En mi último artículo te expliqué que la vida está llena de “juegos” en los que las probabilidades están a tu favor, y en los que te conviene participar una y otra vez porque a la larga siempre vas a ganar más de lo que has invertido.
Uno de estos “juegos” es el contactar con desconocidos por e-mail, y es que, si te paras a pensarlo, es una actividad que…
- Tiene un coste muy bajo (el tiempo que tardas en escribir el mensaje)
- Conlleva un riesgo nulo (si no te responden no pasa nada)
- Pero ofrece unos posibles beneficios altísimos, ya que esas personas a las que escribes tienen el potencial de darte información súper valiosa, convertirse en grandes amigos o incluso acabar siendo contactos claves para tu carrera profesional
Por ejemplo, en el último episodio del podcast, Héctor cuenta cómo antes de lanzar “Un geek en Japón” en el mercado americano, escribió a varios autores, artistas y emprendedores famosos que habían hecho público su interés por Japón y la cultura japonesa para ofrecerles una copia gratuita de su libro.
De todas esas personas, ninguna respondió a su mensaje… excepto una: Larry Ellison, el fundador de Oracle y unos de los hombres más ricos del mundo.
Larry le pidió que le mandase el libro a una dirección, Héctor se lo envió, y unas semanas más tarde, Héctor recibió un e-mail de Larry con algunos comentarios y un pequeño testimonio:
“Everyone who is interested in Japan will find this book fascinating”
(Cualquier persona interesada en Japón encontrará este libro fascinante)
Ese testimonio está ahora mismo en la ficha del libro en Amazon.com, y seguramente a lo largo de los años ha convencido a miles de personas para comprar el libro de Héctor.
Bueno, y a eso hay que sumarle las personas a las que Larry haya regalado o recomendado el libro, los que a su vez se lo hayan regalado o recomendado a otros, etc.
Y todo gracias a un simple e-mail.
Los 5 principios para escribir correos a puerta fría efectivos
La historia de Kirai muestra muy bien que escribir e-mails a puerta fría es uno de esos “juegos” en las que las probabilidades están a tu favor.
Sin embargo, a pesar de ser una de las actividades con mejor ratio coste/beneficio que existen, es algo que muy poca gente hace hoy en día y, los pocos que sí lo hacen, lo hacen fatal.
Por ese motivo, en este artículo quiero compartir contigo los principios clave para contactar con personas que no conoces por e-mail y conseguir que te respondan.
Y créeme: sé muy bien de lo que hablo, porque no sólo es una estrategia que utilizo yo habitualmente, sino que en los últimos 6 años a través de mi blog he recibido literalmente miles de e-mails de desconocidos.
A algunos de esos desconocidos les he respondido, varios de ellos se han acabado convirtiendo en mis mejores amigos o incluso en mis socios… pero en la mayoría de casos, sus correos han ido a la papelera porque lo han hecho muy mal.
Así que sé perfectamente qué es lo que funciona y lo que no funciona, y cuáles son los errores que debes evitar.
A cambio de compartir todo esto contigo, sólo te pido una cosa: que pongas en práctica esa información.
Quiero que, después de leer los 5 principios, escribas como mínimo a 3 desconocidos (lo ideal sería que escribieses a 10) y que, un par de días más tarde, te pases por aquí y nos dejes un comentario contándonos cómo te ha ido.
¿Trato hecho?
Pues venga, vamos a ello 🙂
Principio #1: Da antes de recibir
La mayoría de la gente es egoísta.
Escriben a alguien que no conocen pensando sólo en ellos mismos y en su beneficio.
Piden, piden, piden… pero no dan nada a cambio.
Y claro, así ni consiguen crear amistades ni consiguen nada – sólo quedar como unos caraduras y unos aprovechados.
La clave para tener éxito cuando escribes a un desconocido es hacer justamente lo contrario:
Escribir poniendo el foco en la otra persona, no en tu ombligo, y tratar siempre de aportar valor en vez de extraerlo.
“Pero Ángel, ¿cómo puedo aportar valor a esa persona a la que admiro tanto?” te estarás preguntando.
Pues es más sencillo de lo que crees.
Sólo tienes que ponerte en el lugar de tu destinatario, y pensar en qué tipo de cosas le gustaría recibir en su bandeja de entrada.
