En mi familia somos tres hermanos, los tres varones. Mi madre quería una niña pero no tuvo suerte, qué le vamos a hacer.
De mis dos hermanos, el mediano, Guillermo, tiene 23 años y está a punto de graduarse en Derecho y ADE. Sólo le queda terminar el proyecto fin de carrera para pasar a formar parte del mundo real, ese en el que hay que trabajar para pagarse el alquiler y los cubatas, las vacaciones sólo duran 4 semanas al año, y el gobierno se queda con un buen porcentaje de tu sueldo cada mes. Como tantos otros jóvenes españoles, se encuentra ante un momento crítico porque por primera vez está obligado a responder a una pregunta que había ido posponiendo hasta ahora: ¿qué narices quiero hacer con mi vida?
Llegados a este punto, sus opciones se dividen en tres grandes grupos:
- Buscar un trabajo (en España o en el extranjero)
- Auto-emplearse
- Seguir estudiando
(Existe una 4ª opción que engloba todos los caminos alternativos, como irse de voluntario a una ONG, vivir en la India tocando el ukelele por las calles o ser el jefe de tu clan de World of Warcraft mientras vives de tus padres, pero he decidido no incluirla por ser poco frecuente)
Aunque mi hermano no me ha dicho nada, mis padres me han chivado sus intenciones: quiere hacer un máster de 15.000 euros en Dirección de Marketing y Gestión Comercial en una universidad privada de Madrid.
Como soy un buen hermano mayor, y para evitar que cometa una equivocación, he decidido dedicarle el post de hoy a Guillermo. No obstante, si acabas de graduarte (o estás a punto de hacerlo) y estás considerando estudiar un máster, también lo he escrito para ti 🙂
¿POR QUÉ quieres hacer un máster?
Cuando en las entrevistas me piden que dé un consejo a todos los que me están escuchando, yo siempre digo lo mismo:
«Haz las cosas por un motivo»
Y cuando digo un motivo, me refiero a un motivo RACIONAL. «Porque lo hace todo el mundo», «porque me han dicho que es buena idea» o «porque sí» no cuentan.
Antes de tomar cualquier decisión, especialmente aquellas que requieren una fuerte inversión de tiempo y dinero, deberías hacerte dos preguntas más importantes que las típicas de «¿qué es mejor un máster o un MBA?» o «¿en qué universidad podrán dar más caché a mi currículum?»:
- ¿Cuál es mi objetivo?
- ¿Es esta la mejor manera de lograrlo?
Si la respuesta a la primera pregunta no es algo que te vaya a acercar a tu estilo de vida ideal o si la respuesta a la segunda pregunta es negativa, entonces deberías hacer algo diferente.
La triste realidad es que la mayoría de personas que deciden estudiar un máster no tienen un objetivo claro y ni tan siquiera saben para qué sirve un master. Si les preguntas el porqué de su decisión te soltarán algo en plan «porque me va a ayudar a encontrar trabajo», «porque con un máster me van a pagar más» o «porque es lo que hay que hacer después de la carrera», pero en realidad ni esas respuestas son propias, ni se han parado a comprobar si son ciertas, ni se han planteado si un máster es el camino más rápido conseguir lo que buscan.
Empieza por el final
Voy a asumir que el motivo último por el que quieres invertir miles de euros y 1-2 años de tu vida es porque crees que te resultará beneficioso de alguna manera, que te merecerá la pena . Crees que gracias a ese máster podrás encontrar un puesto de directivo en una multinacional en Madrid, ser un jefazo con 50 personas a tu cargo o ganar 5.000 euros al mes. Lo que sea.
Muy bien. Ahora imagínate que estabas en lo cierto y que después de gastarte 15.000 euros y pasar varios meses estudiando en una prestigiosa escuela de negocios todas tus pretensiones se hacen realidad.
¿Serías feliz? ¿De verdad es eso lo que quieres?
