El pasado sábado en Sevilla conocí a Carlos, el marido de mi prima Patricia y propietario de Guitarra Viva, una escuela de guitarra online que tiene los mejores vídeos para aprender a tocar la guitarra que he visto nunca. Su canal de Youtube tiene más de 300.000 suscriptores y varios millones de visitas.
De todas las cosas que hablamos aquel día la que más me llamó la atención fue la historia del afinador que Carlos tiene en la web. Ahora mismo utiliza el de proguitartuner.com, pero en su momento intentó contratar a un programador que le hiciese el suyo propio… y no fue capaz de encontrar a nadie. Bueno, sí que lo consiguió, pero de las dos personas con las que probó uno le entregó un afinador que perdía memoria y ralentizaba por completo el ordenador (y además le rompió la web al instalarlo), y el otro no fue capaz de terminarlo y acabó devolviéndole el dinero. Al final se dio por vencido.
Todavía recuerdo las palabras de Carlos: “Ángel, sólo pedía a un tío que me lo hiciese BIEN. Le hubiese pagado lo que me hubiese pedido, pero era más fácil contratar a alguien para dar una paliza que a alguien para que me hiciera este trabajo.”
Esto da lugar a una reflexión interesante: ¿tiene Carlos la culpa por no contratar a la persona adecuada o por no especificar bien lo que quería, o es que en España es difícil encontrar buenos profesionales?
Pues justamente de eso va este post 🙂
La mentalidad del 5
Cuando estaba en la universidad no me gustaba trabajar en grupo. Siempre que podía hacía los trabajos yo solo. ¿Y sabes por qué? Porque no me fiaba de mis compañeros.
Después de varios meses de carrera me di cuenta de que la mayoría de estudiantes de Ingeniería Informática se conformaban con aprobar. Las asignaturas no eran nada fáciles y sacar un 5 era una bendición para muchos. Yo, que siempre me he exigido lo máximo, lo veía justo al revés: una nota que no fuese un 10 significaba que tenía que mejorar.
Poca gente compartía mi mentalidad y mis estándares de calidad, y esto me creaba conflictos a la hora de trabajar en equipo. Mientras que yo estaba dispuesto a echarle a cada práctica el tiempo y esfuerzo necesarios para llegar al 10, el resto de compañeros sólo colaboraban hasta conseguir un resultado aceptable que les asegurase el aprobado y a partir de ahí preferían dedicarse a otras asignaturas u actividades de ocio. Al final, yo, que era el único interesado, acababa comiéndome el resto del curro.
Conformarse con un 5 en las pruebas individuales de la universidad está bien porque al único que le afecta es a ti. El problema surge al aplicar esa misma mentalidad a la hora de trabajar para otros. Que yo sepa, ningún cliente quiere contratar a alguien que le haga un trabajo de calidad 5, sobre todo sabiendo que si no te preocupa la calidad puedes encontrar a alguien por mucho menos dinero en China, India o Filipinas. Como mínimo buscan un 7 o un 8, y en algunos casos un 10 (y están dispuestos a pagar muy bien por ello).
Desgraciadamente, en España me he encontrado a muchas empresas y profesionales que sólo buscan el aprobado y a veces ni eso. Estas son tres historias reales que he vivido recientemente cuando he querido darle una oportunidad al producto nacional.
Un proveedor de hosting en el que no puedes confiar
Cuando empecé en el mundo de los negocios online elegí RedCoruna para alojar mis webs. Me gustaba porque tenía buenos precios y los servidores en España.
Durante el primer año no tuve ninguna queja. El hosting compartido iba de fábula, el CPanel tenía todo lo que necesitaba, y los técnicos respondían mis tickets de soporte en cuestión de minutos. Sin embargo, estando en Madrid de viaje en navidades, recibí el siguiente e-mail:
Estimado cliente,
Hemos detectado que su cuenta de hosting compartido está consumiendo demasiados recursos. Esto está afectando al rendimiento del resto de usuarios en ese servidor, por lo que hemos actualizado su plan automáticamente a un VPS.
