Mi amiga Amanda tiene un vestido rojo que le queda fenomenal y además está enamorada de Roma. Según ella, es el destino ideal para pasar las vacaciones y la gente debería ir allí más a menudo.
Pero seamos sinceros: Roma ya no está de moda. No es cool. Todo el mundo ha ido alguna vez con sus padres a ver el Coliseo y a comer pizza. Roma es too mainstream y además los italianos son un poco pesados, las cosas como son.
Si de verdad quieres pasar unas vacaciones inolvidables, el destino correcto es Seúl. La capital de Corea del Sur tiene su propia versión de los espaguetis, y le da mil vueltas a Roma y los romanos en todos los sentidos.
Esta es una lista con 8 razones de peso por las que deberías viajar a Seúl cuanto antes.
Lo siento Amanda, pero Roma no mola nada.
1. El Starcraft II es el deporte nacional
En Italia, un país primitivo, el sueño de todo niño es ser futbolista, cantante o diseñador de moda.
En Corea, un país desarrollado, lo máximo a lo que puede aspirar alguien es a ser jugador profesional de Starcraft II. Los pro-gamers son los que más dinero ganan y los que se llevan a las chicas más guapas (como debería ser).
Por cierto, si no sabes qué es el Starcraft, deberías replantearte seriamente el rumbo que lleva tu vida. De verdad.
Starcraft es el juego de ordenador más vendido de la historia, con más de 9 millones de copias en todo el mundo. De ellas, ¿sabes cuántas se vendieron en Corea del Sur?
4.5 millones.
Sí, has leído bien. La mitad. Y esta cifra es aún más impresionante si tenemos en cuenta que Corea tiene sólo 50 millones de habitantes.
Cuando estuve en Seúl tuve la suerte de coincidir con la final de la StarLeague, el torneo de Starcraft II más importante de Corea y un evento que no me podía perder.
Tuvo lugar en un centro de convenciones, ante cientos de personas venidas de todo el mundo, y he de decir que nunca he visto nada igual.
Los jugadores salían del suelo rodeados de humo y se quedaban un minuto en el escenario mirándose el uno al otro con gesto amenazante, como si fuesen boxeadores. Había tres comentaristas coreanos y dos americanos que le daban al juego más emoción que Manolo Lama a los partidos del Madrid, y en la entrada te daban una radio con auriculares para poder sintonizar la retransmisión en inglés. Entre partida y partida ponían vídeos de los jugadores, caminando a cámara lenta por una montaña mientras ocurrían explosiones a su alrededor.
En serio, increíble.

Al final, Maru, de sólo 16 años, remontó un 0-2 en contra para imponerse con Terrans por un 4-2 a los Protoss del veterano Rain.
Tras conseguir la victoria, su madre y sus abuelos se echaron a llorar de la emoción y el chaval bajó a abrazarles. Luego, le entregaron el trofeo y empezó a caer confeti del cielo mientras Maru besaba la copa y de fondo sonaba Yellow, de Coldplay.
Fue todo muy emotivo, y reconozco que al menos a mí se me escapó una lagrimilla. ¡Gracias Maru por hacernos vibrar!
Y esta es solo una de las curiosidades de Corea del Sur que en cualquier país europeo no son imaginables (aquí somos más de gastar el dinero en contratar Canal+ Liga o BeIN Sports). Ahora te iré contando algunas más.
2. Tiene las cafeterías más espectaculares del mundo

