
La mayoría de la gente, cuando piensa en Argentina, piensa sólo en Buenos Aires. Como mucho conocen también Bariloche y el Perito Moreno, pero hasta ahí llegan. Por desgracia, se olvidan de una de mis zonas favoritas del país: el norte.
Fue precisamente allí, en Salta, donde conocí a Lucía, la autora del post de hoy.
Lu, como la llaman sus amigos más cercanos, me contactó por Twitter para que nos conociésemos cuando llegase a su ciudad. Vino a recogerme a la estación de autobuses, me llevó a beber sangría a la mejor peña salteña y me invitó a varios asados en su casa. También fuimos juntos a un concurso de empanadas, un sueño hecho realidad (por si no lo sabías, AMO las empanadas) 😀
La verdad es que me lo pasé fenomenal con ella y me hizo sentir como en casa. Todavía recuerdo nuestras conversaciones sobre la creación de la futura iglesia de Leo Babauta jajaja Le estaré eternamente agradecido por su hospitalidad 🙂
Junto con su novio y los hermanos de su novio, Lu lleva Súperhábitos, un proyecto que tiene como objetivo enseñar a desarrollar buenos hábitos personales para emprender con éxito.
Superhábitos es una iniciativa que me encanta por dos motivos:
- En vez de hablar de modelos de negocios y tácticas para ganar mucho dinero con tu empresa o saber cómo empezar de cero un negocio, se centra en desarrollar una base sólida -unos buenos hábitos- sobre los que construir cualquier proyecto.
- Igual que Vivir al Máximo, tiene un fuerte componente offline. Lu, Mati y el resto del equipo, organizan todos los meses encuentros en Salta para intercambiar ideas y «hacer que las cosas pasen».
Por eso, cuando Lucía me ofreció escribir un post invitado en Vivir al Máximo sobre los hábitos imprescindibles para emprender con éxito ni me lo pensé.
Así que sin más rodeos te dejo con ella, que tiene mucho que contarte.
¡Todo tuyo, Lu!
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10 hábitos imprescindibles para empezar tu propio negocio
Poder viajar en tren mientras trabajaba parecía un sueño lejano, casi imposible.
Estaba terminando la universidad, trabajando a tiempo parcial en un call center y llevaba adelante un proyecto que, aunque tenía una buena rentabilidad, no generaba suficientes beneficios como para vivir de ello.
Después de un par de años así me sentía estancada. Mi negocio ya no me entusiasmaba. Llegaba cansada a casa, intentando terminar mi carrera y pensando en el largo plazo y en el impacto que quería que tuviese mi trabajo. También en el deseo de ayudar a otros y tener libertad y movilidad al mismo tiempo. ¡Todo se me hacía cuesta arriba!
Emprender no es fácil. Es un trabajo duro, sobre todo cuando estudiamos o trabajamos en simultáneo. Entonces pensé “si voy a poner tanto esfuerzo en algo y quiero poder vivir de ello, tiene que tener sentido para mí y permitirme diseñar mi día a día”.
No quería intercambiar mi tiempo por dinero para siempre, ni vivir de algo a lo que no le encontraba significado. Deseaba trabajar en algo mío y que fuese un medio para cambiar la vida de otras personas.
¿Cuál fue mi problema y el de muchos jóvenes en sus primeros proyectos? Seguimos el orden equivocado: de afuera hacia adentro.
Con el equipo con el que emprendo habíamos buscado ideas de negocio rentables y productos que tuviesen demanda. Pasamos mucho tiempo aprendiendo técnicas de marketing, ventas, publicidad, etc. Pensamos primero en el negocio.
¡Pero no funciona de esa manera! Y lo aprendimos a golpes. Estar estancados era la prueba más clara.
Decidimos cerrarlo (era comenzar de cero, y eso me asustaba bastante). Pero esta vez habíamos aprendido la lección y le dimos la vuelta el proceso: de adentro hacia afuera.
Nos enfocamos en nuestras habilidades, en lo que disfrutamos y en construir algo a partir de lo que tenemos para aportar. Comenzamos pensando en que queríamos tener un impacto positivo en la vida de muchas personas, y lograr libertad y movilidad.
Concentrarse en uno mismo y tener un propósito claro marca la diferencia.
Un año después, sé que comenzar por los hábitos y luego pensar en las técnicas trae los mejores resultados y, sobre todo, es un camino que se disfruta mucho más.
Comienza por tus hábitos
Los hábitos son importantes porque son atajos para la mente. Cuando algo se vuelve un hábito lo hacemos de forma automática, y por eso el esfuerzo físico y cerebral que requiere es bajísimo.
Esto significa que, incorporando los hábitos correctos tener claridad, aportar valor, estar en equilibrio, priorizar y disfrutar más de cada día se vuelve algo natural.