Deberá pagar la diferencia de precio entre su hosting compartido y el VPS en menos de una semana. Si al cabo de ese periodo de tiempo no hemos recibido el pago, procederemos a eliminar todos sus datos de nuestro sistema.
Atentamente,
El equipo de RedCoruna.
Reconozco que el mensaje (por no llamarlo amenaza) no me hizo ninguna gracia. ¿Y si GMail lo hubiese considerado spam y nunca lo hubiese leído? ¿Y si esa semana hubiese estado en Bahamas sin acceso a Internet? Hubiese perdido TODOS mis datos y mis páginas hubiesen desaparecido durante un tiempo (o quizá para siempre, en caso de no tener una copia de seguridad). No sé, quizá estoy pidiendo demasiado, pero teniendo en cuenta que el sustento de mi familia podría depender de ello digo yo que al menos me merecía que un ser humano me llamase para discutir el problema conmigo, ¿no?
Pero ahí no quedó la cosa. Intenté contactar con ellos por teléfono para ver si me podían dar más detalles sobre qué era lo que estaba consumiendo tantos recursos y dónde estaba el límite, ya que quizá podía solucionarlo y no tener que mudarme a un VPS, pero me dijeron que mejor les escribiese un e-mail (¿para qué tienen soporte técnico por teléfono?). Les escribí y me respondieron que no podían darme más datos y que tenía que pasarme al VPS sí o sí.
Llegados a este punto sentí que me estaban tomando por tonto y que me querían colar un VPS a la fuerza (la diferencia de precio con el compartido es de más de 25 euros al mes), así que hice lo mejor que un consumidor puede hacer cuando está descontento con una empresa: dejar de darles dinero. Unos meses después mudé todas mis páginas a Hostgator y todos mis dominos a NameCheap, y hasta hoy.
ACTUALIZACIÓN: Aunque por norma general sigo prefiriendo trabajar con empresas americanas, recientemente saqué todas mis webs de Hostgator y las migré a Webempresa, una compañía 100% española, y debo decir que de momento estoy encantado con ellos. El rendimiento de los servidores es excelente y el servicio de atención al cliente de primera.
Encontrar buenos escritores freelance: Misión imposible
Durante mis inicios con ComprarEbookYa mi idea era externalizar la redacción de todos los posts. Para ello contraté a un chico llamado Javier a través de MyntMarket (ahora Geniuzz) que escribía dos artículos de 400 palabras sobre cualquier tema por sólo 5 euros.
La calidad y profesionalidad de este servicio me impresionaron. Los artículos eran buenos, tenían más de 400 palabras y además la entrega era muy rápida. Parece que Javier también se dio cuenta de eso y decidió subir el precio a 5 euros por artículo, pero como aun así seguía siendo un chollo, le escribí un mensaje para trabajar con él sin intermediarios y le encargué más de 100 euros en posts, ofreciéndome incluso a pagarle un extra porque sus honorarios me parecían demasiado bajos.
Desafortunadamente, mi relación con Javier acabó después de ese encargo porque decidió dejar de escribir y dedicarse a su empleo de verdad, así que puse manos a la obra para buscar un sustituto. Lo probé todo, desde Find a Blogger a TextBroker y otras páginas de escritores freelance, pero no fui capaz de encontrar a nadie que cumpliese con mis estándares de calidad. Y ojo, no fue porque yo también quisiese pagar 2 euros por posts como ofrecen la mayoría de la gente. No me hubiese importado pagar 30 o 40 euros o incluso más por un buen artículo. El problema es que cada vez que ofrecí esa cantidad lo único que recibí fueron artículos de la misma calidad que si hubiese pagado 2 euros de gente que pretendía cobrar 20 veces más haciendo el mismo trabajo.
Una cosa me quedó clara después de esta experiencia: no es fácil encontrar a un buen escritor.
La historia de las Telepizzas arruinadas
Nada más volver de Seattle las navidades pasadas, quedé con Fran y otros colegas para ponernos al día. Sobre las 3 nos entró hambre y llamamos a Telepizza para pedir unas pizzas.
