Este es un post invitado de
Rodrigo Martínez Peña
Creo que no debo ser el único que se ha encontrado perdido en la vida más de una vez, con esa amarga sensación de desgana que te lleva a replantearte muchas cosas sobre ti mismo y tu vida en general.
Recuerdo con 20 años tener mi primera gran crisis, no sabía quién era ni a dónde iba, cosa que me afectó en exceso por no tener respuestas.
Caí en una fuerte depresión que me duró un año hasta que finalmente toqué fondo y me encontré con tan sólo dos opciones:
- Tomar otra actitud ante la vida e intentar estar a gusto conmigo mismo.
- Darlo todo por perdido y que la vida hiciese lo que le viniese en gana.
Por suerte fue una experiencia increíble, el salir de ese agujero me hizo conocerme a mí mismo a través del contraste. Empecé a hacer cosas que no acostumbraba y vi partes de mí que desconocía, comencé a tener una visión más amplia de mí mismo y cuando estaba a solas aprendí a escucharme de verdad.
Curiosamente con 24 años volví a sentirme perdido, no a un nivel existencial, sino más bien a un nivel laboral. Yo había sido el típico que había comprado el pack de” sácate una carrera con salida y así te asegurarás un trabajo en alguna multinacional”.
¿Qué pasó?
Que me sentí vacío y además mi vida no era plena.
Para aquel entonces me conocía muchísimo más y sabía cuáles eran mis necesidades reales a un nivel personal, pero era un analfabeto en cuanto a mis necesidades a nivel profesional.
Otra vez la vida me ponía en un punto donde estaba sin saber qué hacer, aunque en este caso no duró mucho ni tuvo tanta intensidad. Conocía mis puntos fuertes, mis rarezas, mi forma de actuar, mis carencias, mis intereses.
Todo fue mucho más fácil.
Básicamente lo que quiero decir es que he pasado por etapas en mi vida que no entendía absolutamente nada de lo que me pasaba, que siempre me notaba fuera de juego y que me sentía solo como alguien perdido en el desierto.
Lo interesante es que esto no sólo me pasa a mí, sino que le pasa a todo el mundo. Todas las personas tarde o temprano se encuentran cara a cara consigo mismas y han de preguntarse si de verdad quieren sentirse alineadas y con sentido en sus vidas.
Hoy simplemente quiero compartirte las 5 principales razones por las que estás perdido.
¿Y de dónde salen?
Pues de la observación continua en mi vida y de verlo una y otra vez en la vida de otros.
¿Preparad@?
1. No te dedicas tiempo a conocerte
Si eres como la mayoría de los mortales no tienes un master en ti mismo, lo cual es normal. Nunca nos enseñaron a escucharnos y a saber sobre nosotros mismos.
Dime la verdad….
- ¿Cuándo fue la última vez que decidiste observar lo que estabas pensando?
- ¿Cuándo fue la última vez que te paraste a analizar por qué sientes lo que sientes?
- ¿Cuándo fue la última vez que escuchaste cuales eran tus deseos más profundos?
Sé que para muchos puede sonar muy alejado de la realidad, pero precisamente es porque no damos importancia a detalles como los que estoy mencionando.
Tenemos una habilidad tremenda para pasar por alto este tipo de cosas que parecen menos tangibles y que no dan un resultado inmediato. Por lo contrario, lo que hacemos es poner este tipo de preguntas en un cajón y seguimos como si nada pasase.
Lo curioso es que el cajón acaba reventando de la misma manera que lo haría cualquier otra cosa a la que no se atiende sus necesidades.
La próxima vez intenta no evitar la soledad de ciertos momentos incómodos y quédate cara a cara con el dolor. Esto nos hace replantearnos las cosas, madurar y además actúa como un espejo.
¡Es un ejercicio sanísimo!
Cuando no te conoces no sabes quién eres y por lo tanto, en la mayoría de los casos, te creas una máscara externa adaptada a los gustos de los demás para ser socialmente aceptado.
Tarde o temprano, con las dificultades de la vida acabas notándote artificial. Haciendo cosas que realmente no quieres, teniendo reacciones que no van contigo y pasando el tiempo con personas que no te pegan lo más mínimo.
Yo estuve ahí.
Y eso ocurre por falta de desconocimiento.