Como ya sabrás por ser lector de Ángel, los ingresos pasivos no implican ser pasivo, y construir un negocio lleva mucho trabajo físico y creativo, requiere aprender cosas nuevas permanentemente y tener una gran fuerza emocional.
Con los hábitos correctos se puede construir una base sólida para ser el tipo de persona que carga sus ideas al hombro y las transforma en realidades, logra enfrentar los riesgos y es capaz de moverse en la incertidumbre.
A continuación me gustaría compartir contigo los hábitos más importantes.
Nosotros los pusimos en práctica y nos trajeron buenos resultados, así que decidimos sistematizarlos para que, mediante su ejercicio, más personas puedan dejar de seguir caminos pre-establecidos y dar el primer paso.
#1 Prioriza en base a tu misión
Un emprendedor sabe hacia a dónde va y prioriza en función de eso.
Tener una misión personal es saber cuál es tu objetivo más profundo en la vida, qué buscas aportar al mundo y cuál es el legado que te has propuesto dejar.
Es el Norte en medio de la imprevisibilidad y el caos; te da perspectiva, claridad para identificar oportunidades, motivación y energía, para persistir en medio de las crisis o cambios de circunstancias.
Una forma simple de mantenerlo: elaborar tu enunciado de misión personal, es decir, poner en palabras tu misión. Este es un ejemplo muy simple y claro de la misión personal:
“Vivo una vida equilibrada y desarrollo todas mis dimensiones. Amo y aporto valor, poniendo al servicio de los demás mis habilidades únicas, como el manejo de tecnología y habilidades para simplificar procesos. Soy la base de una familia feliz en la que todos sus miembros se cuidan y apoyan, y mi trabajo cada día se mide por el impacto positivo que produce en la vida de otros”.
Tener la misión escrita permite revisarla 5 minutos cada mañana y a partir de allí definir qué es lo más importante que haremos ese día. Como dije antes, la misión es un Norte, nos guía y nos permite tomar las pequeñas decisiones cotidianas que nos llevan a acercarnos a ese propósito.

#2 Ten una visión clara
Los buenos emprendedores son equilibrados y tienen una visión amplia de sus dimensiones, sus roles y una imagen clara del futuro que persiguen.
Luego de tener claro nuestro propósito, la visión es una imagen clara de un futuro deseado. Esta va a variar con el tiempo, pero su función más importante es la de anclar la misión (que es un tanto abstracta) a algo concreto que podemos imaginar y con lo que podamos conectarnos mediante la visualización. Siguiendo con el ejemplo anterior, la visión podría ser:
“En 5 años vivir en un lugar tranquilo cerca de la familia, poder viajar seguido, levantarme todos los días a trabajar en mi proyecto, aplicando mis habilidades para simplificar procesos y conocimientos tecnológicos para mejorar el blog, y generar productos que ayuden a otros jóvenes a superar los obstáculos que les impiden comenzar sus propios negocios. Tener las tardes libres para compartir con otros, leer y hacer ejercicio todos los días”.
Luego de tener una imagen clara de un momento futuro particular, hay que ejecutar. Y para ello estar organizados, es decir, hacer el ejercicio de equilibrar constantemente. Los buenos emprendedores trabajan duro persiguiendo esa imagen, pero rara vez descuidan el resto de su vida por un proyecto. La imagen de futuro es amplia, no es sólo un proyecto, incluye la familia, espacios para uno mismo.
La mejor manera de aportar valor y trabajar en el propio negocio es estar bien primero, estar en equilibrio. Y el mejor camino para conectarte con eso que tanto deseas es tener una imagen clara de algo que deseas con todas tus fuerzas.
Es simple, sólo con un momento semanal para re-conectarte con tu visión y pensar tu semana podrás definir qué es lo más importante y lo que te acerca a esa situación futura.
Aquí tienes la Guía de organización en base a lo importante para comenzar a experimentar este hábito.
#3 Aprende a aprender
Un emprendedor es capaz de aprender lo que haga falta para poner en marcha su proyecto. Si no sabe algo, lo aprende.
Desde el principio supe que no tener algunos conocimientos no era un obstáculo.
Esto iba en contra de una idea muy extendida: que para tener un negocio tienes que haber estudiado una carrera de negocios o contar con conocimientos técnicos particulares. ¡Esto no es cierto y está limitando a muchas personas! Si tienes la flexibilidad para aprender lo que sea, evaluar qué herramienta o técnica es la más adecuada se vuelve mucho más fácil.
¿Cómo mantenerlo de manera simple? Nunca diciendo que no a algo por no saber hacerlo en ese momento. Ponte siempre en la situación incómoda de intentar aprender y experimentar. (Te va a sorprender la cantidad de cosas aparentemente difíciles que, si te lo propones, puedes aprender).
