Esto es un post invitado de Guillermo Nevot de sohrabteam.com
En su último artículo, Ángel hablaba de la importancia de aprovechar tus años en la universidad para divertirte y vivir experiencias que te vayan preparando para lo que viene después.
Una de sus recomendaciones era el irse a estudiar un año en el extranjero, porque cumple ambas funciones, y la verdad es que podría estar más de acuerdo con él.
Viajar es una de las mejores formas que conozco de pasártelo bien, y al mismo tiempo aprender a valerte por ti mismo, crecer como persona y desarrollar tu espabilismo.
El problema es que viajar cuesta pasta, y cuando eres estudiante el dinero no suele ser el recurso más abundante. Por eso, la mayoría de jóvenes se limitan a irse de Erasmus o de Séneca porque el estado les paga una parte de su estancia y sus padres suelen estar dispuestos a cubrir el resto.
Creo que es una pena que por falta de dinero renunciemos a una actividad tan útil y enriquecedora como viajar. Afortunadamente, existen formas de conocer otras ciudades y países gratis o con poco dinero mientras estás en el instituto, en la universidad e incluso después de haberte graduado.
Mis amigos y yo hemos viajado varias veces de esta manera, y gracias a eso hemos podido vivir algunas de las mejores experiencias de nuestras vidas sin tener que rascarnos el bolsillo.
Como quiero que tú también puedas disfrutar de estas oportunidades, en este post voy a compartir contigo tres de esas formas de viajar gratis o con poco dinero cuando eres estudiante. Espero que te sean útiles y que, después de leerme, tu economía deje de ser un obstáculo a la hora de hacer el viaje de tus sueños 🙂
1. Becas de viaje
Las becas de viaje son subvenciones que dan entidades públicas o privadas para que tengas la oportunidad de hacer un viaje. Casi siempre buscan promover el intercambio cultural o el fomento de valores como la solidaridad y, aunque no se suele poder elegir destino, son programas que te costean la mayoría de los gastos.
Muchos jóvenes no se molestan en pedir este tipo de becas porque creen que sus notas no son lo suficientemente buenas, que hay millones de candidatos mejores que ellos y que es imposible que les seleccionen, pero están muy equivocados.
No voy a decir que sea fácil que te den una beca, pero hay que tener claras dos cosas sobre ellas:
- Si nunca lo intentas, nunca te la darán. Obtener una beca es difícil, pero más difícil es obtenerla si nunca la has solicitado. El primer paso para obtener una beca es pedirla y mandar los documentos que hagan falta. Hay becas como la de Ruta 7, de la cual hablaremos más adelante, que incluso premian a aquellos que se presentan más de una vez porque eso demuestra interés.
- No todas las becas requieren tener buenas notas. Las notas no son el único requisito para acceder a una beca, sobre todo en este tipo de becas. Como te explicaré más adelante, existen otros muchos criterios de selección, desde hacer un relato literario a realizar un trabajo de investigación.
Como un ejemplo vale más que mil palabras, quiero contarte mi experiencia en dos de estas becas de viaje y hablarte de algunas más que quizá podrían interesarte.
Ruta Quetzal: Un viaje inolvidable por España e Hispanoamérica
La Ruta Quetzal es un programa que empezó a petición expresa del antiguo rey Juan Carlos I, que quería crear un programa que acercase de alguna manera a los jóvenes españoles e iberoamericanos. Le encomendó la tarea a Miguel de la Quadra-Salcedo, uno de los mejores reporteros de la historia del periodismo español, quien creó esta iniciativa que tiene ya más de 30 años y que ha cambiado la vida a un montón de personas.
La ruta Quetzal consiste en un viaje con tienda y saco de dormir que recorre España y un país iberoamericano, distinto cada año, durante aproximadamente 30 días (la mitad en España y la otra mitad en el país iberoamericano). En él se reúnen de 180 a 300 jóvenes (dependiendo de la edición) que proceden de España y de casi todos los países hispanoamericanos. Todo el viaje y casi todo el material están incluidos en esta beca.