Todavía hay gente que relaciona las palabras Italia y café.
No tienen ni idea.
Los italianos deben ser unos genios del marketing, porque el verdadero imperio del café es Corea.
Creía que nunca iba a decir esto, pero en Seúl hay más cafeterías que en Seattle. ¡Y qué cafeterías! Las hay de 4 plantas, con ambientación hawaiana, abiertas 24h… Eso sí, son caras de narices: 2.5 euros de media por un americano y 3 por un café con leche.
Si quieres vivir una experiencia única, mi recomendación es que vayas a tomarte una café a Gangnam (que significa “al sur del río”). Es la zona pija de Seúl, La Moraleja coreana, donde viven los ricos y la gente guapa.
Además de anuncios de cirugía estética por todas partes, en Gangnam encontrarás las cafeterías más exclusivas de la ciudad. Para que te hagas una idea, las hay que tienen hasta servicio de aparcacoches, y lo mínimo que te encontrarás en el parking son mercedes y BMW. Todo ese lujo viene con un precio, claro, así que prepárate a pagar hasta 10 euros por una taza de café.
3. El pulpo vivo y la sopa de perro son platos comunes
¿Montarse en un avión para ir a comer pizza y espaguetis? ¿Te estás quedando conmigo?
Cualquier persona con dos dedos de frente sabe que la cocina italiana está sobrevalorada. Te cobran 15 euros por un plato de fideos con nata y bacon y te vuelves a casa pensando que te has comido una delicatessen, mientras el cocinero se ríe en su casa y se bebe una copa de Monfortino a tu salud.
¿Y qué me dices de esos que afirman que las pizzas italianas “saben diferentes”? ¡Ja! Ni que allí tuviesen una harina mágica.
Ya va siendo hora de que expandas tus horizontes culinarios de una vez por todas y pruebes platos exóticos de verdad.
En el mercado de Noryangjin, el más grande de Seúl con más de 700 tiendas, encontrarás desde cangrejos hasta mero pasando por erizos de mar, pero con una peculiaridad: están todos vivos.
La cosa funciona de la siguiente manera:
- Te acercas a la tienda y eliges lo que quieres comprar
- El señor coge una especie de caza-mariposas y saca al pez de la pecera para pesarlo. Esta parte a veces es un jaleo porque el bicho salta de la red y hay que recogerlo del suelo
- Llevas el pescado vivo a uno de los restaurante y les explicas cómo quieres que te lo preparen, y ellos te lo cocinan para ti

El plato estrella entre los extranjeros es, sin duda, el sashimi de sannakji: mini-pulpo crudo y partido en trocitos que todavía se está moviendo cuando te lo sirven en el plato.
El bicho en sí no sabe a nada y tiene la misma textura que la suela de un zapato, pero es toda una experiencia el sentir cómo las ventosas se te pegan a los labios y la lengua cuando te lo metes en la boca. Notar como el pulpo intenta resistirse a su suerte y triturarlo sin piedad a tu voluntad.
¡Importante el masticarlo bien! Todos los años mueren varias personas comiendo sannakji porque se lo tragan sin masticar y el tentáculo se les pega dentro de la garganta.
Además de pulpo vivo, la otra cosa que tienes que probar es la sopa de perro. Y deja de poner esa cara, porque no es ninguna barbaridad.
Sé que le tienes mucho cariño a tu yorkshire, pero al fin y al cabo el perro es un animal como cualquier otro. Igual que tú te comes a las vacas, que son más importantes que las personas en la India, los coreanos tienen granjas de perros y se los comen, principalmente en sopa.
Tiene un sabor suave, parecido al de la ternera, y es algo muy tradicional. Además, dicen que la carne de perro es buena para los problemas de deseo sexual, afirmación que no pretendo confirmar ni desmentir.
4. En las saunas puedes dormir y jugar al golf

Una de las cosas que más temo en este mundo es acabar en una sauna, desnudo, y rodeado de italianos metrosexuales depilados con el pito al aire. No sé por qué, pero es una situación que sólo de pensarla me turba mucho.
Por el contrario, las saunas coreanas o 찜질방 (jjim jil bang) son unos lugares muy agradables. Están por todas partes, cuestan unos 6 euros y a los coreanos les encantan.
Cuando entras en un jjim jil bang te dan una pulserita con un número (que al mismo tiempo sirve para abrir tu taquilla), una especie de conjunto de pantalones cortos y camiseta para cambiarte y unas chanclas. De ahí pasas al baño, que es la primera parte de la experiencia.
Hay un baño para hombres y otro para mujeres, y son similares a los spa españoles. Te desnudas, dejas tus cosas en la taquilla, y te metes en uno de los jacuzzis a relajarte con varios coreanos en pelotas. Hay baños a distintas temperaturas, con y sin burbujas, y también saunas.
La manera correcta de darse un verdadero “baño coreano” es la siguiente:
- Te das una ducha normal
- Te metes en uno de los baños calientes durante 10 minutos para que se reblandezca la suciedad de la piel
- Con una toalla especial muy finita –llamada curiosamente Italy towel–, te frotas con fuerza todo el cuerpo para limpiarte. Puedes contratar a un señor con bigote (o una princesa coreana, si eres chica) para que haga esto por ti si lo prefieres.
- Te metes en el agua fría, en la sauna o en lo que te guste
- Te lavas el pelo y te das otra ducha normal para acabar el trabajo
Una vez limpio y relajado, vuelves a tu taquilla y te pones tu conjunto. Es gracioso, porque todo el mundo lleva el mismo y parecéis los estudiantes de un colegio privado 😉 De ahí vas a la sala común.

