Todos en algún momento hemos sentido la necesidad de cambiar el rumbo de nuestra vida.
Más allá de que la elección que hicimos en el pasado fuera una decisión acertada o no, con el tiempo, las personas evolucionamos y nuestros gustos y preferencias cambian.
Quizá elegiste hacer la carrera que te gustaba, entraste a trabajar en una empresa que te ilusionaba y en la que te sentías cómodo. Pero, unos años después, te diste cuenta de que no era lo que querías.
Como si te encontrases en un callejón sin salida.
Te sentías mal contigo mismo y te empezaba a afectar en otras áreas de tu vida:
- Te encontrabas frustrado con tu trabajo
- Estabas harto de tu jefe y/o compañeros
- Te sentías vacío por dentro
Te entiendo perfectamente, ya que yo viví exactamente lo mismo.
Estuve trabajando varios años para la misma organización. Trabajaba a media jornada y cobraba una miseria. Aun así, el ambiente de trabajo era bueno y estaba contento porque me sentía útil y me pagaba los estudios.
Enseguida me di cuenta de que sacaba más trabajo adelante en media jornada que mis compañeros en jornada completa. En ese momento empecé a preguntarme qué hacía yo ahí si ni siquiera tenía un contrato.
Y es que la decisión de estudiar una carrera o entrar a trabajar a una empresa no debería marcar el rumbo de toda tu vida, como tampoco lo debería hacer irte a vivir a otro país o empezar a salir con alguien.
Toda elección implica una renuncia y tiene unas consecuencias, pero casi nunca son determinantes para el resto de tu vida.
Por eso, es normal que te encuentres en una situación de querer cambiar, y no saber qué hacer al mismo tiempo.
Y ese es el motivo por el que he escrito este post: para ayudarte a descubrir cómo reinventarte con éxito.
¿Por qué quieres reinventarte?
Antes de empezar, es necesario que seas consciente de tu porqué.
¿Por qué quieres reinventarte?
Es posible que estés cansado de hacer siempre lo mismo, que tu entorno (ciudad, amigos, familia) ya no te motive o que estés hasta las narices de tu jefe.
Todos son motivos válidos para desear un cambio en tu vida.
Lo que siempre recomiendo para reconocer esto es hacer el ejercicio de tu vida ideal: te dará una buena idea de qué es lo que quieres, y así compararlo con tu vida actual, entender qué es lo que no está funcionando y saber qué cambios son los que tienes que hacer.
Ahora bien, esto es solo el punto de partida y no es suficiente para tu reinvención.
Cómo reinventarse en 10 pasos
Reinventarse no es un proceso sencillo. No basta con desearlo, sino que supone una serie de cambios profundos en tu vida, empezando por la actitud.
Estos son los 10 pasos que debes dar:
1. Conoce quién eres
Hay una pregunta que nos aterra, nos incomoda y no sabemos cómo responder.
Si alguna vez has sido el nuevo en un lugar (trabajo, fiesta, evento), lo habrás vivido de primera mano.
Llegas, saludas y de imprevisto te preguntan: «¿quién eres?»
Tras un incómodo silencio, te defines como un profesional (pon aquí tu profesión) que trabaja en (empresa).
Eso forma parte de mí, pero no soy yo. Soy mucho más que eso.
Muchas veces respondemos con nuestra profesión porque no nos conocemos lo suficiente. Para ello, es necesario autoevaluarse.
¿Cómo es tu forma de ser? ¿Cuáles son tus puntos débiles? ¿Y tus fortalezas? ¿Qué te hace feliz? Son preguntas profundas que deberás reflexionar con calma.
Conforme hagas ese análisis interno, empezarás a conocerte mejor.
Si estás en un punto en el que no sabes qué hacer con tu vida, deberías leer este artículo.
2. Cambia tu diálogo interno
Eres la persona con la que más tiempo pasas, por lo que las conversaciones que tienes contigo mismo son más importantes de lo que crees.
El discurso que tiene lugar en tu interior te afecta mucho más que cualquier acontecimiento que ocurra a tu alrededor.
¿Cómo te hablas? ¿Con respeto? ¿Qué harías si te trataran como tú mismo lo haces?
Muchas veces somos tan exigentes con nosotros mismos que llegamos a la crueldad, como cuando algo no sale como esperabas te dices: «eres un inútil».
En cambio, cuando nos tratamos bien, con respeto y amor, es cuando somos felices y sacamos lo mejor de nosotros mismos.
Centrarse en lo bueno, agradecer lo que tienes y hacerte responsable de tus actos te llevará a un cambio en tu diálogo interno.