Yo tuve la oportunidad de ser uno de los “expedicionarios”, como se llama a los participantes de la ruta, y en 2015 fui uno de los afortunados de hacer el camino de Santiago durante la parte española y de recorrerme casi toda Colombia, desde Cartagena de Indias hasta Bogotá.
Pero antes de contarte las maravillas de mi viaje, te voy a contar cómo conseguí entrar.
El viaje está dirigido a jóvenes de entre 18 y 19 años, es decir, estudiantes que estén cursando 2º de bachiller o el primer año de un grado universitario, y la selección consta de tres partes:
- 60% de la nota de un trabajo. Hay diversas modalidades que varían con los años. Casi siempre suelen ser proyectos como componer una canción, escribir un relato, realizar un trabajo de investigación o hacer una obra artística. La organización propone 3 temas relacionados con el viaje y tu adaptas tu trabajo a ellos. En mi caso, como el viaje era a Colombia, uno de los temas era sobre el Realismo Mágico de Gabriel García Márquez, uno de mis escritores favoritos. Escogí la modalidad de relato, porque siempre me ha gustado escribir, e hice una historia basándome en todo lo que había leído sobre Márquez, tratando de aportar mi pequeño granito de arena. La verdad es que me gustó mucho como me quedó y, aunque no me hubieran cogido, ya me sentía orgulloso de lo que había sido capaz de escribir.
- 20% la nota de un proyecto de emprendimiento social. Para participar, te pedían que elaboraras un proyecto de emprendimiento que solucionara algún problema de tu entorno. Yo ideé una aplicación que trataba de acercar el conocimiento a todo el mundo, algo así como una universidad online en la que cualquiera podía aportar sus conocimientos para compartirlos con el resto. También presentaron otras ideas muy chulas, como una que consistía en acercar el voluntariado a la escuela o una aplicación para avisar a la gente con alergias de si el restaurante al que iban a ir tenía comida adaptada para ellos.
- 20% de la nota académica del curso anterior. No te voy a engañar: aquí te pedían nota, pero sólo contaba un quinto de la nota final. Si hacías un buen trabajo no hacía falta que tuvieses un 10 de media para entrar.
¿Tienes más de 19 años? No te preocupes. Para el viaje también se necesitan alrededor de 20 monitores para realizar las labores de organización dentro del campamento. Es una oportunidad de acceder al viaje de forma distinta, pasándoselo igual de bien que los expedicionarios, y los únicos requisitos obligatorios son tener un título universitario, el curso de socorrismo acuático y superar un fin de semana lleno de pruebas físicas.
Una vez enviado el trabajo, me tocó esperar a las listas de seleccionados. ¡Qué sorpresa cuando vi mi nombre entre los escogidos! Llamé a mi madre corriendo y le anuncié que me iba a Colombia a dormir en tienda de campaña.
El viaje estuvo lleno de experiencias inolvidables. En España, cada pueblo y ciudad que visitamos durante el camino, nos recibía con los brazos abiertos. Los alcaldes nos daban un discurso de bienvenida y nos anunciaban todas las actividades que habían preparado para nosotros. En un pueblo, nos sirvieron unas lentejas con chorizo hechas en una olla gigante que estaban… deliciosas. También venían orquestas a celebrar nuestra llegada y no podíamos parar de bailar.
En Colombia, la Ruta también estuvo llena de experiencias. Fuimos desde Cartagena de Indias hasta la capital, Bogotá, y en el camino visitamos lugares mágicos como el Parque Nacional de Tayrona donde montamos el campamento en la playa y dormimos bajo un cielo plagado de estrellas. También pudimos dormir en La Quinta de San Pedro Alejandrino, la hacienda en la que murió Simón Bolívar el Libertador, rodeados de iguanas que se nos meaban encima de las tiendas.
Nos metimos de lleno en cada pueblo que visitamos, conversando con todo el mundo. Las tiendas estaban llenas de bolsas y hamacas hechas a mano, y era imposible no querer llevárselas todas a casa para recordar el viaje.
También allí nos recibían personalidades importantes del país, que nos habría sido imposible conocer si no hubiésemos ido como expedicionarios de la ruta. Entre los más importantes estuvieron el hermano de Gabriel García Márquez, que nos habló de cómo era Gabo cuando era niño, y el presidente Juan Manuel Santos, conocido por los tratados de paz que han acabado con las guerrillas internas del país.
