La mayoría de personas que llegan a Vivir al Máximo quieren cambiar de vida:
- Se sienten insatisfechas con su trabajo y están pensando en reinventarse
- Les gustaría emprender y crear su propio negocio
- Sueñan con viajar por el mundo o irse a vivir a otro país
Sin embargo, no son capaces de hacer ese cambio no por falta de inteligencia o de ganas, sino debido a una serie de barreras mentales, miedos y errores que se lo impiden.
Después de 6 años ayudando a miles de personas a cambiar y crear una vida a su medida, conozco muy bien cuáles son esos obstáculos.
De hecho, hay muchos sobre los que ya he escrito.
Así que para facilitarle la tarea a los nuevos –y antiguos– lectores, he decidido recopilarlos todos en este post.
A continuación encontrarás una lista actualizada de las 22 barreras mentales, miedos y errores que podrían estar impidiéndote cambiar de vida, junto con las claves para superarlos.
Si en esta lista no encuentras el obstáculo que te está bloqueando a ti, por favor, indícamelo en los comentarios y lo añadiré lo antes posible.
¡Muchas gracias por tu colaboración y espero que disfrutes del artículo!
Barreras mentales
Las barreras mentales son pensamientos o creencias incorrectas que tienes sobre ti mismo, tu situación o tu entorno.
Estos pensamientos y creencias son un problema, porque te mantienen bloqueado y te impiden conseguir tus objetivos (en este caso cambiar de vida). De ahí que te interese eliminarlas.
Es importante recalcar que las barreras mentales no siempre son reales. En muchas ocasiones son sólo excusas, historias que te cuentas a ti mismo porque estás muerto de miedo y necesitas justificar el hecho de que no estés haciendo nada.
Así que cuando las leas, sé honesto contigo mismo y pregúntate:
«¿Realmente pienso esto, o es sólo una excusa para no actuar?»
En caso de que tu verdadero problema sea el miedo, no te preocupes, que en la siguiente sección de este artículo veremos cuáles son los más comunes y cómo superarlos 🙂
1. No sé qué es lo que quiero
En mi experiencia, esta es la barrera mental más común hoy en día.
Cada mes llegan a mi blog cientos de personas que saben que no están satisfechas con su vida actual, que son conscientes de que necesitan un cambio, hacer algo diferente….
… pero no saben el qué.
Algunas porque no tienen ni idea de qué les llena o les hace felices, y otras porque les gustan demasiadas cosas y no saben cuál elegir.
Si te encuentras en esta situación, definir qué es lo que quieres debería ser tu máxima prioridad.
Y es que hasta que no sepas hacia donde te diriges, no podrás empezar ese cambio que quieres hacer.
Qué hacer si no sabes lo que quieres
Para encontrar un camino que te llene necesitas tres cosas:
- Entender cuál es la clave para crear una vida que te haga feliz
- Evitar los errores comunes que comete la mayoría de la gente a la hora de encontrar una opción de futuro que les lleve hasta allí (por ejemplo, “seguir tu pasión”)
- Tener un sistema paso a paso que te permita encontrar esa opción que es perfecta para ti
Como hay tantas personas que necesitan ayuda con este problema, estoy preparando un training gratuito en el que explico en detalle los tres puntos anteriores.
El entrenamiento estará disponible muy pronto.
Mientras tanto, puedes descargar mi ejercicio favorito para descubrir qué hacer con tu vida o leer los artículos que encontrarás a continuación.
2. No sé por dónde empezar
Cambiar de vida suele ser un proyecto complejo.
Hay tantas cosas que hacer, que es normal que te sientas intimidado y te bloquees porque no sabes por cuál de ellas empezar.
Por suerte, trazar un plan de acción y afrontar con éxito un proyecto de estas características no es tan complicado como parece.
Qué hacer si no sabes por dónde empezar
Para descubrir por dónde empezar tu cambio, sigue los siguientes pasos:
- Define claramente qué es lo que quieres conseguir, cuál es tu destino. Muchas veces el no saber por dónde empezar no es más que un síntoma de la falta de claridad (ver el punto anterior).
- Descubre cuál es el camino más rápido para ir desde el punto A en el que estás al punto B al que quieres llegar. Para ello, lo que mejor funciona es contactar con personas que ya hayan conseguido lo que tú pretendes conseguir, y preguntarles que cómo lo hicieron y que cómo lo harían si tuvieran que empezar de nuevo mañana.
- Divide ese camino en etapas de un máximo de 3 meses de duración. El final de cada etapa debería estar marcado por la consecución de un hito que te acerque a tu destino final. Por ejemplo, si tu objetivo es crear una página nicho que te de 3.000€ el mes, la primera etapa podría ser pasar de no saber nada a tener elegido tu nicho, la segunda etapa pasar de haber elegido nicho a crear una web y escribir los 3 primeros artículos, la tercera pasar de abrir la web a conseguir tu primer euro, etc.
