¿Tener hijos o no tener hijos?
Posiblemente, esta sea una de las decisiones más importantes y complicadas que todos tenemos que tomar a lo largo de nuestra vida.
Y es que se trata de una decisión que…
- Tiene un impacto directo en absolutamente todo. En tu relación de pareja, en tu carrera profesional, en tu estilo de vida… Tanto tu día a día como tu futuro van a ser muy diferentes en función de que tengas o no tengas hijos.
- Es irreversible. Si decides tener hijos, serán tus hijos durante el resto de tu vida, y estarás ligado para siempre a la persona con los que los hayas tenido. Y si eres mujer y decides no tenerlos, a partir de una cierta edad tu reloj biológico te impedirá dar marcha atrás (a menos que vitrifiques tus óvulos).
De ahí la importancia de que sea una decisión meditada, y sobre todo congruente con tu definición de “una vida a tu medida”.
En mi caso, siempre he sabido que algún día me gustaría ser padre.
Y el próximo mes de febrero, si todo va bien, mi intención se hará realidad con el nacimiento de mi primer hijo: el pequeño Řehoř (nombre todavía no definitivo) 👶
Tal vez tú no tengas tan claro como yo lo de tener niños…
Por eso, en este post me gustaría compartir contigo mis 3 motivos para decantarme por sí tenerlos, por si mi punto de vista te pudiese resultar de ayuda.
IMPORTANTE: lo que cuento a continuación es sólo mi opinión personal, que está influenciada por el hecho de ser varón, de haber tenido una buena infancia (a pesar de no tener unos padres perfectos), y por mis valores y mis circunstancias actuales.
En ningún caso se trata de la verdad absoluta, y tampoco pretendo convencerte de nada ni que estés de acuerdo conmigo.
De hecho, hablo sin haber vivido la experiencia de tener hijos, así que es probable que esté equivocado y que cuando lleve 5 días sin dormir y el bebé no pare de llorar vea las cosas de otra manera 😛
Mis 3 motivos para querer tener hijos
Motivo #1: Creo que tener hijos es la opción correcta en mi caso particular
El ser humano puede tener diferentes motivaciones para hacer algo.
La primera, la más básica de todas, es conseguir placer inmediato. Por ejemplo, te comes un helado porque su sabor te resulta agradable.
La segunda es creer que dicha acción te reportará placer en el futuro. Por ejemplo, estudias para los exámenes de la universidad, aunque no te guste, porque crees que en el futuro te permitirá acceder a un buen trabajo y ganar mucho dinero.
Por último, hay una tercera razón para actuar de una determinada manera que al menos para mí tiene mucho más peso que las dos anteriores y que es hacer algo simplemente porque crees que es lo correcto (incluso si no te aporta ningún beneficio directo más allá del saber que has actuado como deberías).
Pues bien: para mí, el tener hijos entra dentro de esa categoría.
Al final, el que yo pueda estar hoy aquí escribiendo este artículo es el resultado de que mis padres, los padres de mis padres, los padres de mis padres de mis padres… y una larguísima lista de personas en su momento decidiesen tener hijos.
Todas estas personas tomaron esa decisión a pesar de que sus condiciones eran mucho peores que las mías, y en muchos casos a sabiendas que tener un bebé significaba que la madre podía perder la vida durante el parto.
Todas ellas tuvieron que hacer grandes sacrificios para sacar adelante a su familia…
Así que no puedo llegar yo, que tengo unas circunstancias infinitamente mejores que las suyas, y romper esa cadena de miles de años sólo porque quiero dormir bien por las noches y poder hacer lo que me dé la gana.
Si creyese que no iba a poder darle una buena vida a mis hijos o que no iban a nacer en un entorno sano para ellos sería diferente.
Pero en mi caso, reúno todas las condiciones necesarias para poder traer al mundo a varias personitas y darles todo lo que necesitan para que se conviertan en adultos sanos y felices.
Por lo tanto, por encima de todo, considero que mi obligación moral es tener hijos, ser el mejor padre posible para ellos y darles la oportunidad de disfrutar de este regalo tan maravilloso que es la vida, igual que mis padres me la dieron a mí.
Motivo #2: Creo que tener hijos va a hacerme más feliz que no tenerlos
Sí, has leído bien.
A pesar de las noches sin dormir, del estrés, del tiempo y energía que voy a tener que dedicarles, del dinero que me van a costar, del efecto negativo que puedan tener en mi salud mental y en mi relación de pareja…
Quiero tener hijos porque estoy convencido de que, en el cómputo global, tenerlos va a hacerme más feliz que no tenerlos.
Y te cuento por qué pienso de esta manera.
Uno de los grandes descubrimientos que hizo el psicólogo David Kahneman, Premio Nóbel y autor de Pensar rápido, pensar despacio, es que existen dos tipos de felicidad:
- Una felicidad de corto plazo, relacionada con experimentar sensaciones, emociones y estados de ánimo placenteros en tu día a día. Lo que podríamos llamar bienestar.
- Una felicidad de largo plazo, relacionada con despertarte cada mañana con un motivo claro para vivir, con sentir que lo que estás haciendo tiene sentido y con mirar hacia atrás y sentirte orgulloso de todo lo que has conseguido. Lo que podríamos llamar satisfacción vital o autorrealización.