Si te soy sincero, podría estar horas y horas hablando de este viaje. Además, no fueron sólo los lugares que pudimos visitar, sino con quién los visité. Los expedicionarios son gente increíble. Muchas de las conversaciones que tuve allí, mientras hacíamos senderismo o antes de meternos en la tienda a dormir, cambiaron mi forma de pensar completamente. Todavía sigo hablando con muchos amigos que hice allí e incluso he vuelto a ver a muchos de los españoles. Si mereció la pena de verdad el viaje fue por las personas que conocí allí.
Bueno, ¿qué te ha parecido el primer ejemplo? ¿Te animas a participar? 🙂
Ahora mismo las próximas ediciones están un poco en el aire, porque su patrocinador principal ha retirado su inversión. Sin embargo, desde los responsables de la organización han asegurado que no van a dejar que el programa desaparezca. Tal vez no para este año, pero afirman que para dentro de dos años esperan anunciar una nueva edición de la Ruta Quetzal.
Ruta 7: Recorriendo las Islas Canarias
Esta beca de viaje también tiene muy buena pinta, y está dirigida a estudiantes universitarios, tanto de grado, como de máster y doctorado. Para participar lo único que hay que hacer es rellenar un cuestionario con preguntas sobre cuál es tu forma de pensar y enviar un video de no más de un minuto presentándote. Si pasas esta primera prueba, accedes a “la gran final”, que es un fin de semana de selección en Gran Canaria donde finalmente se decide si vas al viaje o no.
El viaje consiste en recorrer las siete islas Canarias dejando una huella positiva, es decir, de alguna manera mejorar cada lugar por el que pasas. Además, Ruta 7 se basa en la filosofía del trueque: intercambiar ayuda por ayuda. Los ruteros ofrecen colaborar con la comunidad, por ejemplo, plantando árboles, y el pueblo, a cambio, les cede comida y alojamiento u otros recursos que necesiten. El objetivo es recorrer las 7 islas del archipiélago canario ayudando a las comunidades, al mismo tiempo que vives una aventura que te transforma en una persona totalmente distinta.
Ruta 7 dura aproximadamente un mes, suele coincidir con el mes de agosto e incluye casi toda la estancia en las islas (alojamiento y comidas). Sólo tienes que pagar una cantidad simbólica de alrededor de 200€-300€ por tu manutención. También corren a tu cargo los vuelos para llegar hasta allí y para volver a casa, pero te avisan de todas las fechas con antelación para que puedas conseguir los billetes lo más barato posible.
Desgraciadamente, yo no tuve la suerte de ser seleccionado, pero sí que fui escogido para la gran final. De hecho, mandé el cuestionario y el video pocas horas antes de que se cerrara el plazo, y me sorprendió que me escogieran. Vi la beca tarde y casi no tuve tiempo de prepararlo todo como a mí me hubiese gustado.
La gran final tiene lugar en abril y te costean tu estancia allí, pero tú tienes que pagar los vuelos. En mi caso, consistió en un fin de semana de cuatro días, porque coincidió con un puente, en el que hicimos de todo. Estuvimos en un pueblo de la isla donde pudimos sanear un huerto que habían plantado ruteros del año anterior. Recorrimos un cañón, el Guiniguada, que pasa por el centro mismo de Gran Canaria.
Aquí también tuve la oportunidad de conocer a un montón de personas increíbles. Cada uno aportaba su granito de arena a las dinámicas de grupo que nos prepararon: hicimos teatro, juegos…
En una de las dinámicas, tuvimos que montar un teatro sobre qué haríamos frente a problemas que nos podíamos encontrar en el viaje real. Uno de los problemas era que no hubiera agua para ducharnos. El grupo que lo hacía preparó un musical desternillante en el que cantaban bajo una ducha sin agua. ¡Qué risas!