Una vez que hayas hecho esto, no sólo sabrás por dónde empezar (obviamente por la primera etapa), sino que tendrás una hoja de ruta paso a paso para llegar a tu destino.
3. No tengo tiempo
El tiempo es el recurso más democrático.
Ricos y pobres, genios y torpes… todos tenemos las mismas 24 horas cada día.
Aun así, hay gente a la que parece que le da tiempo a todo, mientras que otros están siempre quejándose de lo ocupados que están y de que no tienen tiempo para nada.
En mi experiencia, si perteneces al segundo grupo, tu problema es que no tienes claras tus prioridades.
Dices que cambiar tu vida es importantísimo para ti, pero cada día estás malgastando un montón de horas en otras actividades que se supone que no son tan prioritarias.
Veamos qué puedes hacer al respecto.
Qué hacer si no tienes tiempo
Lo primero que debes hacer si sientes que no tienes suficiente tiempo para cambiar tu vida es ser sincero contigo mismo y preguntarte si de verdad hacer ese cambio es tan importante para ti.
Si la respuesta es sí, demuéstralo sacrificando todas aquellas actividades que no sean imprescindibles (especialmente las distracciones como Netflix, Redes Sociales, etc.) y dedicando ese tiempo a trabajar en tus objetivos.
Dicho esto, es cierto que a veces estamos tan ocupados con nuestro trabajo y compromisos familiares, que aunque dedicamos todo el tiempo que tenemos a nuestro proyecto, no es suficiente.
En ese caso, plantéate la posibilidad de comprar tiempo contratando a alguien para que se encargue de aquellas tareas que no puedes eliminar pero que no es imprescindible que hagas tú, como por ejemplo cocinar o limpiar la casa.
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4. No tengo dinero
Normalmente, cambiar de vida requiere dinero para cosas como…
- Invertir en un curso para formarte en una nueva profesión
- Cubrir los gastos necesarios para poder empezar tu negocio
- Pagar el alquiler y comer mientras buscas un trabajo mejor
Y si no tienes ese dinero, quizá pienses que no puedes cambiar.
Por suerte, esto no es así.
Qué hacer si no tienes dinero
Lo primero que tienes que hacer si no tienes suficiente dinero para crear la vida que quieres llevar es buscar alternativas para conseguir ese mismo objetivo con menos dinero.
Por ejemplo, en vez de aprender con un curso de pago quizá puedas hacerlo con libros y artículos gratuitos.
O en lugar de usar un tema premium para tu página de WordPress, puedes usar uno que no cueste un euro.
Date cuenta de que siempre hay distintos caminos para conseguir un mismo resultado.
Si después de haber hecho esto todavía necesitas más dinero, existen distintas maneras para conseguirlo:
- Reducir gastos y ahorrar
- Ganar dinero extra en tu tiempo libre como freelance
- Buscar un socio que aporte capital
- Solicitar una beca
- Pedir un préstamo
- Buscar inversores
- Hacer una campaña de crowdfunding
De todas esas opciones, mi favorita es ganar un sueldo extra con un negocio online o como freelance trabajando por Internet.
En el post que encontrarás a continuación tienes más información sobre cómo hacer esto.
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5. No sé cómo hacerlo
Es muy probable que para cambiar de vida tengas que hacer cosas que en este momento no sabes hacer.
Al fin y al cabo, cambiar significa hacer algo diferente a lo que vienes haciendo hasta ahora.
El problema viene cuando esa falta de conocimientos o habilidad hace que te bloquees o incluso que tires la toalla, como si fuese un obstáculo insalvable.
No, no lo es, así que veamos cómo superarlo.
Qué hacer si no sabes hacer algo
La respuesta más lógica cuando no sabes hacer algo no es paralizarte, sino aprenderlo.
Piensa que a lo largo de tu vida has aprendido un montón de cosas nuevas: andar, hablar, sumar, montar en bici, nadar, conducir…
Así que no hay nada que te impida volverlo a hacer.
Además, aprender no significa volver a la universidad, ya que hoy en día puedes formarte prácticamente en cualquier tema gracias a los cursos y contenidos gratuitos que hay en Internet.
En caso de que aprender no sea una opción para ti por falta de tiempo, porque eres un negado en esa disciplina o simplemente porque no te apetece, siempre puedes pagar a alguien para que lo haga por ti.
Esto tiene especial sentido para aquellas tareas que necesitas hacer una sola vez, como por ejemplo crear una web.
No hace falta que aprendas sobre diseño o WordPress. En vez de eso, puedes contratar a alguien para que se encargue de crear la página mientras tú te encargas de todo lo demás.
6. No es el momento adecuado
Quizá lleves tiempo pensando en dejar tu trabajo o en empezar tu propio negocio, pero todavía no lo has hecho porque estás esperando a tener más dinero, estar menos ocupado o acabar de leerte ese último libro.
