Esto es un post invitado de Antonio Fajardo, de muchosingresospasivos.com
Te conozco.
Puede que no nos hayamos visto en persona, pero sé bastante sobre ti. Sé que quieres más; que quieres algo distinto; que tienes sueños por cumplir.
Lo sé porque estás aquí, leyendo este blog. Quizá estás acabando tus estudios o quizá ya llevas un tiempo en un empleo que no te llena y que te ata a un lugar fijo, pero tienes algo en común con la mayoría de lectores de este blog: un día te cruzaste con un hombre libre.
Alguien que trabaja a distancia, que tiene un negocio por Internet, que se mueve por el mundo a su antojo… sin las ataduras que limitan a los demás.
A mí también me ocurrió algo parecido hace diez años. La primera vez que oí aquello de trabajar por Internet fue a través de un profesor de primero de carrera, Traducción e Interpretación, que nos contó la historia de una antigua alumna. Era traductora y realizaba todo su trabajo en línea, por lo que llevaba 6 meses viviendo en China después de haber pasado otros 6 en Argentina.
Aquella idea me fascinó y no me abandonó durante los siguientes 5 años. Más bien todo lo contrario: se vio reforzada cuando empecé a realizar algunas prácticas y me di cuenta de que el cliente quiere el texto en otro idioma el viernes a las doce en su e-mail, y no le importa cuándo ni dónde lo hagas mientras se respete el plazo.
Cuando acabé la carrera en el año 2010 decidí tomar el camino de la libertad. ¿Por qué no podía encontrar clientes a través de Internet yo también y trabajar desde cualquier sitio con mi portátil? Decidí pasar un año en Bélgica y otro en Grecia para perfeccionar mis combinaciones de idiomas y, mientras tanto, dar el salto al mundo de los freelance online.
El camino no fue nada sencillo. Siempre hay trampas que pueden hacer fracasar al que lo intenta, pero es posible sortearlas. Si al final lo conseguí, fue en parte gracias al ánimo y las lecciones que me daban otras historias que me llegaban a través de profesores y compañeros, por lo que me gustaría ayudarte con la mía.
Hoy trabajo como traductor autónomo por Internet, con clientes de cuatro continentes, decidiendo mi propio horario y ganando un sueldo muy superior al que nadie pagaría en España a un chaval recién licenciado.
Si eres un habitual de Vivir al Máximo no me extrañaría nada que tu objetivo fuese ser más libre laboralmente, así que en este post te daré las claves para que puedas evitar los obstáculos que encontré en el camino y te resulte más fácil desarrollar tu negocio online.
Las 3 claves para alcanzar el éxito con tu negocio en línea
Todos los que trabajamos por Internet nos enfrentamos a multitud de complicaciones que, si no se afrontan correctamente, pueden desviarte del camino correcto y llevarte a abandonar, mientras te convences a ti mismo de que “he hecho todo lo posible pero esto no funciona”.
Aunque cada freelance tiene su propia historia, los problemas que surgen al intentar montar un negocio online y la forma de superarlos se agrupan en las tres categorías que te voy a presentar y que deberás tener muy en cuenta para tener buenos resultados con tu proyecto. Son las siguientes.
1. Ignora el qué dirán
Si decides lanzar tu propio negocio, me temo que vas a encontrarte con un obstáculo enorme: la opinión de los demás. Es fácil pensar “bah, a mí no me afectará, yo tengo personalidad”, pero a la hora de la verdad todo cambia.
El “qué dirán” llegará tarde o temprano, y sí, seguro que podrás ignorarlo cuando todo vaya bien, cuando firmes un contrato con un cliente, cuando recibas el primer pago…
El problema es también llegará en las horas más bajas. Cuando te empiecen a surgir dudas porque pasan los meses y tu negocio sigue sin despegar. Ahí será cuando algunas personas empezarán a decirte que abandones la idea de trabajar en línea y te busques “un curro normal, con tu sueldecito y tu horario”. Estos comentarios irán en la misma línea que los que no te afectaban cuando todo parecía ir bien, pero ahora resultarán demoledores y podrán hacerte caer.
Todavía recuerdo lo que uno de mis mejores amigos me espetó cuando estaba empezando a buscar clientes y todavía no ganaba casi nada:
– ¿Cómo rechazas ese curro en Decathlon? ¿Te has vuelto loco? Joder, con la que está cayendo… ¡Si es que ahora hay que aceptar lo primero que salga!
