Este es un post invitado de Ubay Serra
de Viajealaesencia.com
Hoy me gustaría compartir contigo los 8 pasos que puedes seguir para ser libre en tu vida. Es decir, para que vivas a tu manera y te sientas auto-realizado y feliz, que es lo que, en principio, todo ser humano anhela. ¿Ambicioso, no?
Para hacerlo, te voy a contar la historia de cómo conseguí ser fisioterapeuta freelance y viajar por el mundo a partes iguales, el estilo de vida que me hace sentir libre y me permite llevar la vida que siempre quise tener.
– ¡Pero Ubay! Yo no quiero ser fisioterapeuta ni viajar por el mundo a partes iguales…
Efectivamente, ni todo el mundo quiere ejercer mi profesión, ni todas las personas sienten necesidad de viajar continuamente, algo que parece haberse convertido en el santo grial de la felicidad.
Así pues, lo que voy a hacer es intentar transmitirte la esencia de cada una de las lecciones que he aprendido a lo largo de mi carrera para que puedas aplicarlas a tu propia vida. De esta forma, tanto si tus aspiraciones pasan por fregar platos, vender cerámica o escribir libros, como si lo que quieres es educar a niños, crear tu empresa o ser investigador biomolecular, podrás sacarle partido a este artículo y conseguir aquello que te propongas.
¿Listo? ¡Pues vamos allá con un post que bien podría dar lugar a un programa llamado Fisioterapeutas por el mundo!
1. Fórmate y ama lo que haces
Cuando acabé COU (el antiguo bachillerato) y quise seguir formándome, al igual que un gran porcentaje de estudiantes preuniversitarios, no tenía ni idea de qué hacer…
Tenía muchas opciones que podían ser válidas en función de mis capacidades, de lo que hubiera querido mi familia o de las salidas laborales del mercado, y si me hubiera regido por alguno de esos criterios probablemente ahora formaría parte de otro gran porcentaje de estudiantes: el de aquellos que dejan sus estudios a medias porque detestan su carrera o el de aquellos que terminan encontrando un trabajo que no les llena (eso en caso de que lo encuentren, claro).
En mi caso, hice caso del romántico consejo que me dieron mis padres: “Haz lo que te guste”. Y como a mí lo que me gustaba era hacer deporte, durante 6 años estudié magisterio de educación física y ciencias del deporte. Cuando terminé, estaba ya trabajando de entrenador, y me encantaba lo que hacía. Sin embargo, no me veía toda la vida ejerciendo esa profesión que, “casualmente” me hizo desarrollar un gran interés por las terapias y la rehabilitación física.
Fue así como se me ocurrió la idea de empezar a estudiar fisioterapia, una bonita disciplina que, lamentablemente, tiene una salida laboral prácticamente nula en España. A pesar de que mi entorno y otros profesionales del gremio me lo desaconsejaron, decidí embarcarme en esta aventura en el mundo de la fisioterapia. Tres años más tarde ya era fisioterapeuta y me apasionaba mi nueva profesión.
Primer paso: Fórmate y, hagas lo que hagas, no olvides estudiar algo que te apasione. Serás más feliz y la vida misma te ayudará a encontrar el camino adecuado para subsistir económicamente.
2. Aprende idiomas
Mi madre tenía la obsesión enfermiza de que aprendiera inglés, así que desde que tenía 7 años me obligó a estudiar en una academia y, más tarde, me mandó a Inglaterra a estudiar el idioma. Así pues, cuando era universitario, ya tenía un buen domino del inglés.
Más adelante, tras un viaje intercontinental (que contaré a continuación), me di cuenta de la importancia de los idiomas: si dominaba lenguas mayoritarias como el inglés o el francés, el mundo se me abría de par en par y, para futuros viajes o trabajos, eliminaría de un plumazo una de las mayores barreras.
En aquel momento tenía 24 años y, además de estudiar fisioterapia, cursaba un master en nutrición y trabajaba a tiempo parcial. Pero aún y así decidí apuntarme a francés. Sin saberlo, aquella decisión sería clave para mi futuro.
Segundo paso: Aprende idiomas, te abrirán puertas, posibilidades y caminos que tal vez ni te hayas planteado.
3. Vive una experiencia transformadora
Hasta los 23 años no sentía ninguna pasión por los viajes. Me sentía cómodo en mi ciudad llevando mi vida de siempre y no tenía ningún interés en salir de allí. Eso cambio cuando, antes de terminar educación física, apareció la posibilidad de hacer un viaje de fin de estudios: una semana en Cuba.
