A mediados del 2011 empecé a escuchar la palabra Vipassana en todas partes: en las Philosopher Notes de Brian Johnson, en libros, en artículos de Internet. Todo el mundo ponía esta técnica de meditación por las nubes, e incluso algunos afirmaban que meditar a diario era el hábito que mayor impacto había tenido en sus vidas.
Un par de meses después, mi queridísima A. P. me escribió un mensaje recomendándome un blog que se llamaba Más sobre los lunes. “Creo que te gustará” me dijo. Tenía razón, porque resultó ser el blog personal de Marina de Psicosupervivencia, ahora una buena amiga.
En Más sobre los lunes, además de geniales los posts sobre Bertín Osborne y su gazpacho y sobre el cubo de Rubik, me encontré con –¡sorpresa!– varios artículos sobre meditación Vipassana. Al parecer, Marina había hecho varios cursos y su experiencia había sido muy positiva.
Todo esto me pareció más que una simple coincidencia, así que le escribí a Marina un e-mail contándole cómo había encontrado su web y haciéndole algunas preguntas meditativas. Su respuesta fue bastante convincente:
“No sé cómo explicarlo, pero la Vipassana ha cambiado mi vida. Fue como si hasta entonces hubiera estado dando tumbos entre calles oscuras, y de repente alguien encendiera una luz. O me diera una linterna. (…) Como dice una amiga mía que también medita, sólo son diez días, y te pueden cambiar la vida.”
No necesitaba oír más. Unos días más tarde me apunté a uno de los famosos cursos de 10 días. Pasaría mis vacaciones navideñas meditando.
¿Por qué meditar?
Los beneficios de la meditación mindfulness, como se conoce este tipo de meditación en los círculos americanos, son muchos y han sido demostrados científicamente.
Según los expertos, meditar te puede ayudar, entre otras cosas, a:
- Reducir tus niveles de stress
- Mejorar tu memoria y tu atención
- Conocerte mejor
- Procesar mejor el dolor y las emociones
- Mejorar tu sistema inmunitario
- Dormir mejor
Con tantas ventajas y testimonios positivos, tenía que experimentar eso de la meditación por mí mismo para ver si era tan bonito como lo pintaban.
¿Qué es Vipassana?
La palabra Vipassana significa “ver las cosas como son en realidad,” y es la técnica de meditación que utilizó Gautama Buda, el fundador del budismo, para alcanzar la iluminación.
A diferencia de lo que mucha gente cree, este tipo de meditación no consiste en sentarse a estudiar tus pensamientos y reflexionar sobre la vida, sino en observar tu cuerpo y tu mente. Sólo observar, sin ningún tipo de reacción. Al hacer esto –según la tradición budista– te vas liberando poco a poco del apego y la aversión que has ido acumulando a lo largo del tiempo y que son los causantes de tu infelicidad.
Lo que más me gusta de la meditación Vipassana es que es una técnica muy pragmática. Es decir, lo que importa es que acabes recibiendo los beneficios de la meditación, y todo lo demás es secundario. Por ejemplo, durante el curso te explican un poco de teoría budista, pero al mismo tiempo te dicen: “Si no crees en esto no pasa nada, pero sigue practicando porque eso es lo que cuenta y lo que te va a hacer más feliz.” Esto supone un fuerte contraste con la mayoría de religiones, en las que parece que lo único que importa es que sigas sus reglas a rajatabla.
Cómo aprender meditación Vipassana paso a paso
La meditación Vipassana se enseña en cursos de 10 días. Hay cursos más largos y más cortos para alumnos avanzados, pero para principiantes lo mínimo son 10 días.
Los cursos tienen lugar en centros de meditación que hay por todo el mundo, y siguen siempre la misma estructura y funcionamiento. De hecho, incluso el profesor es siempre el mismo: S. N. Goenka, un birmano que es considerado el principal maestro de Vipassana en vida. Aunque al centro van otros dos profesores, uno para los hombres y otro para los mujeres, son sólo profesores auxiliares cuya única función es dirigir el curso, poner y parar las cintas de Goenka y responder las dudas de los alumnos.
Los centros de meditación están situados en zonas apartadas de la ciudad, para que exista un silencio total. Tienen tres áreas bien diferenciadas: dormitorios, comedor y sala (hall) de meditación. Hombres y mujeres están separados durante el curso, con su propio comedor, dormitorio y profesor. Sólo se juntan en el hall durante las meditaciones en grupo, y aun así allí se sientan en zonas separadas.