A la vez que viajas, aquí también tienes la oportunidad de conocer gente implicada con la sociedad, con un espíritu por ayudar a los demás. Me llevé muy buenas amistades de este viaje. Todavía sigo en contacto con algunas. Incluso uno de esos amigos ruteros me acogió en Madrid unos días durante el verano. Fue genial visitarle y recordar juntos todo lo que habíamos vivido en solo un fin de semana.
Si quieres participar, tanto el video como el formulario se presentan en la página web oficial de Ruta 7. Para ello, debes registrarte en la página y obtener tu número de participante con el cual accederás para poder realizar todos los trámites. Las fechas para presentarte suelen rondar los meses de febrero o marzo, pero te recomiendo que de vez en cuando mires la página para estar al día de cuándo se abre exactamente la convocatoria.
¿Mi consejo para conseguir la beca? Que seas tú mismo. En Ruta 7 buscan que de algún modo tanto tú como tus compañeros aportéis algo para hacer del viaje una experiencia inolvidable. En mi opinión, la mejor manera para mostrar aquello con lo que puedes contribuir es comportarte igual que si estuvieras con tus amigos. Seguro que hay algo que te hace especial frente al resto. De todas formas, como ellos mismos dicen: no hay ganadores ni perdedores, sino que los seleccionados son una de las miles de combinaciones posibles que podrían escoger.
Si no te seleccionan, sigue intentándolo. El hecho de que vuelvas a participar demuestra un interés que los jueces valoran positivamente para seleccionarte en futuras ediciones.
Becas de viaje de la Fundación Schwarzkopf: Viaja e investiga en Alemania
Como he comentado al principio del artículo, una desventaja que tienen algunas becas es que no puedes elegir el destino de tu viaje. Ese es el caso de las becas de la Fundación Schwarzkopf, que sólo te permiten ir a Alemania. Sin embargo, tú decides el itinerario dentro del país. Además, la fundación te da 550€ para que cubras tus gastos.
Esta beca va dirigida a jóvenes de entre 18 y 26 años, y para conseguirla tienes que proponer un proyecto de investigación que llevar a cabo en Alemania. La única pega es que debe ser en inglés o en alemán, por lo que necesitas dominar uno de estos dos idiomas para poder participar.
Suena difícil, pero puede ser una experiencia muy interesante teniendo en cuenta el premio que puedes conseguir a cambio.
Si entras en la página web encontrarás una infinidad de proyectos que ya han llevado a cabo otros jóvenes europeos.
Por ejemplo, una chica llamada Sylwia Wodzińska decidió investigar sobre la población judía en Alemania que provenía desde Israel. Quería averiguar de primera mano por qué aquellos judíos habían vuelto a Alemania para volver a sus raíces o más bien por qué querían salir de Israel. Durante su viaje, buscó en Berlín y en Hamburgo a muchos de los judíos que volvieron para preguntarles qué les motivo a volver a Alemania. Si quieres saber más, puedes leerte el informe completo que hizo Sylwia sobre su investigación.
Otro ejemplo es el de Tomsz Lato, que decidió investigar sobre las fronteras dentro de la Unión Europea. Tras 30 años del tratado de Schengen, donde se pactó la libre circulación dentro de la Unión, Tomsz quería investigar sobre el tránsito entre las ciudades fronterizas. Gracias a la beca, se recorrió las fronteras alemanas con Polonia, Suiza, Francia y Austria para analizar el urbanismo, el transporte público y los eventos culturales que hay en este tipo de ciudades en ese país. Yo he echado un vistazo a su informe y la verdad, parece bastante interesante.
Puede ser muy gratificante viajar a la vez que, con la excusa de la investigación, aprovechas para conocer mejor Alemania. Nunca se sabe: a lo mejor gracias al proyecto llegas a conocer lugares y personas que nunca podrías haber conocido en un viaje normal allí.
Si te interesan las becas de la Fundación Schwarzkopf, aquí tienes los términos y condiciones.
El proyecto se presenta a través de un correo o un email a la fundación, y hay dos convocatorias: una termina el 1 de marzo y otra el 1 de septiembre. El proceso empieza en fechas diferentes dependiendo del año, pero esos son siempre los últimos días para entregarlos. Los seleccionados se anuncian dos semanas después del fin del plazo.
