Este inicio de año ha sido bastante duro para mí.
Hace meses que tenía programado un viaje a Estados Unidos que empezó el domingo (ahora mismo estoy en Dallas), y antes de irme quería terminar y lanzar un nuevo curso en el que llevaba trabajando desde verano para poder irme tranquilo.
Como siempre, había hecho un planning detallado de lo que quedaba de proyecto –grabar los vídeos en Navidades, lanzar nada más llegar a Budapest y luego seguir gestionándolo todo tranquilamente desde allí y desde EEUU–, y en principio parecía que todo cuadraba
Sin embargo, entre compromisos familiares varios y que los PowerPoint me llevaron más tiempo de lo esperado, acabé retrasándome casi dos semanas respecto al plan original, y me vi en Budapest con mi novia y MUCHO trabajo por delante.
En ese momento me planteé la posibilidad de posponer el lanzamiento hasta el mes de mayo, e ir terminando todo lo que faltaba con calma. Pero luego me dije «nah, no hace falta cambiar de planes, puedo acabarlo todo si aprieto un poco el acelerador», y ahí fue cuando se empezó a torcer la cosa…
La espiral de la muerte
Las dos primeras semanas en Budapest me las pasé currando como un loco para lanzar Encuentra tu camino en las fechas previstas… y lo logré.
Me dio tiempo a acabar la página de ventas, a preparar el webinar, y a dejarlo todo listo para el gran día.
El único problema fue que no había contado con que ya no era un chico soltero que puede organizarse como le dé la gana sin dar explicaciones a nadie, sino que estaba en una nueva ciudad viviendo con mi novia, y como es lógico ella quería disfrutar de Hungría conmigo.
Tuvimos una discusión por este tema y me comprometí a que durante el resto del viaje íbamos a hacer más cosas juntos, y entonces se me empezó a acumular todo.
Se me juntó la presión de pasar tiempo con ella, la presión de acabar los vídeos y el material del curso antes de las fechas límites, la presión de publicar en el blog porque llevaba tiempo sin escribir nada… y al final acabé entrando en «la espiral de la muerte»:
- Me levantaba temprano para trabajar con la presión de que tenía que grabar cierto número de lecciones antes de la hora de comer porque quería pasar la tarde con mi novia
- La presión de tener que terminar sí o sí antes de cierta hora hacía que me acelerase y que me atascase al grabar los vídeos
- El ver que pasaba el tiempo y no avanzaba a la velocidad esperada hacía que me sintiese todavía más presionado y que grabase todavía peor
- Ese ciclo se repetía hasta que llegaba un punto en el que era incapaz de grabar nada más y tiraba la toalla
- Al día siguiente me levantaba más temprano para intentar hacer lo de ese día y lo del anterior, pero los resultados eran iguales de malo o incluso peores
La situación me resultaba muy frustrante, porque era como si de pronto me hubiese quedado tonto.
Era muchísimo menos productivo de lo normal e incluso la tarea más sencilla me costaba horrores.
Y cuanto más esforzaba para tratar de mejorar la situación (por ejemplo, trabajando más horas), peores resultados conseguía.
Había entrado en ‘tilt'.
Por qué a veces todo te sale mal
Entrar en ‘tilt' o estar ‘tilteado' es una expresión que se utiliza en el mundo del póker y de los juegos online para describir un estado mental en el que entran algunos jugadores cuando obtienen malos resultados en varias partidas consecutivas.
Esos malos resultados –causados por malas decisiones propias o por eventos externos como la mala suerte– hacen que se frustren y que jueguen de una manera más agresiva en las siguientes partidas porque quieren recuperar el dinero o los puntos perdidos cuanto antes, y eso les lleva a cometer más errores y a frustrarse todavía más.
Justo lo mismo que me pasó a mí hace unas semanas.
Y es que, además de en el póker y en los videojuegos, también puedes entrar en ‘tilt' en tu trabajo o en tu vida.
Son esos periodos en los que parece que hagas lo que hagas todo te sale mal, y por mucho que intentas solucionar las cosas lo único que haces es empeorarlas todavía más.
Básicamente, lo que ocurre en estos casos es que una serie de circunstancias negativas te han llevado a un estado de cabreo y frustración, y eso hace que te comportes de una manera diferente a la habitual.
Te dejas llevar por la ansiedad y la presión y, como no estás centrado, tomas decisiones precipitadas y rindes a un nivel mucho más bajo de lo que estás acostumbrado, lo cual hace que cometas más errores todavía.
¿Te ha pasado alguna vez?
Qué hacer si entras en ‘tilt'
Si alguna vez has tenido una esas épocas en las que nada te sale bien, sabrás que no es una experiencia agradable.
Además, es importante salir de ahí cuanto antes para minimizar los destrozos.
No soy un experto en este tema y tampoco estoy en condiciones de dar lecciones a nadie, pero como es una experiencia que tengo muy reciente y he estado pensando mucho sobre ello estas últimas semanas, me gustaría compartir contigo las conclusiones a las que he llegado sobre cómo lidiar con el «tilteo vital».
En mi opinión, la solución es muy sencilla, pero difícil de aplicar.
Este es el proceso:
1. Date cuenta de que estás ‘tilteado’
Lo primero que tienes que hacer para salir de un ‘tilt' es darte cuenta de que estás ‘tilteado’.
Esto es mucho más difícil de lo que parece, porque tu tendencia natural cuando estás en ese estado es hacer todo lo posible para que las cosas vuelvan a su sitio cuanto antes.