Porque aunque en tu imaginación todo parezca muy bonito, quizá no te apetezca vivir en Madrid, ser responsable de 50 personas, trabajar 12 horas al día, vestir traje y corbata para ir a la oficina o aguantar el ambiente híper-competitivo que se respira entre los altos cargos de una multinacional. Es más, quizá no necesites ganar 5.000 euros al mes y valores más otras cosas.
Créeme: lo peor que te puede ocurrir es que después de miles de euros y años de esfuerzo consigas tus objetivos… ¡y entonces te des cuenta de que eso no era la que querías! Que habías estado tan ocupado subiendo la escalera que no te habías dado cuenta de que la habías apoyado sobre el muro equivocado.
Por eso es fundamental que empieces por el final, por definir tu estilo de vida ideal.
Sé que soy un poco pesado y ya he mencionado este ejercicio en más de una ocasión, pero lo voy a repetir de nuevo porque es muy importante, especialmente dado el momento en el que te encuentras. Hazte un favor a ti mismo y hazlo cuanto antes:
Vete a un lugar que te guste y en el que nadie te vaya a molestar durante un tiempo: un parque, una cafetería, un restaurante… Apaga el móvil y llévate contigo sólo un cuaderno y un boli. Escribe al principio de una página «¿Cómo sería mi vida perfecta?» y describe en detalle todo lo que se te ocurra:
- ¿Dónde vivirías?
- ¿Quiénes serían tus amigos?
- ¿Tendrías pareja? ¿Cómo sería?
- ¿Trabajarías? ¿En qué? ¿Cuánto ganarías?
- ¿En qué emplearías tu tiempo libre?
- ¿Qué comerías?
- ¿Cómo te vestirías?
- ¿Dónde te irías de vacaciones?
No te cortes. Piensa en grande. Si tu vida perfecta incluiría conducir un Ferrari y vivir en una mansión llena de modelos en bikini a lo Danza Kuduro, escríbelo. Sólo asegúrate de que eres honesto contigo mismo y que todo eso DE VERDAD te haría más feliz.
Fenomenal. Ahora que ya tienes un poco más claro lo que quieres, vuelve a pensar en ese máster que querías hacer.
¿Te va a ayudar a conseguir tu futuro ideal?
Si la respuesta es no, ¡enhorabuena! Te acabas de ahorrar miles de euros y varios meses de tu vida aprendiendo cosas que no necesitas. Puedes invitarme a cenar cuando quieras para agradecérmelo.
Si la respuesta es sí, sigue leyendo 🙂
El negocio de la educación
¿Alguna vez te has preguntado por qué hace unos años nadie estudiaba masters y hoy en día parece que tener uno es un requisito imprescindible para encontrar trabajo? ¿Y por qué a pesar de eso la tasa de paro juvenil es más elevada que nunca?
Yo sí, así que si todavía no lo has hecho te lo voy a explicar: los masters son un gran negocio.
Por ejemplo, el máster que quiere hacer mi hermano dura 6 meses (se imparten dos ediciones al año), está limitado a 50 alumnos y cuesta unos 15.000 euros. Haciendo cuentas:
15.000 x 50 x 2 = 1.500.000 euros
O lo que es lo mismo: la escuela privada se embolsa nada más y nada menos que UN MILLÓN Y MEDIO DE EUROS al año. No está mal, ¿verdad?
Por eso, a lo largo de los últimos años, las distintas escuelas y universidades han invertido mucho dinero en publicidad y marketing para crear una necesidad en la población que antes no existía. Y sólo tienes que leer cualquiera de sus panfletos para ver a qué me refiero. Te darás cuenta de que el mensaje siempre es el mismo:
- Hacer un máster es fundamental para tu futuro
- En nuestro máster te prepararemos como profesional y como líder
- Al acabar nuestro máster encontrarás trabajo casi seguro
- Etc.
