vez de dos para liberar tiempo.
- No debería trabajar en todas las áreas de mi negocio al mismo tiempo, sino en una por una de manera cíclica.
Pero como suele pasar en estos casos, cuando llegué a casa me dejé llevar por la cantidad de tareas que tenía pendientes y acabé olvidándome de estos tres puntos, excepto del primero (publiqué la guía de Chiang Mai el martes).
Aun así, hubo tres ideas importantes que me dejaron las palabras de Fernando:
1. El equilibrio permanente no existe
Ya lo dice Hana en su último post: el equilibro vital es un mito. No podría estar más de acuerdo con ella, porque yo también llevo años buscando el equilibro en mi vida sin conseguirlo.
En varias ocasiones he tratado de dividir mi vida en varias áreas, como trabajo, amigos, familia, deporte, relaciones amorosas y ejercicio, para luego cada semana intentar dedicarle más o menos el mismo tiempo a cada una de ellas. ¿Y sabes qué? Todos mis intentos han fracasado estrepitosamente.
El equilibro permanente es algo artificial y utópico, opuesto a la naturaleza de la vida. Yo creo que hay un ciclo de vida personal en el que se van sustituyendo diferentes ciclos a lo largo del tiempo. Lo que hoy puede ser tu preferencia Nº 1, puede que mañana no lo sea y que tengas que sustituirla por otra.
Piensa en cuando te enamoraste por última vez. ¿Qué es lo que te apetecía? Estar con tu chico o tu chica 24 horas. Ahora imagínate que estás enamorado, y que después de mucho pensarlo llegas a la conclusión de que para que tu vida esté en equilibrio lo máximo que le puedes dedicar a tu pareja son 6 horas a la semana. No tendría sentido. Acabarías yéndote a jugar al golf o a pasar por el parque con tus padres pero tu cabeza estaría en otro lado.
El universo funciona por ciclos. Hay invierno y hay verano. En invierno únicamente hace frío. De vez en cuando hay un día soleado, pero por regla general SIEMPRE hace frío. No hace calor por la mañana y frío por la tarde para equilibrar, no. ¡Y está bien que haga frío en invierno! Te pones un buen abrigo y listo. El invierno y el verano juntos, sin embargo, SÍ que se equilibran. Pero dentro del invierno y dentro del verano no existe equilibrio.
Nuestras vidas funcionan exactamente igual: siempre hay prioridades. Cuando empiezas un proyecto, te apetece más trabajar que hacer cualquier otra cosa. Si conoces a alguien especial, pasar tiempo con esa persona se vuelve prioritario. Y si tienes un hijo, ese hijo está por delante de todo lo demás. No le vas a dejar abandonado porque ya le has dedicado las 6 horas semanales que le corresponden y tienes que ver a tus amigos.
2. No puedes hacerlo todo a la vez
La esperanza media de vida en España son 82,33 años. Eso significa que tienes tiempo para hacer muchas cosas. Muchas. Muchísimas. Puedes viajar, puedes empezar varios negocios, puedes escribir una novela, puedes formar una familia, puedes leer miles de libros… y aun así te sobrarían años.
Pero no puedes hacerlo todo a la vez. Los días tienen sólo 24 horas, y para que tus proyectos salgan adelante tienes que dedicarles suficiente tiempo. Si intentas hacer 20 cosas a la vez dedicándoles sólo 1 hora por semana lo más probable es que no consigas acabar ninguna y encima acabes estresado.
La clave es ir una por una. Haz una lista de todos tus objetivos, elige el que más te emocione o el que veas más conveniente en este momento, y dedícate a él hasta completarlo. Cuando hayas terminado pasa al siguiente. Una única prioridad en cada momento.
Esto no es necesario si lo único que quieres es llevar una vida convencional y que te dejen en paz. Sin embargo, si tienes proyectos grandes y locos como yo, vas a tener que darles prioridad sobre todo lo demás y romper tu equilibrio actual para lograrlos.
Para apagar un fuego intenso necesitas utilizar una manguera, no un aspersor.
3. No descuides por completo ningún área de tu vida
Aunque acabo de decirte que no tengas miedo a romper el equilibrio y que te centres en algunas cosas más que en otras según el momento en que te encuentres, debes tener cuidado de no llevar esta idea demasiado lejos y descuidar completamente cualquiera de las áreas de tu vida. Me explico.
A lo mejor quieres sacar adelante un proyecto importante y durante un tiempo necesitas trabajar mucho. En vez de dejar por completo de hacer ejercicio, quedar con tus amigos o disfrutar de tus hobbies, puedes ir al gimnasio 30 minutos al día en vez de una hora y media, salir con tus amigos una vez por semana en vez de cuatro o jugar al golf sólo los martes y los jueves en vez de todos los días. Sólo temporalmente, mientras dure ese ciclo.
Por cierto, hay un área que es sagrada y al que no se le pueden restar horas: el sueño. Nunca jamás intentes coger horas de sueño para dedicárselas a otros menesteres. No funciona y te acabará pasando factura.
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Es increíble como una conversación puede hacerte pensar tanto, ¿verdad? Y olvídate de que uno solo hace clic una vez en la vida, tu cabeza te provocará más «clics» a medida que conozcas más gente, leas más y abras tu mente. Como he dicho anteriormente, es imposible mantener el equilibrio y evitar que las circunstancias cambien tus prioridades.
Te acabo de contar esto porque siento que últimamente estoy intentando hacer demasiadas cosas a la vez. Estoy tratando abarcar demasiado; equilibrarlo todo «a la fuerza» (blog, cursos, e-mails, negocios secundarios, viajes, relaciones sociales, relax…) en vez de dejarme llevar por el ciclo que me toca vivir ahora. Y no está funcionando. No puede funcionar. Por eso necesitaba recordar las palabras de Fernando. Necesito simplificar, reducir y centrarme sólo en lo prioritario, sin descuidar por completo ninguna de las demás áreas.
Espero que esta reflexión en voz alta te haya servido de ayuda 🙂 Al final de este mes haré una revisión pública de mis objetivos y te contaré algunas ideas que tengo en mente para aplicar todo esto.
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¡Ya estoy en Buenos Aires! Quiero aprovechar para darles las gracias a dos lectores del blog, Alexa y Ale, que vinieron a recogerme al aeropuerto y me llevaron de paseo por el centro. Sois amor ♥