La sala común es donde se encuentra hombres y mujeres y es la bomba porque tiene de todo. Hay habitaciones especiales temáticas (la habitación del oxígeno, la habitación-congelador, la habitación de la sal…), una zona para practicar tu swing de golf, una zona para ver la tele, mesas de billar… Pero mi favorita es la zona de dormir: una fila de túneles similares al tubo de las resonancias magnéticas donde te puedes meter a dormir la siesta. De hecho, ¡si quieres puedes pasar allí noche y todo!
Qué grandes estos coreanos, sin duda entienden a la perfección las prioridades de la vida…
Si tienes hambre, en todas las saunas venden huevos cocidos de dos tipos: normales y ahumados. No sé por qué, pero es muy típico. También hay noodles, calamares secos, helados y demás. Para beber, lo tradicional es una bebida dulce hecha con agua, arroz y cebada que se llama 식혜 (sikhye) y se bebe muy fría. ¡Está buenísima y sienta de maravilla!
Puedes quedarte en la sauna todo el tiempo que quieras porque está abierta 24 horas. Cuando te cansas, te pones la ropa, dejas tu conjunto en una canasta y te marchas.
Todas las cosas que compras dentro de la sauna se pagan con la súper-pulsera, y antes de irte tienes que pagar el total en recepción.
5. Los peluqueros no te dejan restos de pelo en el cuello

Una de las cosas que peor llevo de cortarme el pelo en España es que, aunque me ponen la tela negra esa, siempre acaban dejándome mini-trozos de pelo en las orejas y en el cuello y tengo que irme a casa a darme una ducha porque pican muchísimo.
Cuando te cortas el pelo en Roma te pasa exactamente lo mismo, pero además te sale más caro porque al ser el peluquero italiano se lo tiene más creído.
No good.
Afortunadamente, los coreanos, números 1 en resolución de problemas según el estudio PISA de 2006, son la única sociedad lo suficientemente avanzada para solucionar esta situación.
Cortarme el pelo en Seúl fue como ir al banco. Llegué a un local muy bonito, luminoso y bien decorado, y una chica joven nos indicó a mí y a mi acompañante que nos sentásemos a un lado de la mesa. Nos entregó un menú para que eligiésemos algo de beber y se sentó al otro lado para discutir conmigo el corte de pelo que quería. La chica tenía un iPad con fotos de modelos con diferentes peinados por si acaso necesitaba inspiración. La verdad es que me sentía como si hubiese ido a pedir una hipoteca.
Una vez aclarado que quería “un cuatro con maquinilla por los lados y que me recortase el resto con tijera pero sin pasarse de corto,” me puso tres capas de tela (¡tres!) para que se me metiese ningún pelo en el cogote, y me lavó el pelo y me dio un masaje en la cabeza.
De ahí me llevaron a la silla del peluquero, que en Corea es considerado un artista y únicamente se encarga de cortar el pelo. Nada más. El resto lo hacen sus asistentes y las peluqueras en prácticas.
El chico se pasó 20 minutos “esculpiendo mi cuero cabelludo” como si estuviese creando El David de Miguel Ángel, y no paró hasta que quedé 100% satisfecho. Mientras cortaba, la asistenta me apartaba los trozos de pelo que me caían en la cara con una esponja. Una maravilla.
Cuando acabó su obra maestra (quedé muy contento con el resultado), la chica me lavó el pelo por segunda vez, me volvió a masajear y me quitaron las tres capas de protección. No tenía ni un solo mini-pelo asesino en el cuello o las orejas, una maravilla.
En total, la cosa me salió por 18.000 won, unos 12 euros.
6. Se liga siguiendo un proceso establecido