Todo ello acompañado de fotos de ejecutivos sonrientes vestidos de traje y corbata y frases llenas de humo como «hay pequeñas acciones que tienen grandes consecuencias» o «cuenta con nosotros para mirar al futuro con garantías».
¿Cuánto de verdad hay en todas esas afirmaciones que nos intentan vender los másters? ¿De verdad es un máster imprescindible para tu futuro profesional?
A continuación quiero analizar desde mi punto de vista las creencias más comunes que tiene la gente sobre los masters.
7 creencias sobre masters al desnudo
1. «Hacer un máster me garantizará un trabajo»
Ningún máster te garantiza un empleo al terminar. Algunos te prometen varios meses de prácticas (mal) remuneradas, y que «pasarás a formar parte de su exclusiva bolsa de trabajo», pero ahí queda todo.
Es cierto que algunos masters están íntimamente relacionados con ciertas empresas, y que contratan a la mayoría de los graduados, pero lo que deberías preguntarte es si es ese el trabajo que quieres. Si vas a «comprar» un puesto de trabajo, ¡asegúrate al menos de que te dejan elegir! No vayas a ser tan tonto de pagar por algo que no quieres.
Conozco a un amigo que hizo un master que le valió para conseguir un empleo en un prestigioso bufete de abogados, pero que no tiene vida de lunes a viernes porque sus jornadas son de 12 horas. Ahora está encadenado psicológicamente, ya que no puede dejarlo porque necesita justificar su inversión.
2. «Necesito un máster para trabajar de lo que quiero»
Salvo algunas excepciones muy concretas, como que quieras ser abogado o estudiar un doctorado, no necesitas un máster para trabajar de nada. Y desde luego, no es necesario para trabajar en marketing ni para ser directivo.
En el caso de que de verdad necesites el título para poder ejercer, tómate el máster como un trámite necesario. Elige el más barato que encuentres y el que menos tiempo y esfuerzo te suponga.
3. «Hacer un máster me permite especializarme, lo cual me ayudará a encontrar trabajo»
Para empezar, deja de decir «encontrar trabajo». Encontrar trabajo de cualquier cosa es una receta para el desastre. Empieza a pensar en encontrar un trabajo concreto, en una empresa en la que te gustaría trabajar y con unas condiciones compatibles con el estilo de vida que quieres llevar. ¿Te ayudaría un máster a conseguir un puesto con esas características?
Sobre el tema de la especialización: un máster no es más que un cursillo de varios meses sobre un tema concreto. A veces es algo que ya estudiaste por encima en la carrera, pero normalmente no tiene nada que ver. ¡O si no que alguien me explique qué relación hay entre derecho y marketing! En todo caso, «especializarte» no te garantiza nada de nada.
Lo que cuenta realmente es la oferta y la demanda. ¿Cuánta demanda hay para los conocimientos que vas a adquirir? ¿Cuánta oferta? A mayor oferta y menor demanda, peores condiciones y más competitividad a la hora de encontrar trabajo.
Piensa que tus competidores son todos tus compañeros de master y todos los graduados de masters similares, no sólo de este año, sino también de los años anteriores y los años siguientes. ¿Va a poder absorber el mercado a tanta gente? ¿Va a haber demanda para esa especialidad en un futuro próximo? ¿Te van a echar a los dos años porque tu empresa tendrá una lista interminable de candidatos dispuestos a hacer lo mismo que tú por menos dinero?
4. «Hacer un máster me ayudará a diferenciarme de los demás candidatos, y eso me ayudará a encontrar trabajo»
Puede que esto fuese cierto hace unos años, pero desde luego no en nuestro tiempos, donde todo hijo de vecino tiene un título de máster enmarcado en su habitación.
Si tu única forma de diferenciarte de tus competidores la puede comprar cualquiera con dinero (porque seamos sinceros, NADIE suspende un máster), mal lo llevas.