Por ejemplo, te recomiendo tres pequeños ejercicios que puedes hacer para mejorar el diálogo interno:
- Haz alguna actividad que te guste y que conlleve socializarte con los demás, esto te aportará un gran impacto en tus niveles de energía.
- Cada vez que te hables de forma negativa, anota qué te dices y cuántas veces. Al final del día, busca una forma positiva de expresar ese sentimiento. Por ejemplo, en vez de decir «no sirvo para nada», puedes decirte «voy a buscar la manera de enmendar mi error».
- Agradece por todas las vivencias diarias, sean positivas o aprendizajes.
Si te sientes con poca energía o desmotivado, haz actividades que te gusten y socializa. Las experiencias positivas en compañía tienen un gran impacto en tus niveles de energía.
3. Fortalece el optimismo
Si quieres reinventarte es imprescindible que controles tus emociones, especialmente el miedo.
El proceso de reinvención está sujeto a la incertidumbre de no saber si conseguirás tus objetivos, ya sean personales o profesionales.
Y la incertidumbre -sin un plan y una buena inteligencia emocional- deriva en miedo. El problema no es sentir miedo sino dejarte dominar por él y que pueda llegar a paralizarte.
El miedo es una alerta de que hay un riesgo. Acéptalo y sigue adelante.
Durante un proceso de cambio, puede aparecer el pesimismo. Las personas queremos que nuestro esfuerzo tenga una recompensa inmediata. Necesitamos ver resultados. Pero las cosas llevan su tiempo.
Cuando el pesimismo se hace presente, no hay que darle demasiada importancia, ya que si se adueña de nosotros, puede llevarnos a tomar malas decisiones que terminen llevándonos justo donde no queremos, al fracaso.
Es lo que se conoce como profecía autocumplida.
Dividir el objetivo principal en pequeñas metas, actuar a pesar del miedo y avanzar acompañado son 3 grandes maneras de combatirlo.
Enfócate en lo que puedes ganar y no en los obstáculos que se presentan en el camino.
4. Amplía tus horizontes
Las personas somos seres rutinarios. Nos gusta tener un horario, tener unos hábitos que nos ayuden a ser productivos.
Eso es maravilloso.
El problema es cuando estamos tan inmersos en nuestras rutinas, que nunca hacemos nada nuevo, nunca quedamos con alguien que acabamos de conocer y nunca visitamos nuevos lugares.
Abre tu mente, abandona tu zona de confort, sal de la caja.
La rutina, una vez que la adquieres, es muy cómoda. Te hace sentir seguro. Te sientes bien.
Sin embargo, también te está limitando a las infinitas opciones que tienes delante de ti.
Pequeños cambios en tu vida te permiten afrontar nuevos retos, que te esfuerces y te superes. También te lleva a descubrir nuevos horizontes, tener nuevas ideas e ilusiones.
Por tanto, debes tener una rutina, sí, pero, de vez en cuando, debes salirte de ella y probar cosas nuevas:
- Prueba una nueva dieta
- Prueba una nueva rutina de ejercicios
- Prueba a hacer aquello que te da tanto miedo
Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.
5. Deshazte de todo lo que no necesites
Hay muchas cosas en tu vida que no necesitas. Algunas las has elegido tú y otras te han venido dadas.
No solo me refiero a bienes materiales, sino también a vínculos, creencias y etiquetas. No solo te sobra esa tablet que no usas, sino también esas amistades, esas creencias limitantes o la etiqueta de cobarde que te puso el matón de la clase.
Está claro que en la cultura materialista en la que vivimos, todos acumulamos cosas que no necesitamos. Abres el garaje, trastero o baúl de los recuerdos y encuentras un montón de cosas que no has usado ni vas a usar en tu vida.
Véndelas, regálalas o tíralas, según el caso.
Deshacerse de vínculos significa dejar de ver y mantener relación con personas que no te hacen bien. Puede que hayáis sido amigos en el pasado, pero os habéis distanciado y habéis evolucionado de forma tan diferente que ya no tenéis nada en común.
La decisión es tuya, pero todos tenemos antiguos amigos que ya no lo son, solo que no nos atrevemos a admitirlo.
En el ámbito familiar, deshacer vínculos es más complejo. En primer lugar, porque es tu familia y siempre habrá un vínculo, aunque sea sanguíneo. En segundo, porque tu familia es donde creciste, tu referencia, tu refugio.
Aun así, siempre hay familiares que no son de tu núcleo familiar y que no te aportan nada bueno. Con esos siempre puedes cortar relaciones.
Con tus padres, hermanos y abuelos, quizá no puedas, pero sí que debes marcar unos límites. Hasta dónde les permites opinar y conocer sobre tu vida. Puede sonar muy radical, pero lo que dicen de ti las personas que te importan influye mucho en tu estado de ánimo.