Ya tenía pagado un viaje de 3 semanas y no estaba dispuesto a renunciar a él por aquel trabajo de verano que me ofrecieron. Pero daba igual, la opinión mayoritaria era que los empleos no se rechazan. Lo socialmente responsable era aceptarlos y después quejarse de las malas condiciones.
¿Te parece una locura que un comentario como este, tan simplón para un tipo como tú, pueda afectarte? Pues lo cierto es que te hará dudar en los malos momentos.
Aquí va otro, el que más me dolió:
– ¿No te das cuenta de que a veces te entran traducciones y otras no? ¿De que tienes una semana fuerte y luego tres sin nada? ¿Cuánto estarás ganando ahora mismo de media, un euro por hora? ¿No ves que cuando tengas 35 años seguirás igual y entonces ya será tarde para dar marcha atrás?
Este comentario de un familiar muy cercano fue durísimo, y estuvo a punto de hacerme abandonar la idea de ganarme la vida de una manera distinta. Esta discusión ocurrió en las vacaciones de Navidad y, quizá por la cercanía de año nuevo, decidí intentarlo seriamente antes de darme por vencido.
El objetivo que marqué a 12 meses vista fue el siguiente:
“A final de año vas a estar ganando un sueldo de adulto con esto de la traducción, no un sueldo de estudiante becario. La media de los 5 meses de agosto a diciembre será de 1500€. En caso contrario, tirarás la toalla y te meterás a trabajar de secretario, recepcionista, profesor de idiomas o cualquier otro trabajo típico que hace la gente que estudia Traducción.”
Como puedes imaginar, lo conseguí. De lo contrario, no estaría aquí escribiendo este post. Ahora bien, solo tuve la oportunidad real de hacerlo cuando decidí ignorar por completo el qué dirán y me centré durante todo un año en mi objetivo.
Entonces me di cuenta de por qué no había avanzado durante el año y pico anterior. Todas esas ideas preconcebidas que tiene la sociedad sobre ser autónomo en general y ganar dinero por internet en particular me influían, y hacían que no me lo tomase demasiado en serio.
Salirse de la norma no está bien visto. Cuando triunfes todos te alabarán y dirán “yo le apoyé desde el primer momento”, pero no suele ser así, y resulta muy difícil aislarse del ruido y de las opiniones de aquellos que te quieren. Esto constituye una dificultad enorme que debes tener en cuenta, ya que lo que puedes llegar a perder si haces caso a aquellos que no saben de lo que hablan es brutal. Ahora son muchos los que dicen “Antonio vive como un rey, qué suerte tiene, se lo ha montado de puta madre…”, pero nadie opinaba así cuando estaba empezando.
Si mañana Amancio Ortega contase en una entrevista que estuvo varios meses vendiendo cubiteras puerta por puerta para subsistir mientras su negocio despegaba, la gente diría “Ooohhh, ¡pero qué humilde! Un hombre hecho a sí mismo, de los que ya no quedan”.
Si mañana tú contases a tu familia que estás vendiendo cubiteras puerta por puerta para subsistir mientras tu negocio despega, van a decir “¿pero serás pardillo? ¿Quieres dejar de ser un atolondrao y poner los pies en la tierra? ¡Ponte a buscar un trabajo como Dios manda!”
No tiene sentido, ¿verdad? Pues ya sabes: aíslate del ruido, cree en tu negocio y distingue bien entre las opiniones con fundamento y las críticas sin base alguna.
2. Evita las distracciones
Cuando establecí mi objetivo, analicé mis ingresos de los meses anteriores y esta era la situación:
Julio: 420€
Agosto: 1300€
Septiembre: 1030€
Octubre: 1260€
Noviembre: 450€
Diciembre: 190€
La media mensual del año fue 667,50€, a todas luces insuficiente. ¿Por qué estaba ganando tan poco dinero?
Seguro que has oído muchas veces aquello de “el peor jefe que puedes tener eres tú mismo”. Pues a mí me ocurrió justo lo contrario. Ni tenía jefe ni era mi propio jefe. Era más bien mi propio saboteador:
- ¿Que mi horario decía que a tal hora ya tenía que haber enviado 3 ofertas a clientes potenciales? Bueno, pero es que a las nueve empezaba la tertulia en el canal 24 horas y… ¿cómo no iba a verla un rato con un buen café? ¡Para eso mando yo!
- ¿Que me llamaba algún amigo en paro para ir a tomar un café en plena jornada laboral? Venga, vamos allá, que hace tiempo que no nos vemos. Ya recuperaré esta tarde…
- ¿Que llegaba un e-mail de un cliente potencial que necesitaba un presupuesto? Ostras pero es que me he quedado sin arroz, ¿qué voy a comer hoy? Mejor voy al supermercado y ya le respondo luego, que no le pasa nada si espera un poco.