El secreto para diferenciarse de los demás es hacer justamente lo opuesto a lo que haga la mayoría, y hoy en día la mayoría de los jóvenes estudian un máster para posponer todo lo posible su enfrentamiento con el mundo real (aunque ellos digan y crean otra cosa). Los resultados ya los conoces: tasas de desempleo juvenil superiores al 50% y salarios infrahumanos.
Si de verdad quieres diferenciarte, toma el camino contrario. En vez de más formación oficial innecesaria y de luchar contra decenas de miles de candidatos por un puesto mileurista, adquiere experiencia en el mundo real, mejora tus habilidades y a ser posible sé tú el que contrata, no el que es contratado. ¡Nunca ha estado tan barata la mano de obra cualificada!
5. «Con un máster ganaré más dinero»
Hazte a la idea de que nadie te va a pagar más por tener un trozo de papel con un sello oficial. A las empresas eso les da totalmente igual. De hecho, si eres espabilado te habrás dado cuenta de que la mayoría de empleos actuales los puede realizar perfectamente cualquier persona de inteligencia media con un cursillo de un mes sin necesidad de carrera ni máster. El único motivo por el que buscan gente titulada es para filtrar a los más disciplinados y a los mejores siguiendo órdenes.
Lo que de verdad le importa a tu empleador son tus habilidades y cuánto dinero les va a reportar tu trabajo, ya que de ahí saldrá tu sueldo y los beneficios de la empresa. Cuanto más valgan tus habilidades, más ganarás.
El problema de hacer un máster es que lo único que demuestra es que eres capaz de aprobar una serie de exámenes. Porque no te engañes: hacer simulaciones de casos prácticos en clase no tiene nada que ver con tomar decisiones con consecuencias reales en una empresa de verdad.
6. «Hacer un máster me permitirá hacer buenos contactos que me ayudará en mi vida profesional»
Vale, tienes razón. Pero… ¿de verdad necesitas hacer un máster para conocer gente?
La respuesta es no. Puedes hacer buenos contactos de mil maneras sin necesidad de pagar por ellos. Además, en un máster la mayoría de tus compañeros van a tener un perfil muy similar al tuyo, lo cual le va a restar valor a este networking.
7. «Hacer un máster me enseñará todo lo que necesito para crear mi propia empresa»
Todavía hay quien creé que al terminar un máster POR FIN se sentirá preparado para ser empresario o para empezar ese proyecto con el que lleva tanto tiempo soñando.
Lamento decirte que estás equivocado. El sistema educativo actual está diseñado para formar empleados, no para formar emprendedores. Lo que aprenderás en el máster es útil, pero si acabas creando tu propia empresa no pondrás en práctica ni el 5% de lo aprendido.
La realidad es que nunca se está totalmente preparado para empezar un negocio. Es algo que uno va a aprendiendo sobre la marcha, a base de golpes y experiencia. La incertidumbre siempre está ahí. Por eso, si quieres montar algo por tu cuenta, lo mejor que puedes hacer es comenzar cuanto antes e ir aprendiendo sobre la marcha lo que lo que vayas necesitando.
La gran falacia de los másters
Llegados a este punto, puede que estés indignado. Cabreado. Profundamente en desacuerdo. Es algo habitual cuando alguien cuestiona tus creencias más profundas.
«¡Pero Ángel!», me dirás. «¡Hay estadísticas que demuestran que las personas con un máster ganan más y tienen menor tasa de desempleo!»
Cierto, tienes razón. Pero si has estudiado estadística alguna vez sabrás que correlación no implica causalidad.
¡Obviamente tener un máster es mejor que no tenerlo! Igual que tener un millón de euros invertidos al azar en bolsa es mejor que no tener un millón de euros de ninguna manera. La pregunta es: ¿es un máster la mejor manera de invertir tu dinero, tu tiempo y tu energía?