REGLAS
Durante los 10 días que estás en el centro, debes respetar los siguientes preceptos:
- No matar a ningún ser vivo
- No robar
- No tener ningún tipo de actividad sexual
- No mentir
- No tomar sustancias intoxicantes
Además, es obligatorio seguir varias normas:
- Aceptar las instrucciones del profesor, sin ignorar ni añadir nada.
- Abandonar (temporalmente, sólo durante la duración del curso) todos los ritos o ceremonias de otras religiones.
- Mantener el Silencio Noble durante la duración del curso. Es decir, evitar cualquier tipo de comunicación con los demás estudiantes, ya sea hablada, escrita o por gestos. Sólo está permitido comunicarse con el profesor en caso de problemas con la comida, de salud, etc.
- Evitar cualquier tipo de contacto físico.
- Evitar cualquier forma de ejercicio físico, incluido yoga. Pasear para estirar las piernas sí está permitido.
- Vestir con ropa simple, modesta y cómoda. Nada de prendas atrevidas que puedan desconcentrar al resto de meditadores 😉
- No leer, escribir o escuchar música.
- Renunciar a todo contacto con el exterior, salvo en caso de emergencia. Al empezar el curso tienes que entregar tu teléfono móvil y no puedes recogerlo hasta el último día, y está prohibido abandonar el centro durante los 10 días que estás allí
Como ves, las reglas son muy estrictas porque tienen como objetivo que no te distraigas y aprendas correctamente la técnica, pero si te paras a pensarlo tienen mucho sentido. Por ejemplo, no te dejan hablar con otros estudiantes porque cada persona debe experimentar la meditación por sí misma, y si un compañero te dijese que él “ha sentido una energía muy fuerte en el pecho” tu podrías pensar que tienes que sentir lo mismo y que si no es el caso es porque lo estás haciendo mal, cuando no es verdad.
HORARIO
El horario cada día es el siguiente:
4:00 | Suena el gong, ¡a levantarse! A quien madruga, el Buda ayuda |
4:30-6:30 | Meditación en el hall o en tu habitación |
6:30-8:00 | Desayuno |
8:00-9:00 | Meditación en grupo en el hall |
9:00-11:00 | Meditación en el hall o tu habitación, según las instrucciones del profesor |
11:00-12:00 | Almuerzo |
12:00-13:00 | Descanso y entrevistas con el profesor |
13:00-14:30 | Meditación en el hall o en tu habitación |
14:30-15:30 | Meditación en grupo en el hall |
15:30-17:00 | Meditación en el hall o en tu habitación, según las instrucciones del profesor |
17:00-18:00 | Hora del té |
18:00-19:00 | Meditación en grupo en el hall |
19:00-20:15 | Discurso del profesor en el hall |
20:15-21:00 | Meditación en grupo en el hall |
21:00-21:30 | Preguntas y respuestas en el hall |
21:30 | Se apagan las luces. Hora de dormir |
La comida es vegetariana, pero al menos en mi centro era deliciosa. La preparan antiguos alumnos que están allí como voluntarios. Durante la hora del té puedes tomarte una bebida caliente y comer algo de fruta.
El discurso del profesor es un vídeo de Goenka en el que habla del budismo y explica la teoría detrás de lo que has practicado ese día. Era una parte del curso que a mí me resultaba muy amena e interesante.
En qué consiste la meditación Vipassana
Durante el curso de 10 días, aprenderás la técnica de meditación Vipassana.
Se dice que esta técnica estuvo perdida durante siglos, pero que Buda la redescubrió hace más de 2.600 años. Desde entonces, ha ido transmitiéndose de generación en generación hasta llegar a Sayagyi U Ba Khin, que se la enseñó S. N. Goenka, que a su vez te la enseñará a ti 🙂
El curso tiene dos partes bien diferenciadas:
- Anapana. Durante los tres primeros días lo único que haces es contemplar tu respiración. No hacer ejercicios de respiración, sino simplemente observar. Notar cómo respiras, cómo el aire entra y sale por tu nariz, cómo recorre tu faringe y llena tus pulmones. Si tu respiración es rápida, observas que es rápida, y si es lenta, observas que es lenta, pero en ninguno de los dos casos reaccionas. El objetivo del anapana es agudizar tu conciencia para prepararte para la segunda parte del curso.