No hay duda de que la llegada de un hijo afecta negativamente al primer tipo de felicidad. Es de sentido común.
Vas a disfrutar de más tiempo libre, una mayor comodidad y una mejor relación de pareja si no tienes hijos, y hay multitud de estudios que lo prueban:
Este gráfico del libro Stumbling on Happiness, de Daniel Gilbert, muestra los resultados de 4 estudios diferentes que llegan a la misma conclusión: la satisfacción conyugal se desploma después del nacimiento del primer hijo y sólo se recupera cuando el último hijo se ha marchado de casa
Dicho esto, mi opinión –y también la de algunos expertos en sociología– es que la magnitud de este impacto negativo depende de distintos factores que sí que puedes controlar.
Si tienes pareja estable, un trabajo con flexibilidad horaria, estabilidad económica… y sobre todo, si tienes los recursos económicos necesarios para contratar a alguien que te ayude, el tener hijos va a reducir tu bienestar mucho menos que si no tienes acceso a todas estas cosas.
Por eso, los ciudadanos de países como Alemania o Noruega, que ofrecen prestaciones de maternidad y paternidad muy generosas, reportan mayores niveles de felicidad después de tener hijos que los ciudadanos de Estados Unidos (EEUU), donde este tipo de ayudas son casi inexistentes.
Además, pienso que la felicidad de corto plazo no es tan importante. Por supuesto, es necesario mantener tus niveles de confort y de sensaciones placenteras por encima de un cierto umbral para no estar amargado y colapsar, pero no creo que la vida consista en maximizar esa variable.
Por otro lado, parece que ser padre o ser madre sí que aumenta la felicidad de largo plazo, porque los hijos dotan de gran sentido y propósito a tu vida.
Tener una personita que depende al 100% de ti y a la que quieres con locura es un motivo muy potente para levantarte cada mañana e intentar hacer las cosas bien.
Y ver a esa personita crecer, prosperar y crear su propia familia, y pensar que tú has contribuido a todo eso, debe ser algo muy satisfactorio. Es el tipo de experiencia que cuando tienes 60 años y miras atrás hace que sientas que tu paso por el mundo ha merecido la pena.
En resumen: que creo que, en mi caso y siendo mis circunstancias las que son, aunque tener hijos vaya a empeorar algunos aspectos de mi vida, va a sumar y darme más de lo que me va a quitar.
Motivo #3: Creo que tener hijos es una parte emocionante de la vida y no me la quiero perder
Ver la cara de tus hijos por primera vez, escucharles decir sus primeras palabras, que te den un abrazo y que te digan que te quieren…
(Y sí, también: discutir con ellos, estar más preocupado porque no llegan a casa, la tristeza de ver cómo se marchan de casa para emprender su propio camino…)
Todas estas son emociones y experiencias que sólo se pueden vivir teniendo hijos.
Y no quiero perdérmelas.
Como explicaba en el punto anterior, soy consciente de que mi vida sería mucho más fácil y cómoda sin niños, por supuesto.
Pero es que si no tuviese hijos y formase mi propia familia, sentiría que me he perdido una parte importante de la vida. Que he vivido a medias.
Al final, yo he venido aquí a jugar.
En el videojuego de la vida, no tengo ningún interés en quedarme para siempre en la primera zona del mapa sólo porque la conozco bien y los enemigos son más sencillos.
Yo lo que quiero es explorarlo todo: quiero visitar todos los mundos, hacer todas las misiones y enfrentarme a todos los monstruos… aunque sea más complicado, requiera más trabajo por mi parte y me deje algunas cicatrices.
Y para poder vivir y hacer todo eso, necesito ser papá.
Conclusión: una decisión muy personal
Estos 3 motivos que te acabo de contar son los 3 motivos por los que he decidido querer tener hijos.
Puede que tú los compartas, y que quieras tener (o hayas tenido) hijos por razones similares.
Puede que no los compartas, y que quieras tener (o hayas tenido) hijos por razones totalmente diferentes a las mías.
O puede que hayas optado porque los niños no formen parte de tu proyecto de vida por la pandemia del coronavirus, porque no tienes instinto maternal, porque no quieres que aumente la tasa de natalidad… o por el motivo que sea.
¿Y sabes qué? Que elijas lo que elijas me parece fenomenal.
Al final, se trata de algo muy personal, y todas las opiniones y decisiones son igual de respetables.
La clave es que sea una decisión consciente que tomes por ti mismo.
Que reflexiones sobre ello, hagas tu lista de pros y contras, y te formes tu propia opinión. Y que elijas tú (con tu pareja) en vez de dejarte llevar por la presión social y hacer lo que esté de moda en ese momento o lo que te digan tus padres o amigos.
Así que si ya tienes claro si tener o no tener hijos, ¡enhorabuena!
Y si no, espero que este artículo te haya ayudado a aclarar tus ideas, y que decidas lo que decidas funcione para ti 🙂
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¡Ahora es tu turno!
¿Te gustaría o no te gustaría tener hijos? ¿Por qué?
Y si ya tomaste la decisión de tenerlos o no tenerlos, ¿cuáles fueron los motivos que te llevaron a actuar de esa manera? ¿Y estás satisfecho o satisfecha con tu decisión?
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