Si ese es tu caso, déjame decirte algo importante:
El momento perfecto no existe.
¡Deja de esperar a que llegue!
Qué hacer si vives esperando a que llegue el momento adecuado
Te guste o no te guste, la realidad es que siempre vas a tener compromisos y responsabilidades.
Siempre vas a poder tener más dinero en el banco.
Siempre vas a poder estar mejor preparado.
Por eso, el mejor momento para empezar es ahora… incluso si las condiciones no son perfectas (nunca lo serán).
Recuerda que no vas a vivir para siempre. Así que deja de perder el tiempo y lánzate a la piscina aunque el agua no esté a la temperatura ideal.
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7. No puedo hacerlo
Muchas veces no hacemos algo simplemente porque creemos que nuestras circunstancias o cualidades nos impiden hacerlo.
Estoy hablando del famoso: «me gustaría hacerlo, pero no puedo porque…»
- Soy demasiado mayor
- No tengo suficiente talento
- No valgo para eso
Y sí, es cierto.
Hay casos en los que nuestras características nos impiden hacer algo.
Por ejemplo, Tirso, mi profesor de física, siempre decía que por mucho que se esforzase no iba a jugar en la NBA, y tenía razón.
Sin embargo, dudo mucho que en tu caso no puedas cambiar de vida debido a tus cualidades o a tu edad.
Qué hacer si crees que no puedes
Cuando creas que debido a tus circunstancias o cualidades es imposible para ti conseguir algo, hazte la siguiente pregunta:
«¿Hay alguien en mi situación (más mayor, más torpe, con menos tiempo o dinero) que haya logrado algo similar?»
Busca en Google, coméntaselo a tus amigos o mira a tu alrededor.
Si la respuestas a esta pregunta es sí (y con casi total seguridad lo será), no hay ningún motivo por el que tú no puedas hacerlo.
En ese caso, tus justificaciones son sólo excusas para autoconvencerte de no actuar porque tienes miedo.
Y es que ya lo decía Henry Ford: «Tanto si crees que puedes como si no, tienes razón”.
8. No tengo el valor
Es normal que te dé miedo hacer un cambio en tu vida.
Todos sentimos miedo cuando nos enfrentamos a una situación desconocida o con un resultado incierto (yo el primero), así que puedo asegurarte que no eres un cobarde ni un bicho raro.
Lo importante es que no dejes que ese sentimiento te impida hacer lo que sabes que debes hacer.
Qué hacer si tienes miedo
En mi experiencia, el miedo es siempre más grande antes de empezar porque hay muchos detalles que no sabemos y porque tendemos a ponernos en lo peor.
Sin embargo, una vez arrancamos, nos damos cuenta de que las cosas no eran tan terribles como pensábamos y eso nos da tranquilidad.
Por eso, mi recomendación es muy clara: ¡no le des tantas vueltas!
Ponte en marcha lo más rápido posible, porque hacer aquello que temes es la única manera de que deje de darte miedo.
Y si tu miedo es tan intenso que no te deja ni empezar, no te preocupes, que a continuación te explicaré cuáles son los miedos más comunes a la hora de cambiar de vida y cómo lidiar con ellos.
Miedos
El miedo es una emoción que sentimos todos los seres humanos ante una situación que consideramos peligrosa y que sirve para hacernos actuar de una determinada manera.
Más concretamente, cuando sentimos miedo se producen una serie de cambios químicos en nuestro organismo que nos empujan a evitar ese peligro ya sea huyendo, escondiéndonos o paralizándonos.
Es importante que entiendas que tener miedo es normal.
Se trata de un mecanismo natural que hemos desarrollado a lo largo de millones de años para asegurar nuestra supervivencia.
El problema está cuando sentimos miedo ante algo que realmente no supone una amenaza y ese miedo no nos deja hacer lo que queremos hacer.
A continuación voy a explicarte cuáles son los miedos más comunes que nos surgen cuando queremos cambiar de vida y cómo lidiar con ellos.
Dicho esto, debes entender una cosa: el miedo no se puede eliminar.
Puedo ayudarte a que veas la cosas de otra manera para que ese miedo no sea tan fuerte, pero nunca va a desaparecer por completo.
Así que en última instancia tendrás que acostumbrarte a actuar a pesar del miedo.
Ese es el secreto.
1. Miedo a la incertidumbre
Una de las cosas más difíciles del proceso de cambiar de vida es que no puedes saber de antemano cuál será el resultado:
- ¿Saldrá bien?
- ¿Saldrá mal?
- ¿Cómo se lo tomará la gente a tu alrededor?
- ¿Cuánto tiempo te llevará?
En general, estamos acostumbrados a tenerlo todo bajo control, así que esa incertidumbre nos genera miedo.
Veamos cómo lo podemos evitar.
