Estos últimos meses, a raíz de la crisis del coronavirus, mucha gente ha empezado a plantearse la posibilidad de montar algo por Internet para no tener que depender de una única fuente de ingresos.
Y afortunadamente para ellos, hoy en día existen multitud de buenas opciones para elegir: trabajar como copywriter, dar servicios como trafficker, vender cosas hechas a mano por Etsy, crear un curso online…
Sin embargo, hay personas que no disponen de tiempo para aprender una nueva profesión, o a las que no les apetece crear una marca personal o tener que lidiar con clientes, y a esas personas siempre les recomiendo el modelo de negocio con el que empecé yo: las páginas nicho de afiliación.
Aunque hace tiempo que dejé este tipo de webs para dedicarme a tiempo completo a Vivir al Máximo, sé que siguen funcionando mejor que nunca porque tengo a muchos amigos que viven de ellas, e incluso mi hermano pequeño empezó una el año pasado y ya está generando más de 1.000€ al mes.
Por eso, he decidido invitar a un viejo conocido del podcast y experto en este tema, mi amigo Pau Forner, para que te explique en detalle en que consiste este modelo de negocio, cuáles son sus pros y sus contras, y cómo romper los bloqueos más comunes que se encuentra la gente a la hora de empezar.
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Por qué la afiliación es (y seguirá siendo) mi modelo de negocio online favorito
Por mucho que me sedujera la idea de imitar a Peter Jackson en El señor de los anillos, la trilogía de podcasts con Ángel no se va a cerrar.
Después de dos entrevistas de más de 4 horas (entrevista I, entrevista II), creo que ya es hora de cambiar al formato escrito para presentar un nuevo post, coincidiendo con el regreso de mi entrenamiento para aprender a crear webs de afiliación.
El motivo es que, aunque mucha gente no sea consciente de ello, nunca antes había existido un mejor momento para tener una web de este tipo —salvo que sea de viajes.
En este artículo te voy a explicar cómo funciona la afiliación, por qué a pesar de la crisis y de que haya ‘expertos’ predicando su fin sigue siendo mi modelo de negocio online favorito, cuáles son los bloqueos mentales que suelen boicotear este tipo de proyectos y qué puedes hacer tú para superarlos.
¿En qué consiste el negocio online de la afiliación?
La afiliación de productos físicos es un sistema de referidos donde una tienda online te da una comisión por cada venta o cliente que le consigas.
Habitualmente te proporcionan un enlace personalizado hacia su web para que les refieras clientes, de forma que si alguien usa ese enlace y realiza una compra, sabrán que le has enviado tú y te darán la comisión correspondiente (casi siempre un porcentaje sobre el importe que se haya gastado el cliente).
Afortunadamente, con Internet ya no es necesario que busques esos clientes de forma proactiva; puedes hacer que lleguen a ti creando una página web donde recomiendes un determinado tipo de productos.
Estas páginas web no son tiendas online. Son páginas con contenido informativo (como un blog) donde analizas, recomiendas o comparas productos de un determinado tipo, de forma que atraerás usuarios que quieren informarse bien antes de comprar.
Una vez esos usuarios encuentren tu web, leerán tus artículos y, si se deciden a comprar el producto a través de uno de tus enlaces de afiliado, la tienda te dará una comisión.
Como puedes ver, una vez creada y posicionada en los buscadores, tu página empezará a trabajar las 24 horas del día por ti, generando un flujo constante de ingresos. Es por esto por lo que mucha gente considera este modelo de negocio online como uno de los más pasivos que existen.
Mi experiencia con las webs de afiliación
Aunque una web de afiliación bien posicionada puede llegar a darte uno –o varios– sueldos extra cada mes en piloto automático, lo cierto es que los inicios no suelen ser tan pasivos.
A finales de 2006 empecé a trabajar en el departamento de marketing de una multinacional farmacéutica. Era joven y apasionado, y recuerdo los dos primeros años como de los mejores de mi vida.
Sin embargo, con la llegada de la crisis económica en 2008 todo cambió. Golpeó de lleno a la industria, y de un día para otro desaparecieron los principales alicientes de mi carrera laboral: los nuevos proyectos, los ascensos y las mejoras salariales.
Con el paso de los años, mi ilusión y motivación fueron desapareciendo. Poco a poco, fui convirtiéndome en una especie de zombie del trabajo, contando las horas que faltaban hasta el fin de semana.
Al cabo de 5 años, desperté. Comprendí que, si no hacía nada para evitarlo, podría seguir así para siempre: encadenado hasta el día de mi jubilación a un empleo que no me hacía sentir realizado.
Así que un día, sin ninguna idea concreta, me puse a buscar formas de conseguir nuevas fuentes de ingresos. Quería conseguir unos ingresos adicionales para poder dejar mi trabajo y plantearme otros proyectos de futuro sin sufrir por mi economía.
Fue entonces cuando descubrí un bloguero americano que explicaba cómo había conseguido dejar su trabajo creando una web de afiliación. Y por primera vez, no me pareció una estafa como tantos otros negocios piramidales con los que me había topado.
