Mi amigo Sergio, cantante del grupo Mares, estuvo recientemente en un taller de meditación Vipassana de 10 días y ha querido compartir su experiencia con el resto de lectores de Vivir al Máximo. Espero que te sea de utilidad.
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Descubrí la Vipassana gracias a este Blog, tras leer la experiencia de Angel me llamó mucho la atención el hecho de estar 10 días desconectado de los “quehaceres” diarios y poder estar conmigo mismo en silencio, sin móvil… y sin más estímulo que mis propios pensamientos, además de aprender a meditar, que era una de las cosas que me apetecía hacer desde hace tiempo por todos los beneficios que tiene.
Los días previos al retiro estuve algo nervioso, era la primera vez que me enfrentaba a una experiencia semejante y dentro de mí había bastante inquietud, mi cabeza se llenaba de excusas para tratar de no ir pero al final me llené de valor y me presenté en “Vipassana Candeleda” (Gredos) un miércoles de abril a las 17 de la tarde.
El lugar era idóneo para la desconexión, un campamento inmerso en plena naturaleza con lagos, animales…alejado del “mundanal ruido”
Nada más entrar en el campamento donde se iba a realizar el retiro, me presenté a la organización, les di mis datos, mi móvil y las llaves del coche, me asignaron cama y allí que me fui a dejar mis pertenencias, las camas estaban dispuestas en literas y ubicadas en barracones que tenían unas 15 literas cada uno, nada más entrar me alegré de haberme llevado tapones para los oídos pues el tema ronquidos iba a estar bastante presente durante la estancia.
Volví al comedor para cenar y lo que me temía; comida vegetariana, menos mal que de camino a Candeleda me comí un buen chuletón de Ávila pues sabía que en el retiro iba a comer de todo menos carne, pero bueno eso formaba parte del ejercicio y al final de la experiencia entendí el porqué.
Terminamos de cenar, nos dieron la charla de bienvenida y las instrucciones pertinentes , al término de la charla, entró en vigor el código de disciplina, esto es : Silencio total y absoluto, ningún tipo de comunicación entre los meditadores, segregación de sexos, ningún tipo de conducta sexual, no matar, no mentir… después una hora de meditación en el “hall” principal y después todos a dormir.
El Gong sonó a las 4:30 de la madrugada, y todos o “casi” todos nos pusimos en pie para ir a meditar, nos esperaba un día de meditación largo, en torno a unas 10 horas de meditación
Los primero que había que aprender era a centrar toda la atención en la respiración, estos parece fácil pero no lo es, cuando intentas practicarlo te das cuenta de que tu mente en seguida te trae pensamientos de todo tipo y te saca de la meditación, pero no importa, el trabajo está en darse cuenta , ACEPTARLO, o como decían allí ser ECUANIME y volver en seguida a observar la respiración, con esta técnica estuvimos los 3 primeros días.
Por lo demás la comida como me temía era toda vegeteriana y en tres turnos: desayuno, comida y merienda. Esto fue sin duda una de las cosas que peor llevé al principio, pues en mi vida diaria suelo hacer mucho deporte e ingerir muchas calorías y proteínas, pero al 3er día me acostumbré en parte gracias a los efectos de la meditación.
En las horas de descanso, que había pocas, aprovechábamos para dormir, o dar paseos por el recinto, yo depende del día hacía una cosa u otra porque al final llegas a un punto que no sabes ni donde meterte, sin poder hablar, tener el teléfono…
Por las tardes, a última hora nos ponían un audio del Señor Goenka que es el que hablaba un poco de la filosofía de la Vipassana, pero nada dogmático, de hecho lo primero que dice es que no creas nada hasta que no lo pruebes por ti mismo.
Después todos a la cama y al día siguiente a las 4:30 de nuevo a meditar, así fue hasta el final y lo único que cambiaba era la técnica de meditación.
Los días 4 y 5 nos enseñaron a llevar la atención a las sensaciones del triángulo formado entre la nariz y el labio superior, hasta aquí todo fue preparatorio para a partir del día 6 empezar con la técnica “Vipassana”.
La técnica consistía en observar las sensaciones a lo largo de todo el cuerpo, hacer una especie de escaneo corporal tratando de ser lo más ecuánime posible tanto con sensaciones o sin ellas. Según la Vipassana ser ecuánime es el requisito fundamental para ser feliz en el día a día, conseguir un estado de “no avidez” y “no aversión” que suele ser lo que te saca de la ecuanimidad y provoca malestar emocional. También, a través de las sensaciones, se trabajaba el concepto de “impermanencia” que quiere decir que nada es eterno, que las sensaciones van y vienen como todo en la vida.
Según se practicaba la observación de las sensaciones, iban apareciendo dolores a lo largo de todo el cuerpo que según la Vipassana era el reflejo de viejos conflictos emocionales que quedaron atrapados y salían a la luz, entonces lo que había que hacer era aceptarlos, no luchar contra ellos pues esto provocaría más dolor, lo mismo con los pensamientos desagradables.
En mi caso fue difícil llegar a estar concentrado siempre en las sensaciones, entre otras cosas por el malestar que me provocaba mantener la misma postura de la “flor de loto” durante tanto tiempo, me apoyaba en la pared, pero ni con esas.
Llegó el último día en el que por fín pudimos hablar e inmediatamente nos pusimos a hablar todos con todos preguntándonos sobre nuestra experiencia, era curioso porque aún sin conocernos de nada, teníamos una conexión increíble entre todos, supongo que el hecho de vivir juntos una experiencia así une muchísimo aún sin haber intercambiado ni una palabra hasta entonces.
El día 11 hice la maleta, cogí las llaves de mi coche, el móvil y abandoné el retiro de meditación Vipassana.
Nada más salir, tuve un cúmulo de sensaciones, desde no saber muy bien lo que había pasado dentro, unas ganas tremendas de ver a mis familiares y amigos, comer en condiciones…
Una vez en casa, reflexionando acerca de la experiencia que había vivido en Vipassana Ávila, siento que me ha ayudado mucho para hacer consciente muchas cosas de las que no me daba cuenta en la vorágine del día a día, sobre mí, sobre los demás y sobre el mundo, sobre todo darme cuenta de las cosas importantes y de cómo la mayoría de las veces nos preocupamos por verdaderas chorradas que nos impide vivir en el presente que es lo único que existe. También me ha servido para estar más relajado, inspirado y sobrellevar mejor las tensiones del día a día.
Lo recomiendo a tod@s los que quieran aprender a meditar y deseen ponerse a prueba a ellos mismos, pues no todo el mundo es capaz de aguantar ese nivel de disciplina.
Por último dar las gracias a Ángel pues de no haber sido por su Blog seguramente no hubiera descubierto esta fantástica técnica.
Saludos
Sergio M.