Cómo superar el miedo a la incertidumbre
Por mucho que queramos tenerlo todo atado y bien atado y que intentemos que nuestro futuro sea predecible, la realidad es que vivimos en un mundo complejo en el que la seguridad es una ilusión.
Piénsalo:
- Aunque tengas un trabajo estable con contrato indefinido, mañana te pueden echar
- Aunque tu negocio vaya como un tiro, pueden aprobar una ley o venir una crisis que lo ponga en peligro
- Aunque seas multimillonario y famoso… en cualquier momento puede llegar una mala noticia que ponga tu vida patas arribas
Al final la vida es incertidumbre, y hay que asumirlo.
De hecho, una vida sin incertidumbre, en la que supieses exactamente qué es lo que te va a ocurrir en cada momento, sería una vida súper aburrida.
Por eso, mi recomendación es que tengas cabeza y estés siempre preparado ante las distintas situaciones que se puedan dar; que aceptes siempre lo que ocurra en tu vida, sea lo que sea; y que aprendas a disfrutar de la incertidumbre y de no saber lo que va a pasar.
2. Miedo a fracasar y perderlo todo
Que el cambio que queremos hacer en nuestra vida nos salga mal y fracasemos, con lo que eso conlleva (reproches, humillación, etc.), nos suele dar miedo.
Sin embargo, lo que nos da más miedo todavía son las consecuencias de ese posible fracaso. Y más concretamente, la posibilidad de perderlo todo y acabar peor de lo que estamos ahora.
Todas estas preocupaciones son válidas. Al fin y al cabo, a ninguno nos gusta fracasar ni mucho menos quedarnos en una situación delicada.
Pero déjame darte algunas claves para que veas tu miedo de otra manera.
Cómo superar el miedo a fracasar y perderlo todo
Si tienes miedo a fracasar, quiero que empieces por darte cuenta de que ya has fracasado.
En este momento no estás satisfecho con tu vida. Eres consciente de que estás haciendo algo que no te hace feliz. ¿Acaso existe un mayor fracaso que ese?
Intentarlo y fracasar siempre será mejor que no intentarlo, eso seguro.
Dicho esto, las consecuencias de un posible fracaso rara vez son tan terribles como nos imaginamos en nuestra cabeza, así que puedes estar tranquilo.
El problema es que tendemos a creer que son mucho más terribles de lo que realmente son y por eso nos dan tanto miedo.
Por eso, te invito a que escribas en un papel qué es lo peor que podría pasar si intentases cambiar de vida y todo saliese mal, y cuál es objetivamente la probabilidad de que ocurra algo así.
Te sorprenderá descubrir que ni un fracaso sería el fin del mundo ni tampoco es el escenario más probable.
Por último, dado que es imposible eliminar por completo la posibilidad de fracasar, la mejor manera de reducir el miedo que sientes es estar preparado para ello.
Ten un plan en caso de que las cosas vayan mal y de esta manera dormirás tranquilo sabiendo que un posible fracaso no te pillará por sorpresa.
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3. Miedo a elegir
Cambiar de vida implica elegir un nuevo camino y renunciar a tu vida actual.
Pero también implica renunciar al resto de caminos que podrías haber tomado.
Esto último, la idea de cerrarnos la puerta a todas esas «vidas alternativas», nos lleva a hacernos preguntas como…
- ¿Estoy haciendo lo correcto?
- ¿Y si he elegido mal y tendría que haber elegido otra cosa?
- ¿Qué pasa si dentro de unos meses me doy cuenta de que lo que realmente me gusta no es X sino Y?
Al final, empezamos a darle vueltas a estas cuestiones y, por miedo a elegir mal, nos bloqueamos y acabamos no eligiendo nada.
Cómo superar el miedo a elegir
La clave para superar el miedo a elegir es entender varias cosas:
- Igual que existen varias parejas con las que podrías ser feliz, hay varias opciones válidas que pueden llevarte a una vida satisfactoria. Por lo tanto, no tienes que obsesionarte con encontrar «el camino correcto», sino simplemente elegir uno de los distintos caminos compatibles contigo.
- Para elegir bien necesitas tener claro quién eres y qué es lo que quieres. Si escoges un camino que pueda llevarte a tu destino y que esté alineado con tus circunstancias y preferencias personales (gustos, talentos, valores…), te irá mejor o peor, pero podrás irte a la cama tranquilo sabiendo que has elegido bien.
- Elegir un camino no significa renunciar al resto de opciones para siempre. La vida es larga, y más adelante quizá puedas hacer alguna de las cosas que ahora has descartado.
Una vez interiorices estas tres ideas, elegir dejará de ser un drama.
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4. Miedo a decepcionar a tus padres
Desde que naciste tus padres tienen una serie de expectativas sobre cómo debería ser tu vida.
Y si las has ido cumpliendo, lo más probable es que ahora mismo se sientan orgullosos de ti.