Ten mucho cuidado con no establecer claramente una distinción entre vida personal y profesional. Tú eres el principal culpable de tomar el camino más largo online echando a perder tu tiempo en vez de acortarlo centrándote en lo que tienes que hacer.
Cuando trabajas desde casa es muy tentador decidir hacer mil descansitos y, en lugar de ponerte serio de 7h a 15h y después tener toda la tarde para ti, puedes caer en el error de echar una jornada de 8 horas a lo largo de todo el día salpicada de tareas de la casa, actividades de ocio y momentos “mixtos”, como enviar e-mails mientras chateas con tu pareja y tienes la olla puesta.
Personalmente, tuve que adoptar las dos medidas siguientes para poder avanzar profesionalmente y no sentir que me pasaba todo el día trabajando a medias:
- El horario se tiene que respetar al 98%. Puedes ser flexible y empezar algún día media hora más tarde si te comprometes a compensarla después, pero no puedes empezar un día a las siete de la mañana y al día siguiente a las once. De la misma manera, el horario de “no trabajo” se debe respetar. No trabajes cuando no deberías. Respétate a ti mismo y demuestra que no eres como aquel jefe capullo que te tenía hasta las ocho de la tarde en la oficina.
- Descansar no es hacer tareas pendientes ajenas a tu negocio. Descansar es hacerte un café y sentarte en la terraza a no hacer nada durante 20 minutos. Ya harás las tareas de casa por la tarde o te las apañarás para concentrar la mayor parte en el fin de semana.
Al principio es complicado no fregar los platos en los descansos o resistir la tentación de trabajar mientras tienes la tele de fondo, pero es fundamental marcar bien los límites para poder llevar a cabo tu proyecto a largo plazo. Dejar que tu vida profesional y personal se entremezclen te afectará enormemente, ya que ni trabajarás al 100% ni descansarás al 100%. Las primeras semanas no será fácil establecer esa separación, pero no descuides este aspecto.
3. Céntrate en lo realmente importante
Llegados a este punto me gustaría plantearte una pregunta. ¿Cuál dirías que es el factor más importante para que un negocio funcione?
Yo siempre pensé que la clave era tener un buen producto. Que el que tuviera la mejor oferta se llevaría la palma. Pero un poco de reflexión me llevó a darme cuenta de que Ryanair, Mc Donalds o Primark no tienen los mejores productos de su categoría, y sin embargo funcionan mejor que la mayoría de sus competidores.
La clave de un negocio es VENDER, VENDER Y VENDER. No hay más.
Tienes que ser el mejor en vender tus servicios y, para ello, hay que practicar mucho. Pasarte una semana diseñando un logo bonito, tarjetas de visita molonas o decorando tu oficina con un toque minimalista no va a hacer que lleguen los clientes encantados y deseosos de soltar la pasta.
Supongamos que quieres vender tu guía en PDF “Iniciación a la escalada”. ¿Te imaginas a alguien diciendo lo siguiente?
“¡Vaya! En cuanto vi que tu web usa Arial en lugar de Times New Roman, supe que tu guía sería todo lo que necesito para aprender a escalar”.
Es ridículo, ¿verdad? Una vez que tienes un diseño agradable para tu web, currículum, tarjeta o cualquier otro elemento visual que quieras utilizar, no vale la pena perder el tiempo para elegir el mejor tono de azul o decidir si el subtítulo irá en cursiva o no. Si tienes 5 visitas al día, mejor dedícate a convertirlas en 500. Los que compren no lo harán basándose en el interlineado ni en si el menú está en la barra lateral o en la superior.
Cuando yo dejé de cambiar los colorines de mi currículum y de darle mil vueltas al diseño de mi perfil profesional en los distintos portales de traducción para centrarme en vender, el negocio despegó.
La regla que establecí fue la siguiente:
“Dedica al menos 6 horas al día a las actividades que generen ventas de manera directa y solo una o dos a los aspectos secundarios del negocio.”
Cuando decidí que lo primero que haría cada día sería enviar al menos 5 CV o responder a 5 ofertas, el plan empezó a tornarse realidad.
Tras las primeras semanas en las que envié cerca de 150 ofertas a clientes potenciales, en abril de 2012 tuve mi primer mes con sueldo decente: 2055€ con 25 años, trabajando desde casa en lo que me gusta, con mi horario y viviendo donde me parecía.