En un principio no tenía intención de ir, pues tenía otras prioridades, muchas cosas que hacer y pocas ganas de gastar dinero. Finalmente, se me encendió una lucecilla y acabé yendo. El resultado de aquella corta experiencia fue espectacular, pues me cambió la vida por completo. Conocer una nueva cultura y una nueva forma de entender la vida amplió mis horizontes y me hizo ver el mundo de otra forma. Recuerdo que al llegar de vuelta a Barcelona me sentía triste, deprimido y confuso. En aquel país tan pobre y humilde tuve la sensación que la gente era más feliz y disfrutaba más de la vida que en la sociedad “desarrollada” (entre comillas) donde vivía.
Ese mismo verano decidí ir a la India, un viaje que, de nuevo, supuso otro shock cultural y otra forma de ver y concebir el mundo. Desde entonces descubrí que viajar era una de mis pasiones y, a partir de aquel momento, siempre que podía, realizaba viajes a países lejanos.
Tercer paso: Vive, siempre que puedas, experiencias transformadoras. Es decir, experiencias que mejoran tu vida haciendo que te conozcas mejor y permitiéndote encontrar nuevos objetivos e ilusiones.
Es difícil saber si una experiencia va a ser transformadora o no hasta que no la vives, pero normalmente suelen ocurrir cuando sales de tu zona de confort y pruebas cosas nuevas. También las encuentras haciendo aquellas actividades que te gustan o que siempre has querido hacer pero que nunca has tenido el valor, el tiempo o el dinero para llevar a cabo. Así que, ya sabes, sea lo que sea, da el paso y hazlo.
4. Adáptate a las nuevas situaciones siendo fiel a ti mismo y tomando decisiones valientes
A los 26 me di de bruces con la vida. Era fisioterapeuta, tenía dos carreras, un master y hablaba cuatro idiomas. Sin embargo, la realidad social y laboral se hizo evidente. Era casi imposible encontrar trabajo de fisio y apenas era mileurista trabajando en dos gimnasios y haciendo terapias en negro. Además, quería seguir formándome en osteopatía, cuatro años más de caros estudios que no me podía permitir.
Pero, como siempre digo, a grandes problemas, grandes soluciones. Llegó a mis oídos que en Francia la profesión de fisioterapeuta estaba muy bien considerada y, además, pagaban muy buenos salarios. Y en ese momento, como por arte de magia, las piezas del puzzle empezaron a encajar (o como dice Paulo Coelho, el universo conspiró a mi favor).
Tenía una profesión que en mi país no valía nada pero que, en otro, me permitiría seguir avanzando laboralmente y ganarme la vida. Me encantaba viajar, conocer nuevas culturas y acababa de terminar mis estudios en Bélgica gracias a una beca Erasmus. Por último, contaba con la ventaja añadida de dominar el Francés. Así pues, ¿dónde estaba el problema? Sin pensármelo dos veces, dejé mis dos trabajos, alquilé mi piso para ayudar a pagar la hipoteca y me fui a vivir a París.
Cuarto paso: La vida es imprevisible y, a veces, no todo sale como queremos. Cuando eso ocurre, hay que saber adaptarse a la nueva situación para conseguir aquello que quieres, si es que lo tienes claro (en caso contrario, tienes que pasar al siguiente apartado). Y para lograrlo, muchas veces hay que tomar decisiones valientes, porque tu familia, tus amigos y la propia sociedad van a ponerte trabas o intentarán hacerte cambiar de opinión, especialmente si tienes que mudarte a otro país. Y lo fácil siempre es quedarse tal como estás. Incluso nosotros mismos nos auto-saboteamos con nuestros miedos e inseguridades.
Sin embargo, te animo a que des un paso al frente y te dejes de excusas: las hipotecas pueden pagarse desde la distancia, los amigos puedes hacerlos allá donde vayas y tu pareja ideal puede que aparezca en el lugar y el momento menos pensado. Si no lo haces ocurrirá lo de siempre: que los años pasarán y acabarás lamentando las cosas que no hiciste cuando ya es demasiado tarde (aunque en realidad nunca lo es). Y eso no es lo que quieres, ¿verdad?
5. Reevalúa continuamente tu vida y traza nuevos objetivos
Durante tres años ejercí mi profesión de fisioterapeuta en París y, simultáneamente, seguía mis estudios de osteopatía, lo cual requería que una o dos veces al mes me desplazase a Barcelona o a Londres. Mi semana consistía en 4 días de trabajo y 3 días de estudio intensivo, así que no tenía tiempo para nada más que eso.
Lógicamente, al final de mi tercer año estaba agotado. Había llegado al límite de mis capacidades y me di cuenta de que estaba siguiendo la clásica y absurda espiral de trabajar, formarme y ganar dinero para pagar facturas y seguir trabajando hasta la jubilación. Entretanto, sentía que la vida se me escapaba de las manos sin disfrutarla en todas sus facetas.