El repartidor tardó casi una hora en llegar. Al parecer había tenido un accidente con la moto y por eso se había retrasado. De lo que no se había dado cuenta era de que al volcar con la moto se habían arruinado las pizzas, y que más que pizzas aquello era un revuelto de pan, salsa de tomate e ingredientes repartidos por toda la caja (y además estaba frío). Como estábamos muriéndonos de hambre, nos las comimos igualmente pero también llamamos al encargado de Telepizza para contarle lo que había pasado. El chico, muy amable, se disculpó y nos dijo que no nos preocupásemos que nos mandaba unas pizzas nuevas.
Las nuevas pizzas llegaron en menos de 20 minutos y esta vez tenían una pinta deliciosa. El repartidor nos las entregó y, cuando ya estábamos salivando, nos dijo que le teníamos que devolver las pizzas estropeadas. Le dijimos que ya nos las habíamos comido porque eran las 4 de la tarde y no podíamos aguantar más y, aunque le enseñamos una foto para demostrarle que lo que había pasado era cierto, nos respondió que lo sentía y que entonces no nos podía dar las nuevas pizzas. Y así, ni corto ni perezoso, las metió en la moto y volvió al restaurante.
Todavía no he sido capaz de procesar lo que pasó aquella tarde. Una empresa manda a un repartidor a hacer dos viajes innecesarios para quedarse con unas pizzas frías que a ellos les cuestan 2 euros en materiales y unos clientes cabreados. ¡Y todo por no devolverle dos pizzas reventadas que habrían tirado directamente a la basura!
NOTA: Los dos Telepizzas de Cáceres han sido sustituidos recientemente por Dominos Pizza.
España vs. Estados Unidos
Sé que puedo parecer oportunista diciendo esto, pero cuando he trabajado con empresas y autónomos americanos –y te aseguro que durante los 4 años que pasé en Seattle trabajé con muchos– jamás he vivido una experiencia de este estilo.
Es muy cierto que en España también tenemos profesionales como la copa de un pino, pero en general creo que la calidad y el trato que recibes aquí dejan mucho que desear. Por eso no me sorprendió en absoluto la historia del afinador de guitarra viva de Carlos.
Y sí, quizá hayamos tenido mala suerte, o no hayamos conseguido encontrar a las personas adecuadas, o no hayamos sabido explicar detalladamente lo que queríamos, pero al menos yo cuando en el futuro necesite contratar a un verdadero profesional optaré por un americano, porque es lo que mejor resultado me ha dado hasta ahora (y encima suele salir más económico que contratar a un español).
Siempre hay trabajo para el que es bueno
Estos últimos años me he dado cuenta de que es fácil encontrar a un profesional que te haga un trabajo decentemente, pero es muy complicado encontrar a alguien que te lo haga MUY BIEN. La excelencia sigue siendo un bien escaso.
Por eso, a pesar del paro galopante que tenemos, si realmente eres bueno en lo tuyo creo que nunca te faltará trabajo. Los clientes satisfechos te contratarán una y otra vez, hablarán de ti a sus amigos y no les importará pagarte lo que les pidas con tal de no perderte (por favor, no confundir ser bueno con tener títulos).
Así que ya sabes: no seas un chapucero. Busca en todo momento la excelencia en tu oficio, nunca dejes de formarte y de actualizarte, exígete siempre lo máximo. Pregúntate continuamente: ¿Estoy orgulloso de mi trabajo? ¿Haría lo mismo si el cliente fuese yo o mi mejor amigo? Si la respuesta es no ponte las pilas y mejora, pero nunca nunca nunca te conformes con un 5.
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¿Crees que existe una gran diferencia entre los profesionales españoles y los de otros países como Estados Unidos? ¿A qué crees que se debe? ¿Has vivido alguna experiencia similar a la mía o la de Carlos?
Lectura recomendada 1: The Dip.
Lectura recomendada 2: Benjamín y los váteres.
Foto: Trofeo de oro