¿Cansada de italianos come-orejas que no paran de decirte que “tus ojos son del color del cielo al amanecer” y jurándote amor eterno cuando lo único que quieren es acostarse contigo?
Te entiendo, son una tortura. Y es que, si te paras a pensarlo, todo eso de entrarle a las chicas en un bar o ponerte a bailar con ellas está un poco anticuado. Ha llegado el momento de que evolucionemos como sociedad, que estandaricemos el cortejo, y los coreanos nos han marcado el camino.
Aquí en Seúl las parejas no se conocen a través de un amigo común, como en España o en Italia, sino mediante citas a ciegas. No es normal que un coreano te presente a sus amigos porque son grupos muy cerrados, así que si algún chico o chica te hace “tilín” lo que tienes que hacer es pedirle a un conocido suyo que os organice una cita a ciegas.
Quedáis un día en un lugar público como la salida del metro y vais a cenar o tomar un café. Si la cosa funciona, quedáis más y más veces, hasta que decidáis que os gustáis y entonces tenéis una conversación para formalizar la relación. Si la cosa no funciona, la chica deja de responder los mensajes del chico (sin dar ninguna explicación) y ahí termina todo.
¿Y los bares y discotecas? ¿Cómo funcionan en Corea? Pues tampoco es normal lo de acercase a hablar con un grupo de chicas desconocidas como hacemos en occidente. Allí existen locales especializados para los jóvenes que quieran ligar.
Por un lado están los Booking Sooljip. Son lugares para beber, pero también para ligar en grupo. Vas allí con tu grupo de cuatro amigos a tomar unas cervezas y os colocáis estratégicamente cerca de una mesa con cuatro amigas coreanas. A partir de ahí, os intercambiáis mensajitos de amor y, si las chicas aceptan, juntáis las dos mesas.
Por otro lado están los Night Clubs, que son totalmente a saco. Las chicas entran gratis y tienen que dejar el bolso en el ropero. Se sientan en una mesa y, cuando a algún chico le gusta una de ellas, pide que se la traigan. Pero literalmente. El camarero va, la agarra de la muñeca, y la lleva a su mesa. Allí el chico tiene la obligación de pagarle la bebida y la comida. Cuando la chica se cansa del chico, se levanta y se vuelve a su mesa sin dar explicaciones, pero hay una condición: al final de la noche la chica tiene que salir del bar acompañada si quiere recuperar su bolso. El bolso es el rehén.
Si la cosa sale bien y consigues ligar, quizá queráis iros a un lugar un poco más íntimo. Desafortunadamente, la mayoría de los coreanos vive con sus padres y allí lo del polvo en el coche no se lleva. Pero no pasa nada, ¡todo está pensado! Seúl está lleno de DVD rooms, locales donde por 10 euros puedes alquilar una sala privada para ver una peli. La habitación está perfectamente equipada, con una tele bien grande, una colchón para dos en el suelo, una caja de pañuelos y un bote de basura.
La idea de los DVD rooms me parece una genialidad, y creo que arrasaría en España. Su éxito radica en que están diseñados para relajar la consciencia y salvaguardar la reputación de las chicas. Decir “vámonos a un hostal” es demasiado directo, pero “¿por qué no nos vemos una peli juntos?” es un plan inofensivo. ¿O no? ¡Además te regalan helado y palomitas!
NOTA IMPORTANTE: Todo esto que acabo te acabo de contar no lo sé por experiencia, sino porque he realizado una rigurosa investigación por Internet. Como todos mis lectores saben, lo único que hago cuando viajo es meditar, leer libros y visitar monumentos.
7. Hay tiendas donde puedes echarte fotos vestido de príncipe

Echarte una foto con el Coliseo de fondo tiene muy poco glamour. No sólo porque todos tus amigos tengan ya esa foto en sus perfiles de Facebook, sino porque además el edificio está roto. Sí, quizá no te hayas dado cuenta, pero al Coliseo le falta un trozo.
¿Pero qué me dices de echarse una foto vestido de príncipe coreano? ¿Cuánta gente conoces que haya hecho algo así? ¡Eso sí que mola!
En Seúl hay muchas tiendas donde puedes ir solo, con tus amigos o con tu pareja, disfrazarte y echarte fotos. Es algo muy típico de Japón que han importado los coreanos, pero a mí me sigue pareciendo brutal.
Cuando entré a la tienda, una chica muy amable nos pidió a mí y Anna, mi amiga coreana, que eligiésemos disfraz y fondo para la foto. Bueno, realmente se lo pidió a ella porque en Corea es la chica la que elige y el chico se pone el disfraz complementario sin rechistar. Por suerte me tocó el de príncipe, que era justamente el que quería 🙂
La dependienta nos acompañó a un fotomatón gigante y nos ayudó a ponernos los trajes. Luego nos dejó solos y la máquina nos echó 8 fotos en diferentes poses.
Una vez que la sesión fotográfica hubo concluido, salimos del fotomatón y fuimos a una pantallita donde, con unos lápices electrónicos, podíamos dibujar sobre las fotos y añadir iconitos graciosos.
No sé por qué, pero yo me veía especialmente guapo en las fotos. Se lo comenté a Anna y rápidamente se encargó de desmontar todas mis ilusiones. ¡Me veía más guapo porque la máquina agranda automáticamente los ojos!
Cuando acabamos con los retoques, un chico nos imprimió un rectángulo de pegatina nuestras fotos a distintos tamaños y nos las cortó mientras discutíamos animadamente sobre Messi y Cristiano Ronaldo.
El precio de las fotos fue de 5 euros, mucho más barato que cualquier otro souvenir y una experiencia mucho más divertida.
Sí, sé que esto puede parecerte una chorrada, pero no me puedes decir que este tipo de curiosidades de Corea del Sur no te llaman la atención.
8. La vida nocturna dura 24 horas

