Desde que empecé Una vida a tu medida, el podcast de Vivir al Máximo, he tenido la oportunidad de hablar largo y tendido con varias personas que han logrado crear una vida que les hace felices.
Y lo que he podido comprobar desde el primer día es que, a pesar de tener personalidades e historias muy diferentes, existen patrones comunes en la manera de actuar y de entender el mundo de todas ellas.
Una de las creencias que comparten estas personas es que vivimos en un mundo complejo, en el que existen muy pocos efectos que tengan una sola causa.
O dicho de otra manera:
Que rara vez las cosas son tan simples como “si haces A ocurre B”, sino que suelen ser más tipo “si haces A hay una probabilidad del X% de que ocurra B”.
Eso significa que el azar juega un papel clave en los resultados que conseguimos, y que de alguna manera la vida es como un gran casino en el que hay diferentes “juegos” a los que puedes apostar.
Y como en cualquier casino, cada juego tiene un coste diferente, ofrece premios diferentes y tiene una probabilidad diferente de que consigas ganar.
Pues bien: lo que he visto que hacen todas las personas a las que he entrevistado en el podcast –y que no hace la mayoría de la gente– es que participan una y otra vez en aquellos juegos en los que las probabilidades les son favorables.
Juegos en los que el precio de la apuesta es muy bajo en comparación con lo que pueden ganar y con la probabilidad de ganarlo.
Porque saben que, a la larga, haciendo esto, van a obtener mucho más de lo que han invertido.
Por ejemplo, imagínate que te ofreciese tirar una moneda al aire, y si sale cara ganas 3 euros, y si sale cruz pierdes 1 euro.
¿Qué harías?
¿Jugarías?
Obviamente sí, jugarías, y además jugarías tantas veces como pudieses, porque las probabilidades están 3 a 1 a tu favor y jugando suficientes veces te harías multimillonario.
Pues en tu vida deberías hacer lo mismo: jugar siempre a juegos ganadores.
Y es que, aunque pienses que el ejemplo que te he puesto es absurdo y que es imposible que existan oportunidades así, la realidad es que sí existen, y a continuación voy a mostrarte algunas de ellas para que compruebes por ti mismo que lo que te digo es verdad.
1. Solicitar una beca
Coste: El tiempo que tardas en rellenar y enviar la solicitud.
Posibles beneficios: Estudiar o trabajar en un país extranjero puede cambiarte la vida. Literalmente. No sólo te lo vas a pasar en grande y hacer grandes amigos, sino que puede que conozcas a personas clave para tu futuro profesional, que encuentres un puesto de trabajo fijo, que te enamores… y un montón de cosas más.
Riesgos: Que no te den la beca y pierdas esos minutos de tu vida.
Probabilidades de éxito: Depende de la beca y de cuáles sean tus cualificaciones, pero en general, es algo factible. No necesitas ser un genio para aspirar a la mayoría de becas.
Caso real: En su último año de carrera, Hector García “Kirai” pidió un montón de becas para irse a trabajar en el extranjero. De todas las solicitudes que envió, sólo le aceptaron en dos, una para pasar unos meses en el CERN y otra para estudiar y trabajar durante un año en Japón, pero esas dos becas le cambiaron la vida.
No sólo fueron algunos de los meses más felices que recuerda, durante los que hizo amistades que todavía mantiene y vivió experiencias inolvidables, sino que gracias a la beca de Japón aprendió japonés, hizo contactos y pudo volver a Tokio a trabajar una vez terminó el periodo de prácticas.
A día de hoy, Héctor lleva más de 15 años viviendo en Japón, y no tiene planes de volver porque le encanta.
2. Invitar a un chico o una chica a una cita
Coste: El minuto que tardas en hacer tu propuesta a la persona en cuestión, y el tiempo que pasas luego con esa persona.
Posibles beneficios: En el mejor de los casos, la persona a la que has invitado a salir puede convertirse en la madre o en el padre de tus hijos. Pero incluso si no es así, lo normal es que al menos la cita te sirva para conocer a alguien interesante y para pasar un buen rato.
Riesgos: Que te digan que no y rechacen tu propuesta, o que la acepten pero luego la cita “te salga rana”.
Probabilidades de éxito: Si te cuidas un poco, eres educado y tus habilidades sociales son decentes, te debería ir bastante bien.
Caso real: Después de salir de una relación amorosa de 4 años y medio, Miguel Hernández decidió que había llegado el momento de encontrar a la mujer de su vida.
Así que, consciente de que el invitar a una cita a una desconocida es un juego en el que el ratio coste/recompensa estaba muy a su favor, diseñó una estrategia para poder participar el mayor número de veces en el menor tiempo posible:
- Se apuntó a LavaLife (una página de citas) durante dos meses
- Buscó a todas las mujeres solteras entre 22 y 32 años en un radio de 30 km
- La web le devolvió 2.000 resultados
- Envío una sonrisa (una de las opciones que ofrece la plataforma para llamar la atención de otro usuario) a cada una de esas 2.000 mujeres
- 250 mujeres le devolvieron la sonrisa
- Envió el mismo mensaje, ligeramente personalizado, a esas 250 mujeres, invitándolas a una cita
- De las 250 mujeres que recibieron la invitación, 20 le dijeron que sí, y tuvo una o varias citas con ellas
- De esas 20 mujeres con la que tuvo citas, encontró una que era perfecta para él y se casaron
Miguel lleva felizmente casado desde entonces, por lo que podemos concluir que la estrategia le funcionó bien 🙂
3. Escribir a una persona desconocida a la que admiras
Coste: El tiempo que tardes en redactar el e-mail.