El hecho de que quieras cambiar pone en riesgo esa relación, sobre todo si sabes que el nuevo camino que estás considerando no les va a hacer gracia, y eso hace que sientas miedo a que no les guste tu decisión y te consideren un mal hijo.
Cómo superar el miedo a decepcionar a tus padres
Aunque es muy bonito agradar a tus padres, tienes que entender que tú eres tú, y ellos son ellos. Sois personas diferentes, y por lo tanto es normal que os gusten cosas diferentes y que os comportéis de forma diferente ante una misma situación.
El problema es que las expectativas que tus padres tienen de ti representan lo que ellos quieren que seas y hagas, pero ignoran completamente tu esencia y lo que tú quieres ser o hacer.
Eso crea un conflicto que sólo se puede solucionar de dos maneras:
- Cediendo tú y haciendo los que tus padres quieren que hagas
- Cediendo ellos y aceptando que eres una persona independiente y que no es justo que vivas de acuerdo a sus expectativas
La primera opción, dejar de hacer lo que a ti te hace feliz solo por complacer a tus padres, no tiene ningún sentido.
Piénsalo.
Si tus hijos sacrificasen su felicidad para complacerte a ti, tus nietos sacrificasen su felicidad para complacer a tus hijos, tus bisnietos sacrificasen su felicidad para complacer a tus nietos… y esto pasase en todas las familias del mundo, ¡entonces nadie sería feliz!
Por eso, la única alternativa viable es buscar tu propia felicidad, incluso cuando eso suponga estar en desacuerdo con tus progenitores.
Dicho esto, en mi experiencia el miedo a decepcionar a tus padres suele ser infundado.
Aunque ahora creas que cuando les cuentes tus planes dejarán de hablarte durante el resto de tu vida, esto casi nunca ocurre.
Puede que les cueste entenderlo, o que no se lo tomen bien al principio… Eso es normal.
Pero si les explicas con calma el cambio que quieres hacer y el porqué vas a hacerlo, y sobre todo si te ven más feliz después de que hayas hecho ese cambio, no sólo no te retirarán la palabra sino que serán los primeros en apoyarte.
5. Miedo al qué dirán
Somos animales sociales.
Necesitamos a los demás –a la comunidad– para sobrevivir.
Por eso nos preocupa tanto la opinión de los demás cuando hacemos un cambio de vida: porque tenemos miedo de que nos rechacen y dejen de aceptarnos.
Cómo superar el miedo al qué dirán
Si haces un cambio importante en tu vida, como dejar tu trabajo o mudarte a otra ciudad, es inevitable que ese cambio afecte a la relación que tienes con la gente de tu alrededor.
Habrá personas que hablen mal de ti, que envidien lo que has hecho o que te critiquen.
Habrá otras personas a las que dejes de ver frecuentemente o con los que dejes de tener cosas en común, y vuestra «amistad» se enfriará.
Sin embargo, no todo son malas noticias…
Y es que a raíz de tu cambio también conocerás a gente nueva afín a ti y a tus valores, y tus amigos de verdad –los buenos, los que merecen la pena–seguirán ahí. Así que puedes estar tranquilo, que no te quedarás solo 🙂
En cualquier caso, debes saber que a la gente no le importas tanto como crees. La mayoría de las personas están demasiado ocupadas con sus problemas como para estar pendientes de ti, y en el fondo lo que tú hagas o dejes de hacer les importa un pimiento.
Por eso, no debes tenerle miedo al qué dirán.
Sí, es cierto que siempre habrá a alguien a quien no le haga gracia tu decisión y se lo tome mal, pero serán menos de los que crees, y si de verdad quieres crear una vida a tu medida no te quedará más remedio que acostumbrarte a ello.
Y es que ya lo decía Aristóteles:
«Para evitar las críticas no digas nada, no hagas nada, no seas nada».
6. Miedo al éxito
Aunque no lo creas, igual que tenemos miedo a que las cosas nos vayan mal, a veces lo tenemos a que nos vayan bien.
Porque el éxito también tiene consecuencias.
Por ejemplo, si decides empezar un negocio y lo petas, van a cambiar muchas cosas en tu vida:
- El trabajo que haces en tu día a día
- Tus responsabilidades
- Tu vida social
- Las expectativas de los demás
Y es normal que algunos aspectos de esa nueva vida te den miedo porque, al fin y al cabo, son situaciones desconocidas para ti.
El problema viene cuando este miedo hace que te bloquees o peor aún: que te auto-sabotees para “protegerte” a ti mismo de ese éxito que tanto temes.
Cómo superar el miedo al éxito
La clave para superar el miedo al éxito es entender exactamente qué es lo que lo está provocando.
Pregúntate: ¿A qué le tienes miedo? ¿Y de dónde viene ese miedo?
Y a continuación lidia con él.
Normalmente, descubrirás que tu miedo viene de la idea que tienes en tu cabeza sobre cómo sería tu nueva vida si te fuese bien.