La causa de que la gente con un máster gane más y encuentre trabajo más fácilmente no tiene por qué ser el máster. Normalmente la gente interesada en estudios de postgrado son los estudiantes más brillantes y ambiciosos (y en muchos casos también los más ricos, que pueden permitirse matrículas de hasta 60.000 euros para luego justificar su entrada como jefazos en el negocio familiar), así que en cierto modo tiene sentido que les vaya mejor que al resto, tengan máster o no.
El estudio correcto sería elegir a 1.000 estudiantes de master, dividirlos en dos grupos al azar, y que un grupo estudiase el máster y el otro utilizase ese tiempo y dinero, por ejemplo, para leer libros o para empezar un negocio. ¿Qué sería de cada grupo 10 años más tarde?
Así que por favor, no utilices ese argumento para defender que quieres un máster, porque no es válido.
Una nueva forma de extorsión
Antes de acabar, me gustaría comentar que me parece muy negativo que en muchos casos sean los padres los que paguen el máster a sus hijos, que no contentos con 5 (o más) años de gastos pagados exigen a sus progenitores una inversión adicional de miles de euros para continuar sus estudios y seguir viviendo de gorra.
Querido estudiante: 15.000, 7.000 o 2.000 euros es mucho dinero. Si les dices a tus padres que quieres hacer un máster porque es lo mejor para tu futuro laboral, seguramente accedan a pagártelo, porque quieren lo mejor para ti y porque siguen creyendo que la educación universitaria equivale a un futuro estable. Pero ten en cuenta que, salvo que sean ricos, les va a suponer un sacrificio brutal conseguirlos. Van a tener que hacer horas extras, privarse de placeres que se habían ganado o pedir un préstamo al banco.
No me importa que ignores este artículo, eres más que libre de tomar tus propias decisiones. Lo único que te pido es responsabilidad. Que seas un hombre y te lo pagues tú de tu bolsillo, en vez de cargarles el marrón a tus padres. Ya eres mayorcito y tienes que empezar a entender que en el mundo real el dinero no crece en los árboles y las acciones tienen consecuencias. Es muy fácil gastarse el dinero de los demás (o si no que le pregunten a los políticos), pero cuando es el tuyo te lo piensas dos veces.
Si quieres hacer un máster, adelante. Utiliza tus ahorros, trabaja todo el verano o pide por las calles, me da igual. Pero por favor, no extorsiones a tus padres.
Resumiendo
Estoy totalmente a favor de seguir formándose después la universidad. Es más, creo firmemente en el aprendizaje de por vida. Sin embargo, pienso que salvo contadas excepciones estudiar un máster es una mala opción por varios motivos:
- La gran mayoría de los jóvenes lo hacen porque no saben qué quieren hacer con su vida y tienen miedo al mercado laboral, no porque lo necesiten
- No vas a utilizar el 95% de lo que te van a enseñar
- Puedes aprender exactamente lo mismo en menos tiempo y por mucho menos dinero
- Los resultados que esperas no se corresponden con la realidad
- Al acabar vas a seguir sin tener experiencia en el mundo real
¡Ojo! Estudiar un máster es algo positivo, de eso no hay ninguna duda. El tema es que no garantiza nada, y que podrías invertir ese tiempo y dinero de una manera más provechosa.
Aquí tienes algunas alternativas:
- Trabaja para una empresa. Déjate de másters y ponte a trabajar. Independízate económicamente. Adquiere experiencia en el mundo real. Un año en un empresa y viviendo por ti mismo, sin el dinero de papá y mamá, te enseñará más sobre la vida que cualquier máster. Si no eres capaz de encontrar trabajo el problema no es que necesites más títulos, sino que no eres útil para la sociedad. ¡Aprende a serlo! A continuación tienes algunas ideas.
