Hace unos días, me levanté con varios whatsapps de un amigo que me informaba de lo bien que le había ido la noche anterior:
– Me he partido el culo hoy. Creo que a varias chicas les atraía. Me veían muy suelto y ligando con muchas. Ayer llevaba el aura. Decían: «¡Además es muy rápido!» En plan que ligaba con sutileza pero sin perder el tiempo.
Después de darle la enhorabuena, le hice una pregunta:
– Pero… ¿intentaste besar a alguna?
Su respuesta no me sorprendió en absoluto:
– “No lo intenté, soy subnormal. Solo palabras. De todas formas, aunque lo hubiera intentado creo que no habría podido porque iba demasiado deprisa, queriendo conocer a todas las chicas guapas.
Obviamente, a mi amigo le hubiese gustado besarse con alguna de las chicas, e incluso acostarse con ella, pero prefirió conformarse sólo con hablar. ¿Por qué? Porque sabía que si iba a por el beso corría el riesgo de perder lo que ya había conseguido: su atención.
Este es un patrón de comportamiento muy común en nuestras vidas. Empezamos con 0 y queremos 10, pero cuando conseguimos 2 nos volvemos conservadores y nos plantamos. Sin embargo, hay veces que aunque intentamos convencernos a nosotros mismos de que «más vale 2 que 0,» en el fondo no nos sentimos satisfechos. Es el caso del que tiene un trabajo que odia pero dice aquello de «es lo que hay, al menos tengo curro», o el que tiene una novia que no le gusta mucho pero sigue con ella porque «es mejor que estar soltero.»
Actuamos así por un fenómeno psicológico que afecta a todos los seres humanos llamado aversión a la pérdida, que dice que sufrimos más con las pérdidas que lo que disfrutamos con las ganancias. En el caso de mi amigo, el temor a perder la atención de las chicas le pesó más que el posible placer de besar a una de ellas.
Tres reflexiones sobre esto:
- Lo que parece una pérdida no siempre es una pérdida. Imagínate que, en el proceso de aprender a montar en bicicleta, definiésemos el 0 como no saber montar, el 5 como saber montar con cuatro ruedas, y el 10 como saber montar perfectamente con dos. Para pasar del 5 al 10 tienes que caerte muchas veces, pero eso no te hace volver al 0. De la misma manera, a nadie se le ocurre dejar de aprender cuando esta en el 5 sólo para evitar caerse intentando llegar al 10. Aunque esto resulta obvio en el caso de la bici, no lo es tanto en el caso de mi amigo a pesar de que la situación es EXACTAMENTE LA MISMA. Si a unas chicas les ha resultado atractivo, habrá más que le encuentren atractivo, y el que le rechacen por intentar besarlas no significa que de pronto sea haya vuelto feo o aburrido.
- Evalúa el verdadero coste de la posible pérdida; si es muy bajo comparado con las ganancias que puedes conseguir, se ambicioso y ve a por el 10. Si acabas de conocer a unas chicas, intentas besarlas y se marchan, puedes conocer a otras inmediatamente y gratis. Es decir, el coste de la pérdida es prácticamente 0. De hecho, no es ni una pérdida real, ya que el tiempo que estuviste hablando con ellas no te lo quita nadie, y la experiencia del rechazo te servirá como aprendizaje para el futuro. Sin embargo, si la chica es una amiga de toda la vida… ahí ya tienes que tener más cuidado y estudiar bien si te merece la pena hacer lo que vas a hacer, porque si tu relación con ella cambia no vas a poder volver atrás, y necesitarías varios años para construir una nueva amistad como esa.
- Identificar las situaciones en las que un 10 no existe, y definir qué significa para ti «suficientemente bueno.» ¿Alguna vez has ido a una calle llena de restaurantes y te la has recorrido de arriba a abajo, mirando todos los menús y tratando de encontrar el restaurante 10, el mejor? Seguramente, después de haberlos visto todos, decidir era aún más difícil y se te había quitado hasta el hambre. A la hora de elegir un restaurante, o de buscar pareja o trabajo, la perfección no existe. En esos casos, hay que ser ambicioso y por supuesto buscar lo mejor, pero al mismo tiempo conviene definir un «suficientemente bueno» a partir del cual conformarse. Por ejemplo, a la hora de buscar un trabajo, establecerías unos mínimos –sueldo de 3.000€ al mes, 1 mes de vacaciones, 40 horas de trabajo a la semana, un proyecto que me guste, compañeros que me caigan bien–, y aceptarías cualquier puesto que cumpliese esos requisitos o los mejorase. La clave aquí es ser REALISTA, y entender que sólo vamos recibir en función de lo que podamos ofrecer.
Resumiendo:
- Si estas aprendiendo una nueva habilidad, no te pares a medio camino sólo para evitar equivocarte. Arriesgar y fallar es una parte normal y necesaria del proceso de aprendizaje.
- Antes de actuar, evalúa cuanto te costaría recuperarte de una posible pérdida. Si los beneficios que podrías conseguir son muy superiores al coste de la pérdida, arriesga sin miedo. Si los beneficios no son superiores, la mejor opción será no arriesgar.
- En aquellas situaciones en las que la perfección no existe, utilízala como guía pero define unos mínimos realistas a partir de los cuales te conformarías con el resultado.
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La foto es de una charla que di a los alumnos de español de la universidad de Guanzhou, China. Muchísimas gracias a María por darme esa oportunidad, por alojarme en su casa y por tratarme tan bien estos días. ¡Te debo una!
Acabo de llegar a Yangshuo, un pueblecito de la provincia de Guangxi que está al lado del río y rodeado de montañas. El paisaje aquí es verdaderamente espectular. Muy recomendable.