¡Mucha suerte!
Cómo encontrar más becas de viajes
Si estas becas no te convencen, siempre puedes buscar otras opciones que se adapten mejor a ti.
Para hacerlo, te recomiendo una de las mejores páginas de Facebook que he visto nunca: Locos por las becas. En esta página, además de publicar bromas sobre becarios, informan de las becas que van saliendo a lo largo del año. No todas son para viajar, pero puedes encontrar estancias de todo tipo en el extranjero. Yo intento estar al día de las becas que van publicando y la verdad es que tienen material muy interesante.
Además de “Locos por las becas”, otra manera de encontrar becas hechas para ti que muy poca gente utiliza es buscar en Google. Simplemente busca una actividad que te interese y añádele la palabra “becas”. A mí, por ejemplo, me gustaría aprender a meditar, así que un día puse en Google “becas de meditación” y me apareció una beca para pasar un mes en un monasterio de Tailandia con todos los gastos pagados para aprender a meditar. Si yo encontré eso de casualidad, merece la pena que busques tú también aquello que te interese.
Por último, estate siempre atento a cualquier oportunidad que pueda surgir, ya sea por Facebook o por recomendación de algún amigo. Además, conforme más becas te apuntes, conocerás a más gente a la que le encanta participar en programas como estos. Yo ya tengo amigos que cada vez que encuentran una beca que creen que me puede gustar me mandan el link por WhatsApp para que le eche un vistazo. ¡Un lujazo!
2. Voluntariados
Ayudar a los demás te puede ayudar a ti a viajar más barato.
Ese es el caso de los voluntariados, en los que tú te ofreces a realizar un servicio para una organización, y ellos a cambio te costean la estancia allí donde vas. Es una relación en la que las dos partes salís ganando y conseguís beneficios. Lo que comúnmente se conoce como un win–win.
En mi opinión, la mejor ventaja de este tipo de viajes, aparte de que reduces tus gastos, es que conoces de primera mano el lugar a donde vas. Gracias a la ayuda que aportas, te sumerges totalmente en la vida cotidiana de tus anfitriones, luchas contra los problemas cotidianos que ellos tienen y estableces lazos que sólo se consiguen cuando cooperas mano a mano con alguien.
Además, hay voluntariados por casi todo el mundo. Todo depende de lo lejos que te quieras ir, ya que el desplazamiento corre a tu cargo. Puedes ir a lugares como la India o Sudamérica, o a cualquier país de Europa, pero también puedes mirar en pueblos cercanos a tu localidad, que seguro que necesitan ayuda para algún proyecto.
Si piensas que no tienes nada que aportar, estás muy equivocado. ¡Siempre hay algo con lo que colaborar! Existen voluntariados que buscan profesores para enseñar a niños, otros que buscan gente para ayudar a recoger castañas (sí, no es broma; una amiga estuvo un mes en Italia recogiendo castañas), y también los hay que ofrecen plazas como albañil para reconstruir pueblos abandonados. La variedad es gigantesca, y sólo tienes que buscar el voluntariado que más encaje con tus habilidades y tus intereses.
Alberto, aprendiz de carpintero en Bruselas
Un amigo mío, Alberto, está estudiando telecomunicaciones en Madrid, pero el verano pasado decidió embarcarse en una aventura: convertirse en aprendiz de carpintero.
Sus principales objetivos eran aprender inglés y conocer Bélgica, así que decidió hacer un voluntariado con un carpintero belga que hacía muebles a medida. Durante 15 días vivió con su anfitrión en un pequeño pueblo belga ayudándole con los encargos, cortando madera o pintando su habitación, entre otros trabajillos.
Y como los fines de semana los tenía libres, aprovechó y se cogió un autobús para visitar Bruselas, otro para ver Brujas e incluso se fue unos días a Alemania a ver a su novia, que estaba trabajando allí.
La familia le trató como a un hijo más. De hecho, algunas tardes incluso saltaba con los niños en la cama elástica del jardín. También le dejaron una bicicleta para que la usara cuando quisiera y le abrieron las puertas de su casa como si fuera uno más. ¡Incluso le ofrecieron que su novia fuera a pasar unos días con ellos! Como ves, Alberto agradeció un montón como le trataron y seguro que la familia belga también se lo pasó genial teniéndole en casa.