Los meses siguientes seguí aplicando mi regla de los 5 CV, hasta que llegó un punto en el que tuve que parar porque el volumen de traducciones que me llegaba no me lo permitía. Fui progresando paulatinamente y al final de año hice cuentas. Mi objetivo era una media de 1500€ en cinco meses y había ganado 2490€.
Aunque no era mi caso, sé que hay mucha gente que teme contactar a los clientes directamente por miedo al rechazo. Si esto te ocurre, míralo del siguiente modo: fracasar te hará triunfar.
Desde que me propuse llegar a 1500€ al mes en 2012 hasta hoy, he enviado como mínimo mi currículum a 1000 clientes potenciales. Algunos vienen, algunos se van, otros hacen encargos no recurrentes… Por simplificar, se podría decir que tengo unos 7 clientes habituales.
Si divides 7 entre 1000, verás que mi tasa de fracasos es del 99,3%. Vaya pringado, ¿eh?
Dicen que Edison inventó la bombilla tras 1000 intentos, así que su tasa es todavía peor que la mía, del 99,9%. Fracasa todo lo que puedas. Es la única manera de tener éxito en cualquier cosa, sin importar si esa cosa es ser freelance, crear una empresa online fuera de España o intentar conseguir ese trabajo al lado de tu casa si lo prefieres. Aquí no hay otra opción más que fracasar y volver a intentarlo.
Conozco a mucha gente que acaba la carrera, entra en un portal de empleo, envía su candidatura a cinco o seis ofertas y, cuando le llaman de la primera, acepta. Esa empresa acaba de decidir dónde va a vivir, cuál va a ser su horario, cuál va a ser su sueldo, qué tareas va a desempeñar y cuántas vacaciones va a tener. Esa gente no ha fracasado nunca. ¡Qué pena!
¿Estás dispuesto a pagar el precio?
Todos queremos un Lamborghini, pero muy pocos están dispuestos a pagar lo que vale. ¿Te has parado alguna vez a pensar cuál es el precio de ganarte la vida con tu negocio en línea?
Si quieres trabajar por Internet, ya sea como traductor, con un blog, con una tienda electrónica o de cualquier otro modo, hay dos costes esenciales que tendrás que afrontar y que debes tener en cuenta antes de lanzarte a la piscina.
La libertad
¿Qué? ¿Qué la libertad es parte del precio a pagar en lugar de ser parte de la recompensa?
La libertad es parte de la recompensa, sí, pero me temo que su lado oscuro forma parte del precio. Uno no se da cuenta de lo duro que es psicológicamente ser libre hasta que lo consigue, pero es fundamental que consideres este factor para saber si te compensa el trabajar por tu cuenta en Internet.
Ser libre laboralmente implica tomar decisiones:
- Decidir si te coges una semana o un mes de vacaciones. Cuantas más te tomes, menos dinero ganarás.
- Decidir si rebajas tus tarifas para aceptar más trabajo o si las subes para descartar a los clientes morralla y quedarte con los mejores aunque a corto plazo lo puedas pasar mal.
- Decidir si madrugas o si te quedas en la cama un poquito más.
- Decidir centrarte en tu negocio principal o darle más importancia a esa segunda idea que no acaba de cuajar.
Las elecciones se plantean constantemente. Me he tirado muchas noches sin dormir pensando en mi estrategia, y te garantizo que cualquier persona que tenga su propio negocio también. Ser libre da miedo porque la puedes pifiar y porque el responsable serás solo tú.
Tengo una amiga que trabaja en una tienda de electrónica a tiempo completo y cobra 700€. Ella no es libre. Otra persona ha decidido su horario, su sueldo, cuándo libra, qué productos vende, qué precio tienen los productos, a qué fabricantes les encargan la mercancía, cuántas vacaciones tiene… Y se queja, porque cobra poco. Sin embargo, estoy seguro de que no querría cambiar su situación porque es muy cómodo que otro decida por ti. Te imponen unas condiciones y tú ya amoldas tu vida a eso.
Imagínate que mañana le dicen lo siguiente a mi amiga: vas a cobrar tres veces más, pero tú lo vas a decidir todo, eres la encargada.
- Tú decides si le damos prioridad a los smartphones de Apple, a los de Samsung o a los teléfonos chinos barateros.
- Tú decides el precio de cada producto y dónde se coloca en la tienda.
- Tú decides qué campaña hacemos en Navidad y cuándo la empezamos.
- Tú decides el sueldo de cada empleado y estableces sus turnos y horarios.
Sólo hay un ‘pero’: si las cosas salen mal y las ventas caen, te tenemos que echar y poner a otro.
¿Qué crees que va a elegir?