Sin embargo, si haces eso, lo único que vas a conseguir es hacer más grande el problema.
Eso es justamente lo que me pasó a mí en Budapest.
Como no conseguía grabar los vídeos que me había propuesto, lo que hacía era dormir menos para poder dedicar más tiempo al proyecto al día siguiente.
Pero claro, me levantaba más cansado y mi nivel de concentración era peor, así que grababa aún más lento y me frustraba todavía más.
La situación fue empeorando progresivamente hasta que llegó un día, justo antes de volver a España, en el que peté.
Mi cerebro dejó de funcionar y me pasé literalmente 4 horas intentando grabar un vídeo de 5 minutos sin éxito porque no conseguía centrarme en lo que tenía que decir.
Después de eso, me di cuenta de que no tenía sentido seguir insistiendo, y pasé casi por obligación al siguiente paso del proceso.
Tú no hace falta que llegues hasta ese punto.
En vez de eso, si ves que llevas unos cuántos días en los que nada te sale bien considera la posibilidad de que quizá estés en ‘tilt'. Y si es así, haz lo que te voy a contar a continuación.
2. Deja de tomar malas decisiones hasta que vuelvas a tener la cabeza en su sitio
Cuando estás en ‘tilt', tu mente está alterada y no puedes pensar con claridad ni actuar correctamente.
Todas tus acciones y decisiones son peores de lo habitual, y eres propenso a cometer errores que además van a empeorar todavía más tu estado mental.
Por eso, lo que tienes que hacer es parar. Detenerte y dejar de hacer tareas críticas. Porque si sigues insistiendo, sólo vas a conseguir empeorar la situación.
Es como intentar salir de un agujero cavando con más fuerza. ¡No funciona!
Lo que necesitas hacer es justo lo contrario: pasarte unos días sin hacer nada que pueda salir mal, relajarte, y dejar que la frustración, la ansiedad y el cabreo acumulados vayan desapareciendo.
En mi caso, lo que hice fue estar dos días completos sin tocar el ordenador.
Ni vídeos, ni e-mails, ni nada de nada. Desconexión total.
Dos días completos en los que lo único que hice fue leer, ver películas, ir a baños turcos, patinar y dormir mucho.
Poco a poco fui notándome más tranquilo, más relajado.
Mi mente volvió a recobrar su agilidad habitual y yo mi sonrisa.
Me estaba «curando».
3. Volver a enfrentar la situación con la mente clara
Por último, una vez que sientas que la frustración ha desaparecido y que vuelves a pensar con claridad, es el momento de reevaluar la situación y ver qué es lo mejor que puedes hacer de ahí en adelante.
Lo más probable es que durante tu periodo de ‘tilteo' hayas causado algunos daños.
No te lamentes por ellos y por lo «tonto» que fuiste porque lo hecho, hecho está, y mira al presente y al futuro.
Pregúntate: «tal y como están las cosas, ¿qué es lo mejor que puedo hacer ahora?»
Yo, por ejemplo, tuve que aceptar que había perdido varios días de trabajo y que ya no iba a poder recuperarlos, y que posiblemente iba a ser imposible acabar todo lo que tenía planeado antes de irme a Estados Unidos.
Pero en vez de cabrearme por eso, me propuse aprender de la experiencia y aprovechar al máximo los días que me quedaba en España para sacar adelante todo el trabajo posible.
Y así fue.
En los 5 días que pasé en España con mi mente funcionando a pleno rendimiento, grabé tres veces más vídeos que en cuando estaba jodido en Budapest y además me dio tiempo a preparar la charla de Tribucamp 2017, que salió fenomenal.
Por eso insisto tanto en que es mejor parar unos días si estás ‘tilteado'.
Porque, aunque quieras solucionarlo todo rápidamente y sientas que no hacer nada es perder el tiempo y te va a retrasar de tu objetivo, en realidad es todo lo contrario.
Sólo estás dando un paso atrás para tomar impulso.
Una última reflexión
Sin duda, el mayor riesgo cuando atraviesas una época en la que todo te sale mal, es el llegar a un punto en el que estás tan frustrado que todo te da igual.
Te dices a ti mismo «¡de perdidos al río!», y te pones como loco a hacer cosas perjudiciales para ti como si no hubiese consecuencias. Porque total, si ya las ha liado… ¿qué más da liarla un poco más?
Esto es un error.
Siempre hay consecuencias.
Y créeme: cuando salgas del ‘tilteo' y termine esa etapa difícil, no te hará ninguna gracia tener que recuperar todo lo que te llevó tanto tiempo conseguir y que has destruido en dos días por un ataque de rabia.
Por eso, mi consejo es que, si te notas emocionalmente alterado por el motivo que sea, entra en “modo control de daños» y evites tomar decisiones importantes y «auto-destruirte» hasta que te recuperes.
Porque todos tenemos días malos.
Todos tenemos épocas malas.
Pero son sólo situaciones pasajeras, y tarde o temprano las cosas siempre vuelven a la normalidad.
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¡Ahora te toca a ti!
¿Conocías el término ‘tilt'? ¿Has tenido alguna vez una época en la que todo te salía mal? ¿Qué fue lo que te hizo entrar en ese estado y cómo lograste superarlo? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!
Un abrazo muy grande a mi madre por estar siempre ahí en los momentos difíciles. Te quiero mucho mamá ♥