Sin embargo, había cumplido mi objetivo de ejercer mi profesión mientras seguía formándome, y estaba ganando suficiente dinero para subsistir, hacer pequeños viajes en verano e incluso ahorrar. Pero aquella vida ya no tenía sentido para mi. No era feliz con una existencia estándar. Necesitaba más, mucho más. Era el momento de revaluar mi vida y encontrar nuevos objetivos. Necesitaba sentirme libre, vivir a mi aire y seguir dando rienda suelta a mi pasión por los viajes.
En aquel momento hablé con el propietario del centro privado donde trabajaba como autónomo y le comuniqué que me iba. Pero antes de salir del país quise tener otra experiencia transformadora: decidí ir a una isla del caribe francés, donde encontré fácilmente un trabajo durante dos meses antes de volver a España. De nuevo, aquella aventura cambiaría el rumbo de mi vida. Hecho esto, volví a Barcelona para tomarme un año sabático.
Quinto paso: Lo que en un momento de tu vida te hace feliz, en otro momento deja de hacerlo. Los objetivos por los que crees que vale la pena luchar puede que con el tiempo dejen de tener sentido. Cuando ésto ocurre hay que estar alerta, ser sincero con uno mismo y, sin miedo, buscar otros objetivos que vuelvan a hacerte recuperar la ilusión y las ganas de vivir; sea cuando sea y tengas la edad que tengas.
6. Traza un plan de actuación y ejecútalo cueste lo que cueste
Ya en España y a punto de cumplir los 30, decidí tomarme un año para mí. Había ahorrado suficiente para no tener que trabajar durante un buen tiempo, así que podía centrarme en otras cosas. En mi caso, me dediqué a terminar mi último año de osteopatía tranquilamente y empecé a estudiar otro idioma, el portugués. Pero, sobre todo, me dediqué a diseñar un plan de acción que me permitiese disfrutar de un estilo de vida compatible con mis nuevos objetivos vitales.

En mi caso fue fácil, ya que, de nuevo, el universo pareció volver a conspirar a mi favor. Aquella pequeña escapada al caribe francés me dio la solución, pues acababa de descubrir que Francia tenía territorios de ultramar distribuidos por todo el mundo. Territorios exóticos donde había ofertas laborales muy bien remuneradas que me permitirían ejercer mi profesión y, posteriormente, realizar largos viajes. Supongo que ya ves por donde van los tiros, pero…
– ¿A mi qué diablos me importa todo esto? Ni soy fisioterapeuta ni voy a trabajar en los territorios de ultramar franceses.
Por ello, en el…
Sexto paso: tienes que trazar tu propio plan de actuación y ejecutarlo, cueste lo que cueste. Para ello, tienes que haber elegido objetivos realistas (quinto paso) y, sobre todo, sentir que cumplirlos te va a hacer feliz desde lo más profundo de tu ser. ¿Por qué? Porque siempre encontrarás mil excusas para no mover el culo. Y para cumplir sueños o proyectos hay que estar dispuesto a trabajar, olvidarse de excusas y centrarse en los motivos. Y si es tu felicidad la que está en juego, es más probable que los encuentres.
– Vaya, pero ¿cómo elaboro el plan? ¿va a ser duro? ¿me puedes dar un ejemplo?
Vayamos por partes. Pongámonos en el peor de los casos, es decir, digamos que (dejando de lado los problemas graves de salud) no tienes ningún tipo de formación y que tienes la falsa creencia de que ya eres demasiado mayor para cambiar. Incluso en este caso, puedes conseguir lo que te propongas. ¿Un ejemplo?
Te puedo hablar de lo que sé, así que digamos que tu objetivo es vivir viajando y ser sostenible económicamente. Para ello necesitas, en mi opinión, un par de idiomas internacionales como el inglés y el francés (suponiendo que ya hables español) y un par de habilidades profesionales que puedas realizar en cualquier parte del mundo. ¿Cuáles? Profesor de español (o inglés o francés) para extranjeros, monitor de buceo, masajista, instructor de yoga o pilates, programador web, animador de cruceros y muchas otras que me dejo en el tintero.
Para llevar a cabo este plan necesitarás darte tiempo ¿Cuánto? De nuevo, pongámonos en el peor de los casos. Partiendo realmente de cero, en 3 años es posible dominar un par de idiomas extranjeros y un par de las habilidades profesionales que acabo de darte. Dedica 10 horas semanales a los idiomas, otras 10-15 horas semanales a tus formaciones y, simultáneamente, trabaja media jornada para costearte los gastos. ¿Qué si estoy loco? No, en absoluto. Tampoco dije en ningún momento que iba a ser fácil. Tendrás semanas de 50-60 horas de actividad durante una buena temporada, pero no lo olvides: estarás invirtiendo en ti mismo y eso, a largo plazo, dará sus frutos. Te lo digo por experiencia propia. Podrás cambiar tu vida y tu forma de vivir con tus nuevas habilidades. Habilidades que te permitirán encontrar un nuevo trabajo e incluso crear el tuyo propio. Eso de enviar currículums y que alguien te contrate pronto pasará a la historia.