A los españoles y a los italianos nos encanta presumir de lo buena que es la vida nocturna en nuestros países, pero la realidad es que queda en ridículo al lado de la de Seúl. Sencillamente está a otro nivel.
Lo curioso es que si a cualquiera le preguntaran cómo es la vida en Corea del Sur, sin haberla visitado antes, dudo que muchos dijeran que es uno de los países con la vida nocturna más activa del mundo.
Si vas a Hongdae (la zona que hay al lado de Hongik University) a las 3 de la mañana un fin de semana, te encontrarás las calles HASTA ARRIBA de gente y todos los negocios abiertos, incluidos restaurantes, cafeterías e incluso tiendas de ropa. La gente se va de madrugada a comer y a beber con los amigos (no un kebab de cordero, sino una cena en condiciones), a tomarse un cappuccino o a comprarse unos pantalones. Es genial.
Beber en la calle es legal, y hay un parque famoso en el que los extranjeros (y algunos coreanos) van a hacer botellón mientras escuchan a los artistas callejeros que se ponen allí a tocar la guitarra o los timbales.
Los coreanos son unos fiestas. A los tíos les encanta beber, y algunos se clavan el soju (una bebida coreana de 19 grados) como si fuese agua. Luego te los encuentras por las calles destrozados e incluso vomitando.
Sobre las discotecas, hay donde elegir, y te aseguro que la hora de cierre no será un problema. Las de hip-hop son especialmente divertidas porque van coreanos con gorra a los que les encanta bailar. Eso sí, al volver a casa tendrás que cambiar los churros con chocolate por un buen plato de arroz con kimchi 🙂
Si buscas un ambiente un poco más pijo (también más caro), entonces tienes que ir a Gangnam. No sé qué tal se te dará a ti la noche, pero al menos mi amigo Amadeo se lo pasó bastante bien:

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Otros datos de interés:
- Precios:
- Comer fuera: entre 2 y 10 euros
- Metro: 0.80 por el billete sencillo
- Alojamiento: 13 euros la cama en un albergue
- Los coreanos beben MUCHO. Les gusta especialmente una bebida tradicional que se llama soju, tiene 19 grados y sabe a vodka aguado. ¡Cuidadín con el soju!
- Es una sociedad muy superficial. En Corea el físico lo es todo, y por eso es el país con mayor número de operaciones de cirugía estética
- El look de moda entre los hombres en verano es pantalones cortos de colores a la altura de la rodilla, gafas y gorra americana hacia atrás
- El look de moda entre las mujeres en verano son los pantalones cortos y los vestidos. Las coreanas parecen princesas, tan blancas y limpias
- Tiene la velocidad de descarga por Internet más alta del mundo
- Es, junto con Estados Unidos, uno de los pocos países en los que las empresas no están obligadas a dar vacaciones a sus empleados. La tasa de suicidios es muy elevada porque la gente trabaja demasiado
- Nunca verás teléfonos móviles tan grandes. El 90% de los coreanos tienen un móvil
Creo que no hay ninguna duda: las próximas vacaciones a Seúl, ¡que le den a Roma!
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A los pocos días de escribir este post, Amanda publicó en su blog una réplica a mis argumentos. Aunque reconozco que la chica se ha esforzado mucho para buscarle cosas buenas a Roma, a mi sigue sin convencerme. ¡Viva Corea del Sur!
¡Gracias a todos los que respondisteis a la encuesta que envié el sábado! Me habéis dado un montón de ideas útiles que empezaré a poner en práctica enseguida.