Por ejemplo, puede que creas que si triunfases con tu negocio vivirías muy estresado, o que tu trabajo se reduciría a tener reuniones y responder e-mails en vez de hacer lo que te gusta.
En este caso, mi recomendación es que contrastes tus expectativas con la realidad.
Localiza a varias personas que ya hayan tenido el éxito que tú temes tener y pregúntales si tus preocupaciones son reales o sólo están en tu imaginación. Y en caso de que tus miedos tengan una parte de verdad, pídeles que te digan qué puedes hacer al respecto.
Sus respuestas te ayudarán a eliminar falsas creencias sobre el futuro y a sentirte más preparado ante lo desconocido.
7. Miedo a no estar a la altura
Si sabes qué es lo que quieres, sabes que puedes conseguirlo, pero aun así no te lanzas porque temes que a la hora de la verdad (cuando empieces a trabajar en tu nueva profesión o cuando tu proyecto esté en marcha y consigas tus primeros clientes) no des la talla y todos descubran que eres un fraude…
Entonces sufres de un miedo que se conoce comúnmente como «el síndrome del impostor».
El síndrome del impostor suele tener su origen en uno de estos dos comportamientos:
- Te exiges demasiado. Crees que cualquier fallo, por pequeño que sea, va a ser el fin el mundo, y que todo lo que no sea hacerlo súper perfecto significa que vas a quedar mal
- Te infravaloras. Crees que todos a tu alrededor son mucho mejores que tú
Por suerte, es un miedo que tiene solución.
Cómo superar el síndrome del impostor
La clave para dejar de sentirte como un impostor es ver la realidad tal y como es.
Tienes que darte cuenta de que equivocarse y no ser perfecto es normal, sobre todo cuando estás arrancando; que los demás no son genios infalibles; y que esos expertos a los que ahora tanto admiras no eran tan buenos en sus inicios y empezaron exactamente igual que tú.
A partir de ahí, sólo es cuestión de ser honesto cuando hables de tus conocimientos y habilidades para que los demás sepan qué es lo que pueden esperar.
Por ejemplo, si eres nuevo o es la primera vez que haces algo, díselo a tu jefe o tus clientes antes de que te contraten. De esta manera, no esperarán que hagas el trabajo de un profesional con 10 años de experiencia.
Por otro lado, si te da miedo cobrar por tu trabajo porque consideras que todavía sabes muy poco… ¡no cobres!
Empieza trabajando gratis hasta que cojas confianza, y según te vayas demostrando a ti mismo y a los demás que puedes hacer un buen trabajo (que lo harás, porque la gente que sufre del síndrome del impostor suele ser muy competente), vete aumentando tus precios.
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8. Miedo a la libertad
La mayoría de la gente afirma que les gustaría ser más libres, poder tomar sus propias decisiones, ser sus propios jefes…
Pero en el fondo, tienen miedo a esa libertad.
¿Por qué? Porque viene acompañada de una gran responsabilidad.
Cuando tú eres el que elige lo que haces con tu vida, te conviertes en el único responsable de los resultados que obtienes, tanto los buenos como los malos, y si algo sale mal ya no puedes esconderte o echarle la culpa a los demás.
Cómo superar el miedo a la libertad
Ser libre da miedo porque ser responsable da miedo.
Y es que aceptar la responsabilidad sobre tus propios actos no sólo significa reconocer tus errores. También implica sufrir las consecuencias de los mismos.
Sin embargo, no hay por qué tener miedo a eso.
El que exista una conexión directa entre tus acciones y los resultados que consigues no sólo es lo correcto, sino que es positivo, porque ese feedback que recibes cada vez que haces algo te permite rectificar.
Piensa en un empresario o freelance. Si toma buenas decisiones y hace lo que debe hacer, sus ingresos aumentan, lo cual le indica que va por el bueno camino. Por el contrario, si toma las decisiones erróneas y se equivoca, sus ingresos bajan, lo cual es un aviso de que debe rectificar.
Ahora compara esto con un asalariado, que siempre cobra lo mismo incluso si hace mal su trabajo o si su empresa está en crisis. Esa desconexión entre sus acciones y sus resultados hace que se confíe y que –erróneamente– crea que todo marcha bien. Hasta que de pronto un día le echan y se ve en la calle sin las habilidades necesarias para conseguir un nuevo empleo.
Como puedes ver, recibir feedback por tus acciones (aunque a veces no sea agradable) es beneficioso, porque te permite reaccionar a tiempo.
Y no sólo eso, sino que aceptar las consecuencias de lo que haces te convierte en el conductor de tu vida, en vez de que sean otros los que lleven el volante.
Por estos motivos, no debes temer nunca a la libertad ni a la responsabilidad.
Quizá te lleve un tiempo acostumbrarte, pero es un requisito imprescindible para poder crear una vida a tu medida.