Pero tranquilo, tal vez no todo sean malas noticias. Si ya tienes una buena formación de base, sabes algún idioma y has vivido experiencias transformadoras que te haya permitido crecer como persona y saber lo que quieres (puntos 1, 2 y 3) irás mucho más rápido. En ese caso, empieza directamente por el punto 5.
7. Disfruta de tu nueva vida
De freelance viajes a donde viajes y hagas lo que hagas lo importante es ser feliz y disfrutar. ¿De qué sirve ejercer tu profesión por todo el mundo si no lo disfrutas?
Si sigues los puntos anteriores, es cuestión de tiempo que acabes teniendo la vida que siempre soñaste o, como mínimo, un estilo de vida que te permita ser libre y feliz. Cuando llegas a este punto es el momento de recoger los frutos de todo tu trabajo y disfrutar de tu nueva vida. ¡Enhorabuena!
A partir de aquí, trata simplemente de estar atento a los puntos 4 y 5 para no estancarte ni caer en la auto-complacencia. De esta forma, cuando sea el momento de salir de tu zona de confort y buscar nuevos retos serás capaz de encontrar nuevos objetivos que te ilusionen y de ser lo suficientemente valiente para dar los pasos correspondientes.
En mi caso, pasados los 30 decidí que tendría un estilo nómada trabajando y viajando a partes iguales por los 5 continentes. Actualmente, trabajo como fisioterapeuta autónomo en los diferentes departamentos de ultramar francés durante períodos de entre 6 meses y un año. Cuando termino suelo tener recursos económicos suficientes para realizar viajes de 3 meses por países cercanos y, finalmente, me tomo unos meses sabáticos más para ver a mi gente, aprender nuevos hobbies, realizar formaciones o hacer lo que me plazca. Luego vuelvo empezar de nuevo en otra parte del mundo.
Muchos de mis colegas de profesión no comprenden cómo consigo vivir de este modo trabajando menos que ellos y, por supuesto, ganando menos que ellos. Sin embargo, es tan sencillo como tener pocos gastos y tener un estilo de vida austero. Hay amigos que dicen querer vivir como yo, pero no son capaces de tomar decisiones valientes (punto 4) ni están dispuestos a trazar un plan y ejecutarlo cueste lo que cueste (punto 6). Finalmente, hay otras personas que dicen que tengo suerte. Y tienen razón, he tenido suerte en la vida. Pero como siempre suelo decir, la suerte también se consigue a base de sudor y lágrimas, y si no, vuelve a repasarte los puntos anteriores para tener una visión global de mi trayectoria.
Lo que está claro es que, “el que quiere puede” y todos tenemos la capacidad y el derecho de llevar aquella vida que siempre soñamos.
Por último…
8. Inspira a los demás a que sean libres y cumplan sus sueños
Soy de los que opina que el sentido de la vida y una de las cosas que más satisfacción pueden reportarte es la de ayudar e inspirar a los demás. No hay nada mejor que poner tu granito de arena para que otra persona llegue a ser libre, cumpla sus sueños y sea feliz. Y opino que cuando alguien logra cierto bienestar en su vida, ello se convierte prácticamente en una obligación moral.
Por suerte, mi profesión me permite ya de por sí lidiar con personas y ayudarlas a recuperarse de sus dolencias. Sin embargo, este año, aprovechando uno de mis períodos sabáticos, he decidido crear mi propio blog con el objetivo de inspirar, ilusionar y motivar a la gente a que viaje y a que encuentre sus propios recursos de desarrollo personal. Gracias a ello he podido, por ejemplo, escribir este artículo.
Para terminar, te dejo un video motivacional de 8 minutos (no te pierdas los últimos 4) con el que empecé mi proyecto como bloguero (gracias al curso de Ángel, por cierto). En él describo de forma resumida, con imágenes y sonido, la historia que te acabo de contar. Estoy seguro que te dará una inyección de adrenalina y una buena dosis fuerza para empezar cualquier proyecto que tengas en mente.
###
¿Y tú? ¿Has logrado ser libre? ¿Cuál es tu plan para lograr el estilo de vida que quieres? ¿En cuál de los puntos tienes más dificultades? ¡Me encantaría escuchar tu opinión y que me dejaras un comentario al respecto!