Por ejemplo, estas son algunas ideas de las cosas que a mí me gusta recibir:
- Palabras de agradecimiento
- Felicitaciones por mi trabajo
- Historias de personas que han aplicado mis consejos y que han conseguido buenos resultados
- Feedback constructivo y honesto sobre cómo mejorar mis productos
- Información útil para mí (por ejemplo, una lista de los mejores restaurantes de mi barrio)
- Etc.
Como ves, no es nada mágico o especial.
Es simplemente lo mismo que compartirías con cualquier amigo tuyo.
Dicho esto, hay una última manera de aportar valor a un desconocido que quiero mencionar a parte porque muy poca gente la entiende correctamente, y es la siguiente:
Darle la oportunidad de que te ayude.
Sí, has leído bien.
Darle la oportunidad a otra persona de que te ayude es una forma de aportarle valor por el sencillo motivo de que a todos nos gusta ayudar a los demás.
Y si no me crees, piensa en cómo te sientes cuando das dinero a alguien que está pidiendo en la calle, o cuando te para un extranjero en tu ciudad porque está perdido y tú le echas un mano.
Te sientes satisfecho. Te sientes bien.
Porque como decía antes, ayudar a otros seres humanos es algo que llevamos todos en el ADN.
¡Ojo! He dicho que nos gusta ayudar.
Obviamente todos odiamos que nos hagan perder el tiempo, que nos falten al respeto o que nos intenten utilizar, pero esas son cosas muy distintas a echar un cable a alguien.
Así que si te estabas preguntando si puedes pedir ayuda o consejos en tus e-mails a desconocidos, la respuesta es que sí…
Pero aportando siempre valor por tu parte, y teniendo en cuenta los principios que te explico a continuación.
Principio #2: Haz peticiones razonables
Imagínate que estás en un bar, y se te acerca un chico o chica que no conoces de nada.
Te saluda, te explica que lleva un tiempo mirándote y que le gustas mucho, y te pide que te cases con él o ella.
¿Qué harías?
No sé tú, pero yo saldría huyendo de allí.
De hecho, intentaría alejarme lo máximo posible de esa persona
¡Qué miedo!
Obviamente, cuando te acercas a hablar con alguien que no te conoce de nada, no puedes pedirle matrimonio porque es una petición desproporcionada.
Tienes que tener en cuenta cuál es la relación que existe entre vosotros, que en este caso es nula, e ir paso a paso desde ahí.
Por ejemplo, en ese primer contacto, podrías decirle al chico o a la chica que te gustaría charlar 5 minutos con él o con ella, u ofrecerle a quedar otro día a tomar café (sin ningún compromiso, por supuesto).
Además, se lo dirías con una sonrisa en la cara y bien aseado.
Tiene sentido, ¿verdad?
Pues bien: esto es justamente lo mismo que tienes que hacer cuando escribes a un desconocido.
Hacerle una petición razonable.
La pregunta es: ¿qué se considera razonable en este caso?
Pues para mí, lo único razonable cuando escribes a alguien que no conoces es lo siguiente:
- No pedirle nada y sólo aportar valor. Por ejemplo, mandándole un mensaje en el que sólo le das las gracias.
- Pedirle algo que sea muy fácil de resolver, que le quite poco tiempo, y que tenga como objetivo aprender de él. Por ejemplo, hacerle una pregunta muy concreta que pueda contestar con un par de líneas.
- Pedirle algo que le vaya a reportar más valor del que te va a entregar. Por ejemplo, ofrecerle a que participe como invitado en tu podcast, que es algo que le reportará un link en tu blog y que le conozca tu audiencia
Cualquier otra cosa, como hacerle una pregunta abierta tipo “¿qué opinas sobre el sexo de los ángeles?” o pedirle un favor como que comparta un artículo tuyo en las Redes Sociales, es abusar de su confianza o incluso faltarle al respeto que, como explico en el próximo punto, es algo que deberías evitar.
Principio #3: Sé respetuoso
Si quisieses hacerte amigo de alguien o pedirle un favor no te acercarías a él y le insultarías, ¿verdad?
Pues entonces ten mucho cuidado de no hacerlo en tus e-mails a puerta fría.
Algunos consejos para que no metas la pata sin darte cuenta.
En primer lugar, cuida las formas.
Es muy importante que tu mensaje esté bien redactado y que no contenga faltas de ortografía, ya que es algo que da muy mala imagen.
Y ya sabes: cuando conoces a alguien por primera vez, las primeras impresiones cuentan un montón.