Posibles beneficios: No hay límites a lo que puede salir de un e-mail. Puede que esa persona y tú os hagáis mejores amigos, que se convierta en tu socio, que te acabe ayudando de alguna manera a lo largo de tu vida…
Riesgo: Que no recibas respuesta y hayas malgastado varios minutos de tu vida.
Probabilidades de éxito: Depende de cómo de alcanzables sean las personas a las que escribas, pero si lo haces bien, las probabilidades de que te respondan son mucho más altas de lo que la mayoría de la gente cree.
Caso real: Javi Pastor tiene la (buena) costumbre de escribir mensajes de agradecimiento a desconocidos cuando lee algún artículo o consume algún contenido suyo que le gusta especialmente.
Gracias a esos e-mails, muchos de esos desconocidos se han convertido en amigos, en clientes o incluso socios, entre ellos yo.
En mi caso, Javi me escribió en 2015 a raíz de leer un artículo mío que le ayudó un montón. Desde entonces estamos en contacto, y en los últimos años le he contratado 2 veces y hemos hecho juntos una promoción de su curso.
4. Crear y compartir contenido de calidad regularmente
Coste: El tiempo que tardes en crear cada artículo, vídeo, podcast, ilustración… o lo que sea que decidas crear.
Posibles beneficios: Crear y compartir contenido que aporta valor a los demás te permite demostrar tus conocimientos y habilidades, y darte a conocer. De esta manera, otras personas pueden descubrirte y contactar contigo para ofrecerte todo tipo de cosas beneficiosas para ti: desde de palabras agradecimiento y ofertas de amistad, hasta un trabajo u otra gran oportunidad.
Riesgos: Que el contenido no tenga ningún impacto. Y aun así, en ese caso, crearlo te habrá servido para mejorar tus habilidades como creador.
Probabilidades de éxito: Depende de la calidad del contenido y de lo bien que se te dé promocionarlo, pero es más alta de lo que la mayoría de la gente cree. Por ejemplo, no conozco a nadie que haya publicado 100 artículos o podcasts de calidad al que no le haya pasado algo “interesante” a raíz de eso.
Caso real: Antonio Rico lleva varios años publicando artículos sobre inversión en su blog.
A finales de 2017, una persona que llevaba tiempo leyéndole, le animó a que crease su propio fondo de inversión, y le puso en contacto con la persona correcta para hacerlo.
Así fue como nació Baelo Patrimonio, un fondo que gestiona Antonio y que terminó 2018 con más de 10 millones de euros de capitalización.
5. Empezar un negocio (online)
Coste: Depende del negocio, pero en general necesitarás varios meses o incluso años de trabajo, y una inversión inicial. En general, estos costes son mucho más bajos si empiezas un negocio online.
Posibles beneficios: Ilimitados. A nivel económico, puedes ganar mucho dinero, e incluso hacer multimillonario. A nivel personal, vas a crecer y aprender muchísimo, y puedes conocer a mucha gente interesante. Y a nivel de impacto, tienes la oportunidad de cambiar la vida de millones de persona a mejor.
Riesgos: Que el negocio fracase y pierdas toda tu inversión. Puesto así puede parecer muy grave, pero si haces las cosas con cabeza, no debería ser el fin del mundo, sino simplemente una situación desafortunada de la que te puedes recuperar.
Probabilidades de éxito: Bajas. Crear un negocio rentable y que te vaya bien no es nada fácil, y quien te diga lo contrario miente. Aun así, sigue siendo una apuesta que merece la pena porque, incluso si las cosas te salen mal, siempre te vas a llevar un montón de aprendizajes, porque tus probabilidades de éxito mejoran con cada intento fallido, y porque los posibles beneficios son tan grandes que muchas veces un sólo éxito puede compensar con creces todos los fracasos anteriores.
Caso real: No es ninguna coincidencia que casi todos los invitados que han venido al podcast hasta el momento tengan su propio negocio.
En muchos casos se trata de negocios pequeños, como el escribir y vender libros, que compatibilizan con un empleo tradicional.
Pero la gran mayoría tiene algún tipo de proyecto o emprendimiento propio.
Porque saben que es una apuesta que merece la pena.
***
Como ves, no te engañaba, y tú mismo has podido comprobar que en el casino de la vida (a diferencia de un casino real) existen juegos en los que las probabilidades están a tu favor.
Yo te acabo de mostrar varios de ellos, pero existen muchos más, y para identificarlos sólo tienes que hacerte una pregunta:
“Si hiciese esto un millón de veces y al terminar hiciese balance de los resultados conseguidos… ¿habría ganado más de lo que he invertido?”
Si la respuesta es SÍ, como en el caso de todas las actividades anteriores, es un juego en el que te interesa apostar.
Si la respuesta es NO, como en el caso de la lotería, es un juego que deberías evitar.
Es tan simple como eso.
En mi experiencia, las personas a las que mejor les va, las que “tienen suerte” y consiguen crear una vida a su medida, son aquellas que entienden la existencia de estas asimetrías y las aprovechan a su favor.
Aquellas que saben identificar los juegos en los que las matemáticas están de su parte, y que tienen la paciencia de participar en ellos una y otra vez.
Ese el secreto para ganar en el casino de la vida.
Y la buena noticia es que lo puedes replicar.
Así que ahora que sabes esto, espero que dediques más tiempo y recursos a participar en “juegos ganadores”.
Quizá no tengas éxito en tus primeros intentos… pero si sigues apostando, los resultados no tardarán en llegar.
###
¡Ahora te toca a ti!
Además de las que he mencionado en este artículo, ¿qué otras “inversiones” conoces en las que las probabilidades están a tu favor? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!