«Los dos años que estuve de Erasmus fueron los mejores de mi vida,» me confesó mi amigo Jorge este viernes mientras cenábamos juntos en Granada.
Muchas personas opinan igual que Jorge. Es más, diría que el 99% de la gente que se va de Erasmus lo recuerda como una experiencia que les cambió la vida (yo entre ellos). Todavía tengo que conocer a alguien que se arrepienta de haberse ido a estudiar fuera.
Conozco muy pocos temas sobre los que exista una opinión tan unánime como sobre este, pero… ¿por qué? ¿Por qué el vivir 10 meses en otro país tiene un impacto tan grande en todos aquellos que lo prueban? ¿Qué hace que los años de tu vida como Erasmus acaben siendo tan importantes?
La respuesta que me dio Jorge me gustó tanto que saqué mi teléfono para tomar notas y luego poder escribir este post 🙂
El secreto para vivir intensamente
Según Jorge, durante una beca Erasmus los días son tan intensos porque eres consciente de que es un período temporal, con un principio y un final prestablecidos. Algo así como una pequeña vida paralela dentro de tu vida normal. Como sabes que sólo tienes 10 meses (300 días) y un día supone 1/300 de esa mini-vida (0.33%), consciente e inconscientemente intentas aprovechar tu tiempo más de lo normal.
Me pareció una reflexión muy acertada porque en general valoramos nuestros días muy poquito. Al ver la muerte como algo tan lejano nos permitimos el lujo de vivir situaciones del tipo «odio mi trabajo pero voy a quedarme en él otro par de años para acumular experiencia» o «no estoy contento en esta relación pero voy a darme seis mesecitos más», como si fuésemos a vivir para siempre. La realidad es que en el momento menos pensado puedes encontrarte mal, ir al médico, que te diagnostiquen un cáncer y que ahí se acabe todo. Luego vienen los arrepentimientos –ojalá no hubiese trabajado tanto, ojalá hubiese pasado más tiempo con mi familia y mis amigos, ojalá me hubiese atrevido a empezar aquel proyecto– pero ya es demasiado tarde.
Si cuando estás de Erasmus aprovechas todos los puentes para hacer algún viaje chulo, te apuntas a cualquier evento al que te invitan, no te da vergüenza conocer a todo tipo de gente y ese acaba siendo uno de los mejores años de tu vida, ¿por qué no vivir siempre así?
Ningún Erasmus en su sano juicio renunciaría a un fiestón espectacular porque tiene mucho que estudiar o tiene clase temprano al día siguiente. De alguna manera buscaría el modo para ir, incluso si eso implica contarle alguna historia al profesor, pasarse toda la semana estudiando o dormir sólo un par de horas. Sin embargo, en la vida real rechazamos este tipo de oportunidades por razones tan críticas como “me da pereza», «es que estoy muy liado» (¿haciendo qué?) o «me ha pillado de sorpresa, mejor en otra ocasión» (¿cuándo?).
Ningún Erasmus que se precie se perdería un evento porque no conoce a nadie y le da vergüenza ir solo. Se comería su vergüenza con patatas, se presentaría en el lugar indicado y acabaría haciendo buenos amigos y pasándoselo como los indios. Sin embargo, cuando somos adultos renunciamos a todo tipo de oportunidades porque “somos tímidos» y «nunca antes hemos hecho algo así» (por ejemplo, ir a una quedada de Vivir al Máximo ;)).
Ningún Erasmus inteligente renunciaría a un road trip con sus amigos porque no tiene dinero. Vendería cuadernos en la calle (true story), buscaría un trabajo de cualquier cosa o incluso viviría de arroz y pasta un mes si fuese necesario, pero acabaría reuniendo la cantidad necesaria para poder ir. Ahora no salimos a cenar con los colegas porque hay que ahorrar para pagar la hipoteca, o renunciamos a vivir en Tailandia porque no nos llega el presupuesto (¿seguro?).
Haz que cada día cuente
Este post es un toque de atención para que dejes de pensar cuáles son los mejores años de la vida y te quedes esperando a que aparezcan. A partir de ahora empieza a valorar más tus días y aprovéchalos igual que si estuvieras de Erasmus. Porque aunque no tengas un billete de vuelta, tu vida también tendrá un final y puede que llegue antes de lo que esperas. Así que mueve tierra, mar y aire, cámbiate de ciudad, haz lo que tengas que hacer pero por favor, no lleves una vida que no quieres vivir.
Como me dijo mi amigo Marco cuando le comenté que estaba considerando dejar mi trabajo para recorrer el mundo pero no estaba seguro:
«Ángel, cuando tengamos 70 años y estemos sentados en un banco de Cánovas con nuestra boina y nuestro bastón viendo a las niñas bonitas pasar, no hablaremos de los errores que corregías en Microsoft sino del día que casi la liamos en la frontera de Camboya, del pulpo vivo que comiste en Corea y de los amigos que hiciste en Chiang Mai.»
PS: Si eres estudiante y aun no te has ido de Erasmus… ¿a qué estás esperando?
###
¿Cuáles han sido los mejores años de tu vida? ¿Por qué crees que la mayoría de gente que se va de Erasmus considera ese año uno de los mejores?
La foto es haciendo el ganso con Marco durante un road trip a San Diego que hicimos juntos. Ese es el tipo de anécdotas que recordaremos cuando seamos mayores 😀
Tengo bastantes e-mails, mensajes y comentarios pendientes por contestar. A lo largo del día espero responderlos todos.