- Vipassana. El cuarto día hay un evento especial y Goeka, a través de los altavoces, te explica la verdadera técnica de meditación Vipassana. A partir de ese momento se deja de hacer Anapana y se practica Vipassana durante el resto del curso. La meditación Vipassana consiste en recorrer tu cuerpo de la cabeza a los pies parándote a observar las sensaciones en cada punto. Sólo observar, sin reaccionar. El objetivo es que te des cuenta de la naturaleza cambiante del cuerpo y de la mente, y así experimentar las verdades universales. Es más difícil de lo que parece, y sirve para darte cuenta de que a lo largo de los años has dejado de sentir algunas partes de tu cuerpo.
El último día te enseñan una nueva técnica que se llama Metta, y al mediodía (¡por fin!) se levanta el Silencio Noble.
Mi experiencia personal
Soy una de esas personas que siempre tiene que estar haciendo algo productivo. Me considero incapaz de estar sentado sin hacer nada, simplemente “estando”. Esa fue una de las razones por las que quería probar la meditación, para ver si sería capaz de simplemente estar conmigo mismo sin necesidad de estímulos externos.
Si te soy sincero, antes de ir al curso de Vipassana pensaba que cuando me sentase el primer día a meditar y me pusiese a pensar que iba a tener que hacer eso durante 10 días, 12 horas al día , me iba a dar un ataque de ansiedad e iba a salir corriendo de allí. Estaba equivocado. Cuando me senté a meditar el primer día me sentí especialmente relajado.
Mi centro de meditación era un rancho a 2 horas en coche de Seattle. El entorno era muy agradable, rodeado de vegetación y sin un ruido. Hasta había una familia de ciervos que vivía allí y que podías ver paseando todas las tardes. Las habitaciones tenían un baño y dos camas separadas por una pared. El centro proporcionaba mantas y cojines para meditar, así que no hacía falta que los llevases de casa si no querías.
Los primeros días pasaron bastante rápido, pero a partir del 6º la cosa empezó a ponerse cuesta arriba. Me dolía todo de estar siempre sentado en la misma posición y el tiempo pasaba muuuuy despacio. Quería marcharme de allí, pero había llegado muy lejos y tenía que acabar como fuese.
El 7º día viví una experiencia muy interesante. Al final de uno de los periodos de meditación empecé a sentir muchísimo calor en el cuerpo. Era incómodo, pero a la vez liberador. La sensación duró varios minutos y al acabar me sentí muy bien. No tengo ni idea de a qué se debió, porque no volví a experimentar nada así.
El último día, cuando puedes volver a hablar, es el mejor. El gozo que se siente no se puede explicar con palabras. Recuerdo que algunos compañeros corrían por la hierba cantando y gritando de felicidad.
Es muy interesante el hablar por primera vez con personas a las que llevabas viendo continuamente durante 10 días. En tu cabeza les pones nombres, les asignas personalidades (el de la sudadera de los Yankees, que tiene pinta de serio; el de la barba, que siempre se pone primero en la cola del desayuno…) y cuando por fin hablas con ellos te sorprenden completamente.
Por último, el regreso a la civilización necesitó de un periodo de adaptación. Volví a Seattle el 1 de Enero y me sentía extraño interaccionando con otras personas y caminando entre los edificios. Mi novia me decía que actuaba de una manera muy rara, pero se me pasó al cabo de unos días 😀
Resultados y conclusiones
Antes de nada, me gustaría aclarar las posibles expectativas erróneas que puedas tener sobre los cursos de Vipassana.
No esperes alcanzar la iluminación o liberarte de todo tu sufrimiento en sólo 10 días, porque no va a ocurrir. Notarás efectos positivos, sí, pero no se solucionarán mágicamente todos tus problemas ni de pronto te sentirás profundamente feliz. Recuerda que el único objetivo del curso en enseñarte la técnica y darte un empujón a la hora implantar el hábito de la meditación en tu vida, nada más.
En mi caso, esto fue lo que experimenté después de mi retiro de 10 días:
- Percepción aumentada. Me sentí como si el volumen de mis sentimientos y emociones hubiese aumentado. Recuerdo que volviendo a casa en mi coche me puse a escuchar algunas de mis canciones favoritas y no podía evitar el que se me saltasen las lágrimas de la emoción. “¡Joder, qué bueno es este tío!” pensaba. Es como si de pronto fuese capaz de apreciar todo mucho más.
- Mayor claridad mental. Cuando estás 10 días sin Internet, televisión ni publicidad te das cuenta de la cantidad de estímulos externos a los que estamos expuestos cada día. De pronto dejas de pensar en muchas cosas y disfrutas de mayor paz interior. Por ejemplo, en mi caso, al dejar de leer el Marca y escuchar El partido de las 12 me di cuenta de que ya no pensaba en Cristiano Ronaldo ni en el Real Madrid.