Si le preguntas a Alberto sobre la experiencia, lo primero que notarás es lo orgulloso que está de haber hecho ese viaje. Me contó que al principio tenía miedo porque no conocía a nadie en Bélgica e iba a un pueblo pequeño donde no sabía ni si habría conexión a internet. Al final, en cambio, los quince días se le hicieron cortos, y ya está deseando repetir una experiencia como esa. Como ves, los voluntariados enganchan.
Elena, profesora en Guatemala
Elena es otra amiga de Barcelona que este verano se ha ido a Guatemala. Contactó con una ONG que opera allí, NPH, y le ofrecieron un voluntariado de 15 días para ayudar en una escuela por el que pagó un precio casi simbólico.
El primer fin de semana que estuvo allí rotó por algunos de los puestos que había para ayudar: cuidadora de niños discapacitados, ayudante de talleres de panadería o mecánica, profesora de niños pequeños… Había un montón de opciones para elegir, y al final escogió el de profesora para niños de 4 a 9 años.
Desde el primer día estuvo encantada. Los niños provenían de familias conflictivas y a Elena se le partía el corazón cada que vez que hablaba con ellos. De hecho, cuando los voluntarios contaban alguna historia sobre sus padres o hermanos, los chicos se sorprendían de que pudieran existir familias así. Dice que eso es lo que más le gustó del voluntariado, mostrarles a los niños otras formas de ver y entender el mundo.
Con una niña tuvo especial conexión y se entendió con ella desde el principio. Le cogió tanto cariño, que cuando volvió a España decidió apadrinarla y seguir ayudándola desde su casa.
Además, no solo disfrutó con el trabajo en la escuela. Ya que estaban allí, la gente de la escuela la llevó a ver Guatemala, y pudo visitar un montón de cosas, entre ellas el famoso Lago de Atitlán y las poblaciones que lo rodean.
Elena volvió encantada y estoy seguro que de que repetiría cien mil veces una experiencia así.
Cómo encontrar voluntariados
Si tras leer las experiencias de Elena y Alberto te ha picado el gusanillo de los voluntariados, aquí tienes un par de sitios donde puedes buscar el que más se adapte a tus necesidades:
- Servicio de Voluntariado Europeo. Aquí puedes encontrar voluntariados financiados por la Comisión Europea. Suelen tener una duración larga, pero te costean incluso el desplazamiento
- Workaway. Es una página web donde los anfitriones pueden colgar la ayuda que necesitan y tú escoges a dónde ir y en qué ayudar. Alberto encontró su voluntariado en Bélgica gracias a esta página
- Oficinas de juventud. Cada comunidad autónoma tiene oficinas que asesoran a los jóvenes en temas de voluntariado, e incluso ofrecen plazas en la propia comunidad o en el extranjero
- Al igual que te propongo buscar becas de viaje por Internet, Google es una herramienta que también te servirá para buscar voluntariados. Teclea el sitio donde quieres ir acompañado de la palabra “voluntariado” y seguro que encuentras algo interesante 🙂
3. Viajes patrocinados
Si las becas o los voluntariados no son lo tuyo, te presento otra forma de viajar gratis o con poco dinero: los viajes patrocinados.
En un viaje patrocinado tú eres el que fija el itinerario y decide las fechas.
Lo único que tienes que hacer es encontrar a alguien que quiera financiar tu aventura, es decir, a alguien que quiera darte dinero para que tú te vayas de viaje.
Aunque pueda sonar un poco fantasioso, no lo es en absoluto. Mucha gente consigue viajar de esta forma gracias a que planean rutas con un objetivo concreto: colaborar con una buena causa, realizar un reto imposible o cualquier otro elemento que diferencie tu viaje del resto.
El truco esta en aprovechar esa diferenciar para promocionar tu viaje como algo en lo que merece la pena invertir.
The Water Van Project: Un viaje por el agua potable
Si crees que lo que te acabo de contar es imposible, te recomiendo que eches un vistazo a la página web de The water van project.