6. Visualiza tu futuro
En el punto anterior te has desecho de lo que no te sirve. Ahora es momento de empezar a construir tu nueva realidad.
Antes de empezar tu reinvención personal, tienes que visualizar tu futuro.
Como decía Séneca: «no hay viento bueno para quien no sabe a dónde va?».
¿Cómo te gustaría que fuera tu vida? ¿Cómo te gustaría ser? ¿A qué te gustaría dedicarte? ¿Con quién te gustaría compartir tu vida?
Estas son solo algunas de las cuestiones que deberías plantearte antes de dar un solo paso hacia tu futuro. Para ello, debes bajar revoluciones, cambiar de marcha y poner el punto muerto.
Las decisiones importantes se toman con calma.
En este momento, es necesario que tomes papel y boli y anotes las respuestas. También es recomendable apuntar los recursos que necesitarás para tener la vida que deseas.
Por ejemplo, si quieres ser diseñador web, vas a necesitar un ordenador portátil o notebook, una mesa y una silla cómoda, por mencionar algunas cosas.
Una vez que tengas claro cómo será tu nueva vida, haz visualizaciones. Es un ejercicio que consiste en cerrar los ojos e imaginar que ya has conseguido tu objetivo. Fíjate en todo, recréate en los pequeños detalles, como tu casita en la montaña, tu propia huerta o tu pastor alemán.
Las visualizaciones pueden hacerse durante 5 o 10 minutos al día.
Sirven para focalizarte en tu objetivo y ayudar al cerebro a mantenerse motivado para materializarlo.
7. Busca un mentor
Hay un proverbio africano que dice: «Si quieres ir rápido ve solo, si quieres llegar lejos ve acompañado».
En la vida puedes ir muy rápido tú solo… Y te puedes dar un golpe de campeonato… Y otro… Y otro más.
Ir rápido en sí mismo no sirve de mucho si no sabes cuál es el camino.
Lo que pasa es que uno mismo está demasiado cerca de la acción como para tomar buenas decisiones. Es necesario contar con la mirada de un experto, un consejero que ve la jugada en perspectiva.
Es como estar en el campo o en la grada. Tú juegas el partido, pero las cámaras de televisión permiten apreciar mucho mejor tus aciertos y errores.
El lunes el entrenador muestra al equipo los errores, generalmente tácticos. Justo lo mismo ocurre en la vida y en los negocios.
Ya puedes ser Cristiano Ronaldo, Haaland o Mbappé, que vas a cometer errores de los que no vas a ser consciente hasta que te lo muestren.
Además, necesitas a alguien que te ayude a encontrar tu camino, valide tus avances y te corrija cuando sea necesario.
Necesitas un mentor.
Tenemos un programa donde trabajamos con personas para ayudarles en su reinvención.
Ya está disponible una clase gratuita donde vas a aprender las tres claves para crear una vida que te motive, te apasione y te llene de verdad.
8. Elabora un plan de acción
Ahora que sabes a dónde quieres llegar y tienes la compañía necesaria para lograrlo, es hora de crear un plan de acción que te ayude a hacerlo realidad.
Es importante haber realizado todos los pasos anteriores o tu plan de acción estará cojo.
El plan de acción debe ser una hoja de ruta hacia tu reinvención. Así que anota las acciones necesarias para convertirte en la persona que deseas ser.
Por ejemplo, si tu nueva personalidad quieres que se caracterice por su habilidad para hablar en público, apúntate a clases de oratoria, teatro o empieza a impartir charlas. Sé concreto y pon fecha (al principio, orientativa) para ejecutar cada tarea.
Enumera las fortalezas, hábitos y cualidades de la persona que quieres llegar a ser. A continuación, define acciones concretas para alcanzarlas.
Algunos consejos para hacer un plan de acción efectivo:
- Ponlo todo por escrito
- Divide los objetivos a largo plazo en metas más pequeñas
- Aprovecha la inercia y concatena nuevos hábitos
- Revisa el plan de acción con frecuencia
- Haz partícipe del proceso a tu mentor
El papel lo aguanta todo (y la pantalla también), así que es importante que trates de darte unos plazos razonables para conseguirlos cambios que deseas.
En todo el proceso, el mentor tiene un papel vital.
9. Cuida tu salud física
La reinvención requiere de una gran dosis de energía. Vas a plantearte muchas cosas, vas a hacer muchas cosas y la gran mayoría son nuevas.
Hacer deporte, beber mucha agua y una alimentación saludable son los ingredientes necesarios para tener un buen estado de ánimo, mucha energía y paz.
Basta de excusas como: «el año que viene me apunto al gimnasio» o «mañana salgo a correr».
Para conseguir tu reinvención necesitas determinación y compromiso.