Ten citas contigo mismo en tus momentos de soledad, aprende del dolor amargo, descúbrete en las grandes crisis y te aseguro que acabarás por conocerte de una manera mucho más intensa.
2. No tienes ningún propósito que te mueva
Este es uno de los más típicos y diría que de los más extendidos en todo el mundo.
¿Cuánta gente conoces que te dice que se siente alineada con un propósito?
¿Cuántas personas conoces que llevan a cabo en la vida algo que tiene un gran sentido para ellos y que quieren hacérselo llegar a todo el mundo?
Me apuesto a que te caben en una mano y puede que te sobren dedos.
Esa es la triste realidad y yo acabé dándome cuenta (tras conocerme a mí mismo) que era fundamental si quería sentirme centrado y no volver a sentirme perdido cada dos por tres.
¿Recuerdas mi primera crisis?
Pues tras superarla me puse las pilas y me saqué la carrera de turismo que llevaba arrastrando porque básicamente no me gustaba.
Cuando acabé, aunque estaba contento, me di cuenta de que no me veía trabajando en eso.
¿De verdad iba a dedicar los siguientes 30 años de mi vida a esa mierda?
Así de claro fue lo que pensé.
Me sentía triste, perdido y con desgana, pero jugaba con la ventaja que para aquel entonces me conocía, sabía mis gustos, manías, virtudes, rarezas, carácter… En otras palabras, había desarrollado una habilidad, si podemos llamarla así, para saber qué hacer cuando estás perdido.
Gracias a ello me tomó poco tiempo darme cuenta de que lo que de verdad quería era dedicarme al mundo del desarrollo personal, ya que era algo que me chiflaba, así que no lo pensé dos veces y me formé hasta que finalmente lo convertí en mi profesión.
Elegí hacer de mi pasión mi estilo de vida y de ayudar a cuantas más personas mejor. Ahora la cosa pillaba otra perspectiva y esa sensación de “no sé ni dónde me encuentro” desapareció.
La cuestión es que este punto es un resultado lógico del primero.
Te puedo asegurar que las personas que sienten que tienen un propósito al levantarse por las mañanas se encuentran mucho más centradas, satisfechas, felices y alineadas que el resto.
¿Qué es lo que te mueve a ti?
- ¿Hacer crecer tu empresa?
- ¿Mejorar cada día en esas clases de flamenco?
- ¿Darte la vuelta al mundo en bici para conocer nuevas culturas?
- ¿Ver crecer a tus hijos?
Sea lo que sea debe haber algo, porque sentir que tienes un propósito te va a dar la sensación de plenitud de vida que todo el mundo anda buscando.
3. No te ves cómo alguien que pueda crecer
Este punto posiblemente no sea tan obvio como los otros pero también contribuye a tu sensación de “estoy perdido en mi vida”.
Yo tuve esta perspectiva limitada hasta los 20 años, no me preguntes por qué, quizá por la educación que había recibido o por no creer en mí lo suficiente.
La cuestión aquí es que un montón de personas se ven limitadas en muchos aspectos y nadie está diciendo que no haya límites, pero me gusta ver al ser humano como una goma elástica que puedes estirar hasta puntos que ni imaginabas.
Recuerdo que una de las causas que me hizo sentir más perdido e incapacitado fue esa sensación de “yo soy así y no puedo cambiar” “Es lo que me ha tocado”.
Curiosamente di con unos libros de un coach americano llamado Anthony Robbins, los cuales son: Poder sin límites y controle su destino.
¡Y justamente decían lo contrario!
Me acuerdo con pelos y señales que se me quedó grabado a fuego cuando escuché a Tony Robbins decir que la sensación de crecimiento, expansión y progreso provoca felicidad y plenitud.
Entonces decidí probarlo, no tenía nada que perder, ¿verdad? 😉
Lo más emocionante era que veía todas las áreas de la vida como posibles puntos de mejora, fue así como empecé a crear estrategias para mejorar mi salud, mis amistades, relaciones de pareja, mi autocontrol y emociones, etc.
Si te ponías a investigar, en todas las áreas existían estrategias que otros ya habían diseñado para alcanzar el “éxito” en ese aspecto, fue así como también descubrí el modelado.
Era una pasada esto de ponerse a jugar con uno mismo y de ponerse a prueba, sinceramente mis días pasaron a ser muy estimulantes y esto también me condujo a adoptar la filosofía Kaizen de origen japonés que significa mejora constante.