Estos cuatro jóvenes de Zaragoza se inventaron una aventura increíble: recorrer América Latina con una autocaravana repartiendo filtros de agua potable en aquellos pueblos que más lo necesitan. Pero lo mejor de todo no es el viaje, sino los más de 42.000€ que consiguieron para llevarlo a cabo.
Simplemente tuvieron una idea diferente para viajar. Una iniciativa que llamaba la atención sobre las demás y que además tenía un fin solidario muy llamativo.
Apoyándose en eso, contactaron con empresas y entidades para pedirles que les apoyasen económicamente a cambio de hacerles publicidad durante su viaje. Algunas entidades tan importantes como la Obra Social ‘La Caixa' decidieron ayudarles, lo que demuestra que sólo hace falta un buen proyecto para conseguir financiación.
Pero la cosa no termina ahí. Estos chavales de Zaragoza no sólo buscaron dinero mediante patrocinadores, sino que también pidieron a la gente que comprase los filtros potabilizadores que luego ellos mismos llevarían a Sudamérica. A través de una plataforma de crowdfunding consiguieron recaudar una gran cantidad de dinero, que sumada a la de los patrocinadores, les ayudó a cumplir su sueño.
Camino sin Límites y Bikecanine
Si todavía no estás convencido de que puedes montarte un viaje y que te lo financien los demás, aquí te traigo dos historias excelentes de lectores de Vivir al Máximo.
Oliver y Juan Luis son hermanos. Juan Luis es discapacitado y va en silla de ruedas, pero eso no le impide querer seguir viajando. Juntos han creado el proyecto Camino sin Límites, que consiste en recorrer los casi 800km que separan Roncesvalles de Santiago de Compostela con la silla de ruedas de Juan Luis, superando todos los obstáculos que se encuentren, ya que el Camino de Santiago tiene partes poco accesibles para Juan Luis. Para financiarse han montado una campaña de Crowdfunding en la que regalan todo tipo de merchandising a quienes les ayuden: tazas, camisetas… También piden cartas de apoyo y ánimos para la aventura. Todo lo recaudado lo donarán a la Asociación Accesibilidad para Todos “La Ciudad Accesible”, de la que Juan Luis es miembro, que lucha por los derechos de las personas con discapacidad para crear una sociedad más justa. Van en serio con su aventura y estoy seguro de que será todo un éxito.
Pablo Calvo y su perra Hippie forman Bikecanine. Juntos realizan largos viajes en bicicleta para recaudar fondos o concienciar sobre causas solidarias, como la lucha contra el cáncer de mama. Pablo se define a sí mismo como un hombre que ha dejado su trabajo y una vida estable para vivir recorriendo el mundo con su perra. De momento, ya hecho un montón de viajes en bici, como recorrerse en bicicleta toda Europa desde Gijón hasta Cabo Norte, Noruega. Si quieres saber más sobre su aventura, está a punto de lanzar un libro en el que cuenta su viaje más increíble y que puedes encargar ya.
Sohrab Team: Mi experiencia con los viajes patrocinados
Para terminar de demostrarte que yo también creo que es posible viajar de esta forma, te voy a contar el proyecto que estoy llevando a cabo en estos momentos: Sohrab Team.
Sohrab Team es un equipo compuesto por dos personas, mi amigo Nicolás y yo. Juntos queremos apuntarnos a un rally por el desierto de Marruecos en febrero de 2017. Sin embargo, este rally es un tanto peculiar:
- No importa llegar primero. Lo importante es llevar más de 30kg de material humanitario para las aldeas pobres de la región
- Sólo pueden participar coches de más de 20 años. Los coches nuevos tienen demasiados elementos electrónicos imposibles de arreglar en el desierto así que desde la organización piden que el coche sea antiguo para no tener ese obstáculo
- No está permitido usar GPS. Sólo se pueden utilizar mapa y brújula
Como ves, una locura de viaje. Nos gusta no sólo por la aventura en sí, sino porque a la vez podemos aportar nuestro granito de arena para apoyar a las comunidades pobres de Marruecos. Además, nos hemos convencido de que podemos hacerlo, y estamos buscando toda la ayuda posible para llevar a cabo este viaje.