Investigando un poco más, también encontré el post de Ángel donde explicaba su experiencia, y ese fue el último impulso que necesitaba para decidirme.
No tenía conocimientos técnicos ni había creado nunca antes una web, así que cada día, después del trabajo, llegaba a casa, me preparaba una cena rápida y me sentaba delante del ordenador mientras trabajaba en mi página.
Me acostaba de madrugada y me levantaba un par de horas antes para continuar, hasta que, después de tres meses de duro trabajo, por fin lancé mi primera web de afiliados.
Era enero de 2014, y apenas dos años y medio después ya ganaba suficiente dinero como para poder dejar mi trabajo y empezar una nueva etapa de mi vida.
Desde entonces he creado otros negocios online más alineados con mis valores, pero probablemente no lo hubiera conseguido sin esos ingresos de afiliación que me permitieron dejar un trabajo que me consumía.
Mis resultados con la afiliación
Empecé hace seis años, y en todo ese tiempo he leído y escuchado un montón de opiniones diciendo que, por un motivo u otro, la afiliación estaba muerta. Que era un modelo de negocio caduco y sin potencial, ni siquiera a corto plazo.
Pero hay dos cosas que siempre me han llamado la atención de estas afirmaciones.
La primera es que, sorprendentemente, suelen provenir de gente que no ha creado nunca una web de este tipo, o que solo ha logrado ganar unos pocos euros con ellas.
A la gente que gana mucho dinero con afiliación jamás los he oído decir eso.
La segunda es que, para ser un negocio moribundo, curiosamente cada año he ganado más dinero con él.
Para que te hagas una idea, medio año después de empezar con la afiliación apenas generaba 50 euros mensuales con la suma de mis webs.
Dos años después, ya estaba ganando alrededor de 2.500 euros al mes.
Al cabo de dos años, logré superar la barrera de los 10.000 euros mensuales.
Y desde marzo de este año han estado generando más de 50.000 euros cada mes.

Y mi caso no es especial. Muchos alumnos que pasaron por mi entrenamiento gratuito el año pasado y se apuntaron a la formación están generando ya un sueldo entero con webs de afiliación. No está mal para ser un negocio sin futuro, ¿no te parece?
Los problemas de las webs de afiliación
Aunque a mí y otras muchas personas nos haya ido bien con las páginas de afiliación, lo cierto es que no son para todo el mundo.
También tienen algunos inconvenientes respecto a otros tipos de negocio online, así que quiero ser honesto contigo y contarte cuáles son para que sepas dónde te metes si finalmente decides dar el paso.
1. Tus ingresos dependen prácticamente en su totalidad de Google
Para generar dinero, las webs de afiliación necesitan lectores que cliquen en los enlaces de afiliado y luego compren, y la gran mayoría de estas visitas provienen de usuarios que están buscando información en Google.
El posicionamiento en Google es un juego en el que nadie, en realidad, conoce las reglas —excepto el propio Google. Si ofreces buenos contenidos en tu web de afiliación es más probable que te recompense trayéndote más lectores, pero aún así depender de un único canal de tráfico resulta estresante y, a la vez, un riesgo.
El antídoto frente a esto es trabajar bien el posicionamiento de tu web para evitar cualquier turbulencia no deseada, pero también abrir otras fuentes de tráfico social o pagado que no comprometan la rentabilidad de tu proyecto.
2. Las categorías más rentables tienen más competencia
Es lógico. Las categorías de mayor potencial –como por ejemplo la de productos del hogar o tecnología– son las más codiciadas por los afiliados, así que es donde hay más competencia. Incluso grandes grupos editoriales se han metido de lleno en la creación de contenidos de afiliación.
De todas formas, ten presente que, como en cualquier otro negocio, hoy en día encontrarás competidores en prácticamente cualquier temática.
Más abajo te doy mi opinión sobre este tema, porque el hecho de saber que van a tener competidores ejerce un bloqueo psicológico sobre algunas personas que me tiene fascinado.
3. Quizás no puedas ganar dinero con lo que te gusta
Gran parte de los fracasos en afiliación vienen de una mala elección de la temática, casi siempre condicionada por el interés personal.
Hay gente que entra en la afiliación creyendo que, por fin, va a poder monetizar sus conocimientos o aficiones. Pero no todos los nichos tienen potencial económico, o por lo menos, no con afiliación de productos físicos.
El problema es que muchas de estas personas lo descubren demasiado tarde. Después de dedicar tiempo y esfuerzo en crear su página, se dan cuenta de que su temática no genera ni va a generar ingresos. Porque, por muy bonita que suene la idea, no es posible ganar dinero con cualquier cosa que nos guste.
Por este motivo, si eres un apasionado de las canicas, mejor que abras tu mente a la posibilidad de que, seguramente, vas a tener que buscar otra temática si quieres ganar dinero.
4. Se te puede plantear un problema ético
La inmensa mayoría de