- Mayor capacidad de reacción. Cuando ocurría algo negativo en mi vida, como por ejemplo, encontrarme un atasco a la salida del trabajo, notaba que en vez de enfadarme y empezar a maldecir automáticamente tenía unos segundos extra para reaccionar y pensar: “Bueno, esto sólo es un atasco, no tiene sentido cabrearse. De hecho, ¡debería sentirme agradecido por tener un coche! Voy a aprovechar para relajarme y escuchar algo de música o un buen podcast.”
A pesar de todas estas cosas buenas, no conseguí mantener el hábito de meditar durante más de una semana, y acabé dejándome llevar por la vorágine del día a día 🙁 Aun así, considero que la experiencia del curso fue muy positiva y me enseñó muchas cosas. Mi plan es meditar todos los días de 15 a 30 minutos cuando deje de viajar y me establezca en un sitio fijo.
Si tienes el tiempo y las ganas, te recomiendo que hagas un curso de Vipassana. La inversión es muy pequeña (sólo 10 días) y la experiencia tiene el potencial de cambiarte la vida. ¿Por qué no intentarlo? ¡No tienes nada que perder! Además, empezar a meditar es complicado y estar en un entorno perfecto para practicar como el de los cursos ayuda mucho, sobre todo al principio.
La experiencia es dura, no te voy a engañar. Te pondrá a prueba de maneras desconocidas para ti hasta ese momento; lo pasarás mal y querrás salir corriendo; te dolerán las piernas, el culo y la espalda; pero al acabar, te darás cuenta de que eres un poco más sabio, te sentirás orgulloso de ti mismo y estarás contento de haber ido al curso.
Cómo apuntarse a un curso de 10 días de meditación Vipassana
Si después de leer este tocho he conseguido animarte a que pruebes la meditación, puedes apuntarte a tu primer curso a través de una de estas webs:
Los cursos tienen mucho éxito y se llenan muy rápido, especialmente las plazas para mujeres, así que tienes que apuntarte con varios meses de antelación.
Incluso si no estás seguro de si la meditación es para ti o de si las fechas te vienen bien, te recomiendo que te apuntes. Puedes cancelar tu inscripción en cualquier momento y la plaza no se perderá porque la lista de espera suele ser bastante larga.
¿Cuánto cuesta?
Es gratis. En serio, 10 días de comida, alojamiento y aprendizaje gratuitos 🙂
Los cursos y los centros se mantienen únicamente con donaciones. El último día te piden que dones, si quieres, una cantidad de dinero acorde a lo que tengas y a lo útil que te haya resultado lo que has aprendido.
Opiniones de otros meditadores
Algunos amigos y lectores del blog son meditadores habituales y llevan practicando desde hace tiempo. Aquí puedes leer sus opiniones sobre el tema:
Si eres lector de Vivir al Máximo y en algún momento escribiste un post sobre tu experiencia con la meditación, contacta conmigo para que lo añada a la lista o deja el enlace en un comentario.
Preguntas frecuentes
PREGUNTA: Me preocupa el tema de estar mucho tiempo en la misma posición. ¿Te obligan a hacer la “flor de loto”? Es que de elasticidad no es que vaya muy sobrado y me cuesta bastante la dichosa posturita.
RESPUESTA: No te preocupes por lo de la postura. Fieles a su filosofía pragmática, son bastante flexibles. Te hacen sentarte en el suelo, pero puedes sentarte como tú quieras: piernas cruzadas, de rodillas o incluso en unos banquitos meditadores que tienen allí. A partir del cuarto día te piden que no re-ajustes tu postura durante la hora de meditación, pero si te duele la espalda o tienes algún problema te dan incluso una silla con respaldo. Al fin y al cabo, lo que quieren es que medites.
***
Si tienes alguna duda, deja un comentario con tu pregunta y la contestaré en esta sección.
Si ya has hecho un curso de Vipassana, te agradecería mucho que dejases un comentario contando tu experiencia para ayudar a otros lectores a saber qué pueden esperar. ¡Gracias!
Y por supuesto, si acabas haciendo un curso de Vipassana a raíz de este post, ¡tienes la obligación moral de dejar un comentario y contarnos tu experiencia cuando acabes! 🙂
###
La foto es del hall de meditación del curso, visto desde fuera. No puede echar la foto hasta el último día que me devolvieron el móvil.
Un fuerte abrazo a Sergio de Mares, que me escribió para hacerme algunas preguntas sobre Vipassana y me inspiró a escribir este post.