Estoy seguro de que estás familiarizado con la expresión “afilar el hacha” o “afilar la sierra”.
La puso de moda Stephen Covey en su libro Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, y se refiere a la importancia de cuidar nuestro activo más preciado: nosotros mismos.
Es decir, sacar tiempo regularmente para…
- Llevar una dieta equilibrada, descansar adecuadamente y hacer deporte
- Reconectar con nosotros mismos y nuestro sistema de valores a través de la religión, la meditación o la naturaleza
- Seguir aprendiendo y ejercitando nuestra mente a través de la lectura y la escritura
- Disfrutar de la compañía de nuestra familia y amigos
Además de eso, “afilar el hacha” también quiere decir que debemos ser inteligentes a la hora de perseguir nuestros objetivos y no sólo “hacer, hacer, hacer” sino también dedicar tiempo a planificar y pararnos de vez en cuando para reevaluar nuestra estrategia y las herramientas que estamos utilizando, porque a la larga eso nos hará mucho más efectivos.
Personalmente, estoy 100% de acuerdo con ambos sentidos de la expresión.
Creo que es importante dedicar tiempo a cuidarnos y a seguir desarrollándonos como seres humanos, y también a encontrar la manera y los medios más eficaces para llegar al destino que nos hemos marcado.
Sin embargo, últimamente veo a mucha gente que con la excusa de afilar el hacha se pasan la vida haciendo cursos, leyendo libros, probando herramientas y organizando su dashboard de Notion, y nunca crean o publican nada ni salen a buscar clientes en el mundo real.
Debo decir que por un lado los entiendo: es mucho más cómodo estar calentito en tu cabaña, afila que te afila, que en el bosque dando hachazos bajo el frío y la lluvia…
Pero creo que es bueno recordar que el propósito de tener un hacha bien afilada es usarla, no contemplar su filo y lo bien cuidado que está.
Al final, los árboles no se van a talar solos, y aunque tengas el hacha más afilada del mundo la madera va a seguir estando dura y tú vas a tener que esforzarte y sudar.
Por otro lado, para ser un buen leñador no sólo hace falta un hacha que corte, sino también una buena técnica y unos músculos poderosos, y esas dos cosas sólo se consiguen talando árboles. No hay otra manera.
En ese sentido, creo que ha hecho mucho daño la famosa cita que se le atribuye a Abraham Lincoln y que dice:
“Dame 6 horas para cortar un árbol y pasaré 4 afilando el hacha”
Con todos mis respetos, aquí el señor Lincoln se equivocó.
Según los YouTubers expertos en hachas como este, tirarse 4 horas –el 66% de tu tiempo– afilando la tuya es una barbaridad. Con 10-15 minutos es más que suficiente.
Por lo tanto, si sólo tienes 6 horas para cortar un árbol y ya tienes claro cuál es el árbol correcto, creo que es mucho más inteligente dedicar como máximo un cuarto de hora a poner tu hacha a punto, empezar a talar y a partir de ahí ir reevaluando.
Cuando notes que por muy fuerte que golpees el tronco al hacha le cuesta entrar en la madera, entonces sí: haces un descanso y afilas.
Pero hasta entonces, lo que tienes que hacer es apretar los dientes y seguir en el bosque dando hachazos, aunque sea incómodo, agotador y te toque esconderte de vez en cuando porque viene un oso a morderte el culo.
Porque al final el son esos hachazos los que harán te acerques a tu objetivo y los que te van a permitir adquirir la fuerza y la técnica necesarias para poder cortar árboles más gruesos el próximo día.
P.D. La única situación en la que no aplica la regla anterior es si no tienes claro cuál es el tipo de árbol que necesitas cortar porque aún no sabes qué es lo que vas a construir, e incluso existe la posibilidad de que te convenga más usar otro material.
En ese caso, deberías parar y dedicar el tiempo que haga falta a definir qué es lo que quieres, ya que no tiene sentido afilar ningún hacha ni ponerte a talar sólo para acabar descubriendo unos meses más tarde que no te hacía falta madera.
Este post está patrocinado por Encuentra tu Camino
Encuentra tu Camino es nuestro programa individual para profesionales que no están mal en su trabajo, pero que sienten que ese no es su sitio, que les falta algo.
Profesionales que saben que no están aprovechando su tiempo y su potencial como deberían, y quieren más… pero que no tienen claro qué hacer ni cómo hacerlo sin poner en riesgo todo lo que han conseguido hasta ahora.
Durante 12 semanas trabajamos mano a mano con ellos y les ayudamos a reconectar con sus prioridades, a encontrar un camino profesional que les encaje como un guante y a crear un plan personalizado para recorrerlo con éxito, de manera que salgan del programa con claridad sobre qué es lo que quieren y cómo conseguirlo e ilusionados por el futuro que tienen por delante.
Justo ahora acabamos de abrir 3 nuevas plazas para 3 profesionales que busquen un cambio de rumbo y que quieran que su vida profesional vuelva a tener sentido.
Imagen: Hacha y naturaleza
Leave a Reply