El ejercicio físico es un muy buen entrenamiento para el cerebro, ya que te prepara para situaciones que se plantean en el día a día, como el agotamiento, los pensamientos negativos y las cuestas arriba.
Además, te hará estar en forma para aguantar las intensas jornadas de trabajo a las que te vas a enfrentar.
Está demostrado que una persona que hace deporte con frecuencia tiene mayores niveles de energía, concentración y mayor capacidad de sacrificio.
Me atrevo a decir que sin deporte no hay éxito posible.
Elige un deporte que te motive. Si te gusta correr, adelante. Si eres más de bici, dale duro. Si lo que te gusta es el aeróbic, arriba esas palmas.
Que el tipo de deporte no sea un obstáculo sino un aliciente.
En pocas semanas, empezarás a notar un profundo y progresivo cambio en tus niveles de energía, motivación y resistencia.
10. Crea una nueva rutina
La nueva persona en la que te vas a convertir requiere de una nueva rutina, más saludable, productiva y satisfactoria.
Cambiar de hábitos es necesario para reinventarte. Ya hemos hablado de deporte, beber agua y alimentación. A esto hay que añadir dormir mucho y bien, limitar el uso de pantallas y distracciones y cuidar tu vida social.
Una rutina es ejecutar una tarea a la misma hora y en el mismo sitio. Esto te permite ahorrar el tiempo de decisión y crear un hábito.
Por ejemplo, tener una buena calidad del sueño te va a permitir despertarte feliz, descansado y con energía para todo el día.
Limitar el uso de pantallas por la noche es necesario para que el cerebro vaya desconectando y se prepare para dormir. Aléjate especialmente de la pantalla del ordenador, la del teléfono móvil y otros dispositivos electrónicos.
La televisión no es lo mejor, pero es menos dañina porque está más lejos y es un medio de entretenimiento pasivo, tú no te involucras en la acción.
En tu nueva rutina, tampoco hay lugar para las distracciones.
Con ellas hay que tener especial cuidado, ya que son los agujeros negros del tiempo. Estás haciendo una tarea importante y te suena el teléfono. Es un mensaje de WhatsApp en tu grupo de amigos.
Un meme súper gracioso que te lleva a comentarlo y seguir el chiste. Luego otra notificación. Escribe uno y otro, y el de la moto. Al final, te tiras 10 minutos con la broma y ya no sabes ni por dónde ibas.
Así que te tomas un descanso para centrarte a la vuelta.
El teléfono móvil es una de las principales fuentes de distracción pero no la única. También está el teléfono fijo (si lo tienes), el timbre o las personas con las que convives o trabajas.
Recomiendo poner el teléfono en silencio cuando trabajes, salvo que estés esperando una urgencia (que casi nunca lo son).
Avisa a las personas de tu entorno que no te interrumpan salvo que sea estrictamente necesario.
Crear una nueva rutina requiere ordenar muchas cosas nuevas, así que te recomiendo hacer un horario. Sí, ya sé que te da un poco de pereza, pero luego ayuda mucho a aprovechar el tiempo y seguir tu nueva rutina.
Un truco: para crear un nuevo hábito, es mucho más sencillo si lo unes a otro que ya tienes. Es lo que se conoce como apilar hábitos o Habit Stacking.
Por ejemplo, si tienes el hábito de lavarte los dientes después de cenar, puedes añadir una visualización de cinco minutos justo después. De esta forma, es mucho más sencillo acordarte y adquirir el nuevo hábito.
La mentalidad necesaria para reinventarse
Hemos visto cómo reinventarse en 10 pasos. Ahora bien, todo esto no va a funcionar si el ingrediente de fondo principal no está bien aliñado.
La mentalidad es la clave para convertir tus visualizaciones en realidad. Si tienes la fortaleza mental de Rafa Nadal no habrá quien te pare.
Ya puedes ir perdiendo y estar a punto de ser derrotado que, si eres lo suficientemente fuerte y perseverante, podrás seguir adelante.
No se trata solo de perseverar sino de elegir bien el camino, ya que, si no, estarás perdiendo el tiempo.
Hazte responsable de tu vida, define a dónde quieres llegar, establece un plan y ejecútalo. Sin excusas, sin medias tintas. Con todo.
Me encuentro con muchas personas que tienen un gran talento, pero no son capaces de mantener el tipo cuando llegan las adversidades.
Seguir un plan paso a paso y contar con el acompañamiento de un mentor o tutor, te hará ir en la dirección correcta.
Trabaja tu mente, es el recurso más valioso que tienes y el que te hace único.
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Ahora cuéntame…
¿Quieres reinventarte? ¿En qué fase estás? ¿Cuál es el paso que más te cuesta?
Te leo en los comentarios.
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