En segundo lugar, personaliza tus e-mails.
No hay nada más insultante que recibir un correo que se ve a la legua que es copy/paste y en el que ni si quieran se han dignado a llamarte por tu nombre.
Es como decirle al destinatario “me importas tan poco que ni me he molestado en investigar cómo te llamas y cambiarlo en mi plantilla”.
Así que asegúrate de llamar siempre a tu destinatario por su nombre y de incluir un párrafo que demuestre que “has hecho los deberes” y que le conoces, al menos mínimamente.
Por último, y quizá este sea el consejo más importante, respeta su tiempo.
El tiempo es el recurso más valioso que tenemos.
Cuando le estás pidiendo a alguien unos minutos de su tiempo, realmente les estás pidiendo un fragmento de su vida que nunca más van a recuperar.
Por ese motivo, asegúrate de escribir siempre e-mails cortos y al grano.
Recuerda que no eres nadie para la otra persona, así que no le cuentes tu vida, porque no le interesa.
Además, si abre el email y ve un mazacote de texto, se va a asustar y posiblemente ni se molestará en leerlo.
Principio #4: Pónselo fácil
Una de las mejores maneras de mostrar respeto e inteligencia social cuando le pides algo a un desconocido es haciendo que sea muy fácil para él aceptar tu propuesta.
Ten en cuenta que esa persona te está haciendo un favor, así que es importante reconocer este hecho y mostrarle tu agradecimiento facilitándole las cosas.
Por ejemplo, imagínate que quieres tomarte un café con una persona a la que admiras para hacerle unas preguntas.
Para ponérselo lo más fácil posible, deberías…
- Dejar claro que tú invitas
- Proponer un sitio chulo acorde con los gustos de la otra persona y que le caiga lo más cerca posible, pero a la vez informarle de que estás abierto a desplazarte a donde sea si le viene mejor otro lugar
- Adaptarte al horario que a él le venga mejor
De esta manera, no sólo quedarás bien, sino que maximizarás las probabilidades de que te diga que “sí”.
Además de hacer que sea fácil para tu destinatario aceptar tu propuesta, también tienes que asegurarte de que le resulte fácil rechazarla.
Piensa que es posible que cuando tu destinatario reciba tu mensaje esté muy liado, que no le interese lo que le has pedido o que simplemente no quiera hacerte ese favor, y que por lo tanto su repuesta sea que “no”.
Pero claro, rechazar a otra persona no es algo de buen gusto.
A nadie nos gusta mandar a alguien a la mierda.
Así que, si no le dejas una salida fácil, le estarás poniendo en una situación incómoda.
Por ejemplo, imagínate que quieres que un desconocido lea tu libro, porque ha mostrado interés en el pasado en esa temática y crees que le puede interesar (si no ha mostrado interés previamente, no deberías mencionarlo).
La manera equivocada de hacerlo es preguntarle directamente: “he escrito este libro y me gustaría regalártelo, ¿dónde te lo envío?”.
Porque si no le apetece leerlo, le estás obligando a decirte “oye, no me interesa, mejor no me lo envíes”, que es algo que nadie te va a decir, así que lo más probable es que no te responda para evitarse el mal trago.
Una mejor opción sería escribirle algo en plan: “he escrito este libro, he pensado que podría interesarte por esto y por esto, si en algún momento quieres leerlo (compromiso cero) dímelo y te mando una copia”.
O mejor aún: “he escrito este libro, he pensado que podría interesarte por esto y por esto, aquí tienes un cupón para comprarlo gratis en Amazon si en algún momento lo quieres leer”.
De esta manera, si no le interesa libro no le obligas a rechazarte directamente, sino que le das la oportunidad de responderte con un “gracias por el regalo” tanto si tiene pensado leérselo como si no.
Principio #5: Sé honesto
Decía en el principio #1 que a todos nos gusta ayudar, pero que a ninguno nos gusta que nos tomen el pelo o que se intenten aprovechar de nosotros.
Por eso, cuando contactes con un desconocido, debes ser muy claro respecto a qué es lo que quieres.
Porque, si por algún casual la persona a la que has escrito sospecha o descubre que existe algún tipo de intención oculta detrás de tu mensaje, habrás caído para ella.
Por ejemplo, hace tiempo un lector me escribió para decirme que le encantaba mi trabajo y que le encantaría invitarme a pasar un par de días en su pueblo
Que me podía quedar a dormir en un piso que tenía, que me iba a llevar a comer con sus amigos y que lo íbamos a pasar genial.