Se resumiría en: “Hoy mejor que ayer pero mañana mejor que hoy”
Desde entonces no he hecho más que verme como esa goma elástica que te he dicho al principio, me gusta jugar, experimentar y observar cómo me expando casi sin darme cuenta.
4. No arriesgas ni vives experiencias
Siento ser yo quien te lo tenga que decir, pero las grandes cosas no ocurren en la comodidad de tu salón, ni las grandes oportunidades vienen a tocarte a la puerta de tu casa.
Supongo que ya lo sabías.
Así mismo, muchos se empeñan en quejarse de que su vida sabe a comida de hospital, que se sienten vacíos y que están en una posición que no saben qué hacer. ¿Recuerdas el punto anterior que hablamos de crecer y expandirse? Pues está totalmente vinculado con este cuarto punto.
Muchas veces me dijeron que me arrepentiría de las cosas que no he hecho y no de las que he hecho, aunque esa frase podría parecer simple tiene gran parte de verdad.
Me acuerdo que unos meses después de empezar con mi blog estaba un poco hasta los huevos de estar en España, la cosa es que no me conocía ni el Peter y no generaba ingresos, y claro… tenía que trabajar duro y hacer que esto despegase, aunque a su vez tenía un hambre enorme de irme al extranjero, de vivir y experimentar.
Tenía ansias por salir de mi zona de confort porque sabía en el fondo que las grandes cosas ocurrían fuera de ella.
No tardé mucho en pensármelo y al poco tiempo ya estaba viviendo en Londres, aprendiendo inglés como un loco, trabajando de cualquier cosa y sufriendo como un mamón al inicio.
Sí, no todo fue un cuento de hadas. Pero, ¿sabes qué? Una vez pasado el huracán del inicio y salir de manera bestial de mi zona de confort, mi nuevo “yo” empezó adaptarse al medio y a mejorar todo lo que tenía a su alrededor, poco a poco me fui acomodando en ese entorno caótico y recuerdo esa experiencia como una de las más enriquecedoras de mi vida.
¿Te puedes imaginar lo que yo aprendí ahí?
¿Tú crees que yo a día de hoy estoy arrepentido?
Créeme que no 😉
5. No recuerdas que mañana podría ser el último
Entiendo que no quieras estar pensando sobre la muerte constantemente porque no creo que sea saludable, pero la verdad es que muchos viven como si fuesen inmortales y no es así.
¿Lo recuerdas?
Pensar que esto tiene un fin nos hace valorar nuestro recurso más valioso: nuestro tiempo.
Ocurre algo maravilloso cuando te vuelves consciente de que esto no es infinito y es básicamente que tu mente se aclara, empiezas a priorizar, te vuelves brutalmente honesto contigo mismo, empiezas a dejar a un lado los pensamientos inútiles y las estupideces.
De repente vivir se convierte en algo urgente.
- Empiezas a saborear cuando hay que saborear.
- Comienzas a quitarle hierro a esos miedos irracionales y sin sentido.
- Dejas de perder energía en asuntos que no tienen importancia.
- Todo alcanza una claridad y una nitidez que nunca antes habías conseguido.
A menudo cuando estoy cabreado o en una dificultad me pregunto…
¿Si fuese a morir mañana esto tendría importancia?
Es así como la discusión que tienes con un colega no te lo llevas a la cama y de la misma manera que tienes miedo de iniciar algo simplemente desaparece y lo haces igualmente.
Es como una píldora mágica y tu actitud cambia volviéndote alguien más auténtico, real y libre.
Por cierto, si te interesa saber cuáles son las 5 cosas que la gente más se lamenta justo antes de morir te puede interesar leer este artículo.
Ahora es tu turno
Si has llegado hasta el final… ¡me gustaría leerte! Querría saber si hay alguno de los 5 puntos que has descuidado y si podría ser la razón por la que te encuentras perdido en la vida.
En cualquier caso me encantará que comentes y me cuentes tus experiencias.
Y si quieres profundizar más en lo que cuento en este artículo, Ángel tiene un vídeo de 22 minutos el que comparte su método de 3 pasos para encontrar un camino profesional que te llene y que esté alineado con lo que es importante para ti.
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