- Trabaja como freelance. Prueba a ofrecer tus servicios como freelance en cualquiera de las páginas especializadas (Trabajo Freelance, Elance, ODesk). Ahí no hay trampa ni cartón: el cliente es el que decide a quién contrata y tú tienes que demostrar lo que vales y ofrecer algo mejor que tus competidores para que elijan a ti en vez de a ellos. Haz esto durante un mes y aprenderás más de marketing, ventas y comunicación que en cualquier máster. Además te dará una buena idea de cómo de útil y de bueno en lo tuyo eres realmente.
- Monta un negocio. ¿Llevas tiempo soñando con montar algo por tu cuenta? ¿En la universidad no te perdías ningún evento con la palabra “emprendedor” en el nombre? Pues ha llegado la hora de la verdad. ¡Es el momento de que crees tu propia empresa! Recuerda que el funcionamiento es sencillo: lo único que tienes que hacer es resolver los problemas o cubrir las necesidades de otras personas y cobrarles por ello. Gracias a Internet la inversión que necesitas es más pequeña que nunca, así que no tienes nada que perder. ¡Inténtalo! Incluso si fracasas estrepitosamente, la experiencia será mucho más provechosa que cualquier máster.
- Lee y haz cursos. Quizá no lo sepas, pero no necesitas ir a la universidad ni hacer un máster para aprender sobre algo. También puedes ser autodidacta y leer libros, o apuntarte a cursos tanto online como offline. Las ventaja de estos otros métodos de aprendizaje son muchas:
- Puedes aprender únicamente lo que necesites, en vez de tener que tragarte un montón de clases innecesarias
- Puedes ir a tu ritmo, en vez de al ritmo de la clase
- Es INFINITAMENTE más barato
Si invirtieses el mismo tiempo y dinero que cuesta un máster en libros le sacarías muchísimo más partido, y si además dedicas parte de ese tiempo a aplicar lo aprendido en algún proyecto real ya ni te cuento.
- Empieza un blog. Tener tu propia plataforma online y una marca personal bien cuidada puede abrirte muchas puertas en el futuro. Expresa tu opinión personal. Ayuda a los demás. Aprende a escribir bien, una de las habilidades más útiles que puedes desarrollar. Establece relaciones. Si insistes, las oportunidades acabarán llegando.
- Viaja. En vez de gastarte el dinero en un máster, gástatelo en un viaje de varios meses, a ser posible solo. Te recomiendo que vayas a Asia, porque es barato y porque es el futuro. Aprenderás a apañártelas por ti mismo, vivirás experiencias inolvidables y harás más amigos que en cualquier programa formativo.
En definitiva: si estás considerando estudiar un máster te recomiendo que te tomes un tiempo para reflexionar sobre qué es lo que quieres, y si de verdad un máster te va a ayudar a conseguirlo. Sé sincero contigo mismo.
Luego reflexiona sobre la historia de Benjamín Serra, que con dos carreras y un máster acabó trabajando limpiando WCs en Londres, porque no supo demostrar que valía para otra cosa. La respuesta de Salvador Sostres que no tiene desperdicio.
Por último, en caso de que a pesar de este artículo ignores mis recomendaciones y decidas hacer el máster, se responsable y págatelo tú. No abuses de tus padres y deja que se gasten ese dinero en unas merecidas vacaciones. Trabaja, ahorra y hazlo cuando puedas permitírtelo. Será mejor para todos.
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¿Cuál es tu opinión sobre los másters? ¿Has estudiado alguno? ¿Te ha sido útil? ¿Crees que podrías haber invertido ese tiempo y dinero de otra manera más productiva? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!
Pregunta para los defensores de los másters: si los masters son lo que verdaderamente importa a la hora de encontrar trabajo y donde uno aprende su profesión, ¿para qué es necesario estudiar una carrera? ¿No sería mejor hacer el máster directamente y que lo subvencionase el estado? Es decir, ¿implantar el modelo del máster privado (en el que los profesores sí tienen experiencia laboral en empresas) en sustitución o como alternativa a la universidad? ¡Ahí lo dejo!