#4 Haz ejercicio y cuida tu cuerpo
Un emprendedor tiene la energía y vitalidad para afrontar retos y ser productivo.
Hacer ejercicio y cuidar la alimentación no le interesa sólo a quienes quieren verse bien. Es algo que como emprendedores necesitamos atender, y sabemos que dedicar tiempo a cuidarnos físicamente es tan importante como el tiempo que pasamos trabajando en nuestro negocio.
Mientras más saludables estemos, mejor nos sentiremos, y tendremos más energía, creatividad y equilibrio. Es un círculo virtuoso. Así que la próxima vez que pienses que “no tienes tiempo” para hacer ejercicio porque estás trabajando en tu proyecto, recuerda que una hora de ejercicio puede traer las mejores ideas y energías para trabajar luego.
Una forma de mantener la fortaleza física es siguiendo rituales pequeños y muy simples de ejercicio (caminar lo más posible en nuestra rutina diaria, aprovechar las aplicaciones para celulares que tienen rutinas breves muy efectivas, etc.), aunque sean sólo 15 minutos al día, e incorporar una forma de alimentarnos que nos de energías, nos mantenga saludables y no nos complique la vida.
#5 Conócete
Un emprendedor conoce su negocio, pero se conoce a sí mismo primero, sabe identificar y manejar sus emociones.
Este hábito tiene que ver con saber poner pausa, frenar a reflexionar sobre lo que pensamos o sentimos, entendernos y elegir cómo responder a las situaciones externas.
El gran beneficio de esto es que nos hace más independientes porque no dependemos de las circunstancias y no reaccionamos ante algunos sucesos. Cuando algo ocurre, sabemos que hay un gran espacio entre ese estímulo externo y nuestra respuesta.
Además, mientras más nos conocemos, mejores relaciones podemos construir.
Tener un diario o algún tipo de registro es útil para obtener retroalimentación y trabajar este hábito. Escribir es una manera de desacelerar y poner en sintonía el cuerpo con la mente. Escribir diariamente (para nosotros o para compartir con otros en un blog, por ejemplo) es fantástico para reflexionar y poner en palabras lo que sentimos, pensamos y experimentamos. Luego, volviendo sobre esas palabras podemos “mirarnos” desde otro lugar y entendernos.
#6 Meditar
Un emprendedor se enfrenta a estrés, tensiones y ansiedad. Pero sabe frenar y manejarlas.
Meditar es una manera de bajar la velocidad, de equilibrar la mente y el cuerpo, de alejarnos del entorno y tomar perspectiva. No se trata de convertirnos en monjes, irnos a vivir a una cueva y pasar los días encerrados meditando. Se trata simplemente de tener momentos para desconectar, para equilibrar internamente.
Un pequeño ritual que sirve para conseguir esto es meditar 10 minutos al inicio del día. Sólo se necesita un lugar cómodo y tranquilo, y concentrarnos en nuestra respiración tratando de poner la mente en blanco esos minutos.
Además, conviene tenerlo como un as bajo la manga ante un día difícil, o para aplicarlo entre dos actividades distintas, en momentos de estrés inesperados o al finalizar el día.
Se puede meditar desde un minuto hasta varias horas. Pero como todo, requiere esfuerzo y disciplina. Con 10 minutos se puede mantener el hábito y disfrutar de la tranquilidad que conlleva.
#7 Hacer lo importante (y dejar ir el resto)
El emprendedor sabe cuáles son las actividades que le traen mayores resultados, ejecuta esas y elimina las demás.
En otras palabras, hacer lo importante y dejar ir el resto es aplicar la regla del 80/20: identificar el 20% de las actividades que traen el 80% de los resultados; ejecutar ese 20%, dejar ir la necesidad de tener el 100% de los resultados y de que todo sea perfecto; y liberar tiempo para hacer otras cosas importantes 🙂
Como hacer mi propio negocio y mantenerlo supone llevar hacia delante multitud de tareas, puede que este fuera uno de los hábitos que mas trabajo me costó conseguir. Al final aprendes a delegar, a dejar ir y a saber que no eres un robot capaz de hacerlo todo.
Para ejercitar este hábito hay que tener el foco siempre en ese 20% y dejar ir cuando sea necesario. También es muy útil sistematizar, es decir, crear sistemas que luego podamos automatizar (casi todo se puede automatizar y hay aplicaciones para lo que se te ocurra).
#8 Simplificar
El emprendedor sabe qué es lo esencial y no necesita objetos, ropa o muebles en exceso. Sabe eliminar lo que no es importante y enfocarse en lo que sí lo es.
Así como el hábito anterior era hacer lo importante, este es tener sólo lo esencial. Simplificando lo material nos liberamos de la necesidad de tener y acumular, y somos, valga la redundancia, mucho más libres.
También te da la capacidad de construir sin grandes capitales iniciales.