Intercambiamos varios correos y el chico me cayó bien, así que aprovechando que tenía que pasar por una ciudad cercana a donde vivía, decidí aceptar su invitación.
Cuál fue mi sorpresa cuando, después de la cena, me intentó reclutar para un negocio de marketing multinivel.
En ese momento, sentí que esa persona me había engañado y que no tenía ninguna intención de ser mi amigo, sino que sólo pretendía comprarme para ganar dinero a mi costa.
Así que, obviamente, corté toda relación con él.
Este ejemplo que te he puesto es muy obvio, porque el chico me demostró claramente que lo que quería en el fondo era aprovecharse de mí.
Pero como te decía antes, no siempre hace falta que muestres tus segundas intenciones, porque con que tu destinatario sospeche que esas segundas intenciones existen, será suficiente para perder su confianza.
Por ese motivo, te recomiendo que evites cualquier e-mail que pueda causar esa sensación, y, si sospechas que tu petición puede dejar lugar a malentendidos, te adelantes a esa posible objeción explicando que no buscas nada más.
Te pongo un ejemplo.
Muchas veces me llegan e-mails de personas que no conozco, que me escriben para decirme que un invitado de su podcast me ha mencionado en el último episodio.
Cuando recibo algo así, lo primero que pienso es: “este chico lo que quiere realmente es que comparta su artículo con mi audiencia”.
La realidad es que puede que ese sea el caso, o puede que no, no lo sé, pero al menos a mí este tipo de mensajes me dan un poco de mal rollo.
De ahí que te recomiende evitarlos por completo o, si tu propósito realmente es honesto, adelantarte a esa posible objeción dejando claro en tu mensaje que no hay segundas intenciones.
En plan:
“No busco que compartas el episodio con tu audiencia. De hecho, imagino que estás muy liado y no quiero quitarte mucho tiempo, así que no hace falta que respondas a este mensaje. Simplemente pensé que te haría ilusión saber que Pepito, que es lector tuyo desde hace años, ha contado públicamente cómo tu trabajo le ha cambiado la vida.”
En cualquier caso, mucho cuidado con tener una agenda oculta y decir una cosa cuando en realidad estás buscando otra totalmente diferente.
Es algo que se ve a la legua, y es la manera más rápida de estropear para siempre una relación.
Contactar con gente que no conoces: un juego al que te interesa jugar
Estos son los 5 principios que debes seguir a la hora de escribir un e-mail a alguien que no conoces.
Utilízalos para contactar con personas a las que respetas o admiras y aprender de ellas, aportarles valor o empezar una relación de amistad.
Como te decía al principio del artículo, contactar con desconocidos es una de esas actividades que tienen un coste mínimo y un riesgo nulo, pero que pueden cambiarte la vida.
Así que conviértelo en una costumbre, y siempre que te topes con alguien a quien te gustaría tener como amigo, le estés agradecido, o le puedas aportar valor, dedica unos minutos a escribirle un e-mail.
Dicho esto, debes saber que, aunque apliques los 5 principios y escribas “el e-mail perfecto”, lo normal es que muchas de las personas a las que escribas no te respondan…
Cuando esto ocurra, no te lo tomes como algo personal.
Piensa que quizá el destinatario estuviese ocupado en ese momento y no tuviese tiempo para responderte, que le pillases en un mal día, o vete tú a saber qué.
Hay mil razones posibles para que alguien no te responda que no tienen nada que ver contigo ni con que hayas hecho algo mal.
Por eso, mi consejo en estos casos es que no te rayes, que pases página y que sigas intentándolo.
Recuerda que el azar juega un papel muy importante en actividades como esta, pero que si no desfalleces y continúas jugando, a la larga ganarás.
###
¡Tu turno!
Elige al menos a 3 desconocidos (aunque si pueden ser más, mejor) a los que respetes, admires o te gustaría tener como amigos, y escríbeles un e-mail siguiendo los 5 principios que te acabo de explicar.
El objetivo del mensaje puede ser saludarles, darles las gracias por algo, hacerles una pequeña pregunta/petición o simplemente aportarles valor, eso ya lo decides tú.
Luego, 1 o 2 días después de escribirles, deja un comentario contándonos cómo fue la cosa.
¿Te respondieron? ¿Funcionó?
Me muero de ganas de conocer tu experiencia 🙂