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Errores
Además de las barreras mentales y de los miedos que he cubierto en las secciones anteriores, a lo largo de estos años he identificado una serie de errores en los que mis lectores suelen caer cuando intentan cambiar de vida y que hacen que fracasen o que ni siquiera lleguen a empezar.
A continuación, voy a explicarte cuáles son los más comunes y qué puedes hacer para evitarlos.
1. Poner el foco en el problema
Mucha gente quiere cambiar de vida, pero lo único que hace es lamentarse de su situación, de lo mal que están y de los errores que les han llevado hasta allí.
Puedes identificar a estas personas por pensamientos o comentarios como estos:
- «Sabía que esto iba a acabar mal»
- «Tendría que haber hecho las cosas de manera diferente»
- «Siempre me pasa todo a mí»
- «Soy un capullo, me lo tengo merecido»
- «Qué mal estoy, nunca voy a salir de esta»
En mi opinión, este tipo de comportamiento es un error.
Porque si bien es útil entender qué es lo que está fallando en tu vida y en qué te has equivocado para que no vuelva ocurrir, darle vueltas al pasado y compadecerse durante meses no sirve de nada, ya que no te va a hacer avanzar.
Por eso, en vez de poner el foco en el problema, debes ponerlo en la solución.
Tienes que entender que lo hecho, hecho está, y que ahora es el momento de poner todos tus esfuerzos en salir del hoyo y construir la vida que quieres.
Sólo así conseguirás cambiar tu situación.
2. Cambiar de camino constantemente
Sea cual sea tu definición de una vida a tu medida, siempre habrá diferentes caminos que te puedan llevar hasta allí.
Esto es positivo, porque te permite elegir el que más te convenga.
Sin embargo, mucha gente es víctima de esta abundancia de opciones y se dedica a cambiar de camino una y otra vez sin hacer un avance real en ninguno.
Estoy hablando de las típicas personas que hoy te dicen que se van a formar como copywriters, que mañana van a montar un negocio online y que 2 semanas más tarde quieren irse a África a hacer un voluntariado.
Este cambio constante de rumbo es lo que yo llamo «el síndrome del objeto brillante», y en mi experiencia suele tener dos posibles causas.
La primera es que no sepas qué es lo que quieres.
En este caso, el cambio constante de estrategia es la consecuencia de tu falta de claridad.
Como no estás seguro de hacia dónde te diriges, dudas si el camino que has elegido es el adecuado y lo cambias cada dos por tres.
Y es que como dijo Séneca en su día, «no hay viento bueno para el que no sabe a dónde va».
La solución ya sabes cuál es: dedicar el tiempo que haga falta a decidir qué quieres hacer con tu vida.
Echa un vistazo a la primera barrera mental de este artículo (no sé qué es lo que quiero) si necesitas más información.
La segunda posible causa del síndrome del objeto brillante es que tengas una mentalidad cortoplacista.
Este es tu caso si eres de los que empieza siempre con mucha ilusión pero en cuanto la cosa se pone un poco difícil y te das cuenta de que hay que currar, te convences a ti mismo de que ese no era el camino correcto.
Ahí es cuando eliges otro camino creyendo que ese sí te permitirá conseguir lo que buscas rápido y sin esfuerzo…
Pero al poco tiempo te das cuenta de que no era tan sencillo como esperabas, así que vuelves a cambiar.
Y así van pasando los días, atrapado en un bucle y sin hacer ningún progreso real.
Si tienes este problema, la única solución es entender que cualquier cambio lleva tiempo y esfuerzo, y que los resultados no son inmediatos.
Sé que esto es una faena, y que preferirías que existiese una píldora mágica que te permitiese conseguir lo que quieres rápido y sin trabajar, pero es lo que hay.
¡Resumiendo!
Que lo que tienes que hacer es dedicar el tiempo necesario a definir qué es lo que quieres, a elegir el camino más adecuado para llegar hasta allí…
Y una vez lo tengas claro, centrarte exclusivamente en recorrerlo sin dejarte distraer por falsos objetos brillantes.
3. Intentar cambiar demasiados aspectos de tu vida al mismo tiempo
Muchas veces, cuando decidimos que queremos hacer un cambio en nuestra vida, nos venimos arriba y nos ponemos a cambiarlo todo al mismo tiempo.
De un día para otro intentamos reinventarnos en un nuevo sector, encontrar pareja, mudarnos a un nuevo país, leer una hora al día, ir al gimnasio y empezar a ahorrar.
Si has tratado de hacer algo así alguna vez, sabrás que es una receta para el desastre, y que lo único que vas a conseguir es fracasar en todos tus objetivos.
El motivo es sencillo: ¡nadie es capaz de gestionar tantos cambios a la vez!
Imagínate una mesa con cuatro patas.
Si la mesa cojea, no puedes cambiar más de una pata al mismo tiempo, porque si lo haces la mesa no tendrá donde apoyarse y se caerá.