Reducir y digitalizar son dos formas de simplificar tus pertenencias y ganar más libertad. Muchos aspectos pueden reducirse: los espacios, muebles, adornos, papeles, libros, ropa. Y si además de reducir, digitalizas, eres oficialmente libre.
¡Incluso puedes llevar tu casa en una mochila y enfocarte más en vivir que en tener!
#9 Chispa para emprender
El emprendedor elige su negocio en base a lo que le apasiona, sus talentos y los problemas que puede resolver, siendo siempre coherente con sus creencias.
Este hábito se basa en una verdad fundamental: cuando hacemos algo que nos gusta y en lo que somos buenos naturalmente, lo disfrutamos más, y por lógica lo hacemos mejor y con más energía. Canalizar un proyecto hacia las necesidades de los demás te permite profesionalizarte y vivir de ello, y gracias a eso puedes seguir mejorando y creciendo.
Crear un negocio centrándote en aprovechar tus talentos, en lo que entusiasma y en cómo ayudar a otros es lo que llamamos “emprender desde tu Chispa” (acá la Guía 3 para encontrar tu Chispa).
#10 Comunicar con claridad
El emprendedor sabe comunicar sus ideas y conectar con otros para que entiendan qué problemas soluciona y qué valor aporta.
Comunicar el valor que ofrecemos es clave para generar ingresos de tu negocio: no sólo tienes un valor para aportar, sino que logras comunicarlo con claridad.
Conectarte con otros y generar un entorno que te favorezca también es importante, no en términos de networking, más bien en términos de inspiración, apoyo y amistad. Tener un grupo de personas que nos acompañe y que esté persiguiendo objetivos similares es central para persistir y agilizar algunos pasos. Y casi siempre se vuelven buenos amigos 🙂
Hay muchas formas de mejorar el cómo nos comunicamos con otros, sean clientes o amigos. Pero lo más importante es ser siempre honesto y vulnerable, buscar generar vínculos y escuchar.
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Pasó un año.
Hoy me dedico 100% a un proyecto que me entusiasma, que disfruto todos los días, que me permite trabajar desde cualquier lugar y tener un impacto positivo en la vida de muchísimas personas en todo el mundo.
Desde que cambiamos de enfoque y nos centramos en desarrollar primero los hábitos correctos, logré muchísimo más que en los dos años con el proyecto anterior. Y además disfruté intensamente cada día y cada paso del proceso.

Ahora mi misión es compartir estas ideas con quienes quieren poner en marcha sus emprendimientos, pero están estancados con proyectos que no les entusiasman, trabajos demandantes y poco apasionantes, o carreras que no disfrutan.
Emprender no es fácil, pero, ¿qué lo es? Sin embargo, si lo enfocamos de adentro hacia afuera se vuelve mucho más simple.
Emprender es simple, porque se trata de comenzar por los hábitos
Esto es algo que nunca nos dicen. ¡Al contrario! En la universidad, en nuestras casas o en el trabajo no nos enseñan la importancia de los hábitos, no nos dicen qué hacen los grandes emprendedores que vemos en la televisión o en las revistas todos los días cuando se levantan.
Muchos, a pesar de no tener experiencia alguna emprendiendo, nos convencen de que tener un negocio propio es algo muy complejo y reservado a quienes tienen ciertos recursos, contactos o conocimientos técnicos. Nos llenan de miedos.
Así que te lo digo yo: para comenzar tu negocio y ganar la libertad que quieres, comienza por tus hábitos.
Estos hábitos son los 10 buenos hábitos que me llevan a conseguir mis metas, y sin ellos yo no sería nada. Emprender sin hábitos es como intentar correr sin saber andar.
No te preocupes por las técnicas, eso viene después. Las técnicas sin hábitos no te llevarán muy lejos. Saber mucho de diseño sin tener una propuesta de valor no tiene sentido. Tendrás un blog muy lindo pero nada que ofrecer a los demás.
A emprender se aprende emprendiendo. Una vez que damos el primer paso lo que sigue es equivocarse, aprender, mejorar. Y desde ahí todo es crecimiento.
Es un camino de ida: una vez que arrancas, no querrás volver a la rutina de antes 😉
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¡Muchas gracias Ángel por este espacio tan lindo en tu sitio! Soy lectora de VAM hace tiempo y es para mí un gusto poder escribir y compartir estas ideas con otros lectores.
Estoy segura de que son todos personas activas que traen proyectos fantásticos entre manos o que los tienen guardados y que desde hoy van a ponerlos en marcha (¡esa es mi gran esperanza!).
¡Ahora dejo de hablar y me muero de ganas de escucharlos!
Seguimos conversando en los comentarios o los espero en mi bandeja de entrada con gusto –lucia (arroba) superhabitos.com– o por Salta para compartir unas ricas empanadas 😉
¡Un abrazo fuerte!
Lu.-