La mayoría de la gente se echaría para atrás, no están dispuestos a pagar el precio.
Que tu vida dependa de ti es una responsabilidad enorme. Es más cómodo que el jefe decida lo que se hace en la empresa, aunque no te des cuenta de que tu futuro y el de tu familia dependen del buen juicio de otro.
Un sueldo inestable
No sé cuánto voy a acabar ganando este mes, ni el que viene, ni el siguiente. ¿Estás dispuesto a no conocer tu sueldo?
Hay gente que no puede entender por qué afirmo que es más seguro tener un sueldo inestable que un sueldo fijo. Si eres una de estas personas, debes plantearte este factor si realmente quieres tener tu propio negocio.
Un sueldo inestable aporta seguridad. La clave está en entender que seguridad y estabilidad no son lo mismo.
Si eres empleado, tienes un único cliente, que es tu empresa. En cuanto te despidan ganarás cero patatero de la noche a la mañana. Sin embargo, si tienes varios clientes puedes perder a uno o a dos, pero podrás seguir comiendo.
En esta crisis he visto cómo amigos con un sueldo estable pasaban rápidamente a tener otro sueldo estable. Ganaban 1000€, luego 1000€, luego 1000€… y al mes siguiente pasaban a ganar 0€, luego 0€, luego 0€.
Mientras tanto, mi sueldo oscilaba mes a mes dentro de un rango que me permitía vivir sin preocupaciones incluso en los meses malos.
Otra característica que hace que un negocio online sean mucho más seguro que un empleo tradicional es que trabajar por Internet proporciona una diversidad geográfica brutal.
El primer mes que tuve buenos resultados, la procedencia de mis clientes fue la siguiente:
2 de Estados Unidos
1 de Israel
1 de Reino Unido
1 de Alemania
1 de Taiwán
¿Te das cuenta de la gran ventaja que esto supone? Mientras muchos sufrían la crisis, a mí los problemas nacionales o incluso continentales no me afectaban. ¿Que aquí nadie está dispuesto a pagar precios decentes? No hay problema, busco clientes en otro lado. En Internet Nueva Zelanda está igual de cerca que Villarriba.
Conclusión
Aunque cada negocio tiene sus propias dificultades, la gran mayoría de ellas se engloba dentro de alguna de las tres categorías anteriores. Cuando ignores el qué dirán, evites las distracciones y te centres en vender, no pasarán más de 6 meses antes de que empieces a tener resultados mucho mejores de los que esperabas.
En el caso de la traducción online, todavía no conozco a nadie que, después de intentar buscar clientes por Internet 6-8 horas al día durante 6 meses, no supere el salario medio de su país. Y apuesto a que tú tampoco conoces casos similares en tu sector.
Permíteme darte además un consejo complementario. Pase lo que pase, tanto si tu negocio despega como si fracasa, nunca dejes de formarte. La educación es tu mejor inversión. Gracias a formarme en bolsa y mercados financieros un par de años después de acabar la carrera de traducción, aprendí a invertir mis ahorros en buenas empresas y pude especializarme en la traducción de textos financieros, que se cobran mucho mejor que los generales. Ahora tengo clientes que están encantados de pagarme hasta un 80% más de lo que cobraba hace un par de años.
Posteriormente empecé a publicar artículos de inversión en Inbestia y en mi propio blog, lo que me ha hecho ganar muchos proyectos. Cuando un nuevo cliente busca a un traductor especializado en finanzas e inversión, solo tengo que enviarle mi CV y un par de artículos que haya escrito sobre la materia para asegurarme de que me elige a mí. Aunque escribir artículos no me reporta un beneficio directo, indirectamente me hace ganar muchos proyectos bien pagados, y ello no sería posible si hubiese dejado de formarme al acabar la carrera.
En resumen: trabajar por Internet de lo que te apasiona no es tan difícil de alcanzar, y la recompensa vale muchísimo la pena. A mí me ha permitido vivir largas temporadas en cinco países, cambiar mis horarios a mi antojo y tomarme vacaciones cuando más me convenía. Cuando lo pruebes no querrás volver atrás, pero recuerda que, como todo en la vida, tiene un precio. ¿Estás dispuesto a pagarlo?
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Espero que mis ideas te hayan aportado una visión distinta a la clásica opinión sobre lo que entraña trabajar por cuenta propia, y que te ayuden a no tener miedo para lanzarte a la piscina. Si te gustaría seguir hablando, si tienes cualquier duda o si quieres comentarme lo que sea, te espero en los comentarios, donde responderé encantado. ¡Un abrazo!