Sólo puedes cambiar las patas de una en una. De esta manera, siempre habrá 3 aguantando el peso y manteniendo la estabilidad.
Pues con tu vida pasa lo mismo.
Hay 4 pilares que la sostienen, que son dinero, relaciones, vivienda y salud, y no es recomendable tocar más de uno a la vez.
Por eso, debes empezar siempre por la «pata» de tu vida que más atención necesite, e ir arreglando el resto de “patas” una por una a partir de ahí.
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4. Darle demasiadas vueltas a las cosas antes de actuar
Es bueno que te informes y que pienses las cosas antes de hacer un cambio importante en tu vida.
Por ejemplo, si estás pensando en dejar tu trabajo para abrir un gimnasio de Crossfit, es conveniente que tengas una idea de dónde quieres montarlo, de los costes aproximados, de cómo vas a conseguir ese dinero, de la estrategia que vas a seguir para encontrar tus primeros clientes, etc.
Sin embargo, lo que no tiene sentido es que dediques un año entero a hacer un estudio de 1.000 páginas con el objetivo de tenerlo absolutamente todo planeado antes de empezar.
Este comportamiento, el quedarse eternamente dándole vueltas a las cosas en vez de actuar, se conoce como «parálisis por análisis» y tiene su origen en el miedo.
Como te da miedo pasar a la acción, prefieres quedarte investigando porque es más seguro.
La clave para no caer en este error es, en primer lugar, entender que es imposible saberlo todo antes de empezar porque siempre habrá detalles que no puedas conocer hasta que arranques.
De hecho, el tener demasiada información al principio puede ser contraproducente, porque hará que te resulte más difícil tomar una decisión.
Por lo tanto, lo ideal es recopilar únicamente la información imprescindible para arrancar, empezar cuanto antes, y a partir de ahí ir ocupándote del resto de detalles según vayan surgiendo.
Además, si eres de los que se atascan en la fase de investigación, te recomiendo que te pongas una fecha límite.
Piensa y analiza tu decisión durante el periodo de tiempo que te has marcado, y después de eso pasa a la acción, aunque sientas que todavía no estás preparado.
Es una técnica que funciona de maravilla.
5. Depender en exceso de la motivación
Uno de los problemas más comunes por los que mis lectores no consiguen cambiar su vida es la falta de motivación.
Empiezan con muchas ganas, pero según va pasando el tiempo les va costando más y más y acaban abandonando.
El error que cometen estas personas –que es un error muy común– es asumir que necesitan estar motivadas para poder trabajar en el cambio que quieren hacer.
Por fortuna, esto no es así.
Aunque sentirse motivado siempre está bien, porque hace que resulte más agradable y llevadero hacer las cosas, eso no quiere decir que no puedas actuar sin ese sentimiento de motivación.
¿O acaso te sientes motivado todas las mañanas para ir a la oficina?
No, pero lo haces igualmente.
Date cuenta de que en este caso son otras «fuerzas» distintas a la motivación las que te llevan a actuar, como la fuerza de voluntad, tu profesionalidad o el miedo a las consecuencias de no ir al trabajo.
Pues bien: esas mismas fuerzas pueden llevarte a hacer el cambio que quieres hacer en tu vida.
De hecho, con la motivación suele ocurrir algo muy curioso y que seguro que te ha ocurrido alguna vez, que es que no estamos motivados para hacer algo pero cuando nos ponemos a hacerlo nos viene la motivación.
Por eso, igual que tienes que ser capaz de actuar a pesar del miedo, tienes que acostumbrarte a actuar sin importar cuál sea tu nivel de motivación.
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6. No querer pagar el precio
Es muy fácil decir que quieres cambiar de vida.
Decir que quieres ganar más dinero, hacer algo que te llene, tener más libertad…
Pero no debes olvidar que todo cambio tiene un coste.
Si estás justificando tu falta de acción con frases como «quiero crear un negocio pero no estoy dispuesto a correr riesgos ni sacrificar ningún aspecto de mi vida actual» o «quiero viajar pero me da pena no poder ver a mi familia y a mis amigos en un tiempo», tu problema es que no quieres pagar el precio.
Quieres tener la tarta y comértela también, o dicho de otra manera, hacer una tortilla sin romper los huevos, y eso es imposible.
La vida es una serie de sacrificios calculados.
Para conseguir ciertas cosas tienes que renunciar a otras, y cambiar tu vida va a suponer necesariamente hacer algunos sacrificios, salir de tu zona de confort, enfrentarte a situaciones incómodas…
Así que no te queda más remedio que elegir:
¿Vas a quedarte cómo estás o estás dispuesto a pagar el precio para conseguir algo diferente?
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¡Ahora es tu turno!
¿Hay alguna barrera mental, miedo o error que eches de menos en esta lista?
Dime cuál es en los comentarios y lo añadiré lo antes posible 🙂