Desgraciadamente, la cruda realidad es que tenemos que recaudar más de 4000€ para hacer este viaje realidad. Durante los meses que llevamos preparando la aventura, hemos tenido muchas iniciativas para tratar de conseguir alcanzar nuestra meta.
A mediados de mayo, por ejemplo, nos ofrecieron hacer de camareros para un torneo de balonmano en nuestro colegio. Nos apuntamos sin pensarlo y nos pasamos todo el fin de semana detrás de la barra. Fue una experiencia divertida porque, a la vez que servíamos, todo el mundo nos preguntaba por el viaje y nosotros no parábamos de repetir la misma cantinela sin perder ni una gota de ilusión.
En otra ocasión, pensamos en dar charlas en la universidad para dar a conocer nuestra aventura. Buscamos patrocinadores y conseguimos que aquellas conferencias nos salieran bastante rentables. Además, acudió más gente de la que esperábamos y acabamos animando a algunos a que se apuntaran con nosotros.
Embarcarnos en nuestra aventura no sólo nos ha permitido soñar con el viaje, sino que, antes de irnos, ya estamos aprendiendo sobre un montón de cosas.
Una de las tareas con las que aprendimos un montón fue buscar un coche antiguo. Hemos quedado con un montón de vendedores y ahora podríamos hasta considerarnos expertos en coches clásicos. Cuando nos abrían el capó, ya sabíamos que cosas teníamos que verificar del motor, mirar la correa de transmisión… Antes del rally no tenía ni idea de coches y ahora hasta me noto que soy algo “manitas” con ellos.
Gracias a la necesidad de tener que promocionarnos, también he aprendido a crear una página web y a manejar algo de HTML. Es un tema que siempre me ha gustado, pero hasta ahora nunca había tenido ningún motivo para ponerme a ello. Tú mismo puedes comprobar los resultados visitando nuestra página web oficial de Sohrab Team.
Además de hacer la página web, también hemos aprendido a ser una especie de community managers, ya que teníamos que gestionar nuestra página de Facebook. Si hay algo que está claro, es la necesidad de crear una marca en las redes sociales, y Facebook nos pareció la mejor manera de hacerlo. Así que como ves, no sólo aprendemos de mecánica sino también de marketing y diseño de imágenes.
¿Cuáles son nuestros siguientes pasos? De momento hemos puesto en marcha la venta de pegatinas con nuestro logo y hemos lanzado nuestra página de crowdfunding en Indiegogo para intentar recaudar todo el dinero posible y hacer este viaje realidad. Tenemos muchas ganas, y sabemos que lo intentaremos año tras año hasta conseguirlo.
Si tienes cualquier duda sobre nuestro viaje o simplemente quieres saludarnos y desearnos suerte, estaremos encantados de recibir tu mensaje. Seguro que en los momentos que se hagan más cuesta arriba leemos vuestras palabras y nos dan ánimos para seguir trabajando 🙂
Ha llegado tu momento
En este artículo he compartido contigo tres maneras de viajar gratis o con poco dinero cuando eres estudiante.
Soy consciente de que quizá no sean tus vacaciones soñadas, pero quería demostrarte que cualquiera puede hacer viajes increíbles si está dispuesto a ponerle trabajo y ganas. Y sobre todo, quería que vieses que siempre siempre siempre existen otros caminos para conseguir tus objetivos.
Espero haberte enseñado algo que no sabías, y sobre todo haberte inspirado a hacer un viaje un poco distinto de lo habitual utilizando unos de estos tres medios.
Ahora, me gustaría aprender un poquito de ti.
¿Qué otras becas y voluntariados conoces? ¿Has tenido ya alguna experiencia parecida que desees compartir? ¿Sabes de alguna otra vía alternativa para viajar con poco dinero cuando eres estudiante?
¡Cuéntanoslo en los comentarios!
Además, si te surge cualquier duda o si quieres que te explique más detalladamente alguno de los apartados, deja un comentario o ponte en contacto conmigo directamente.
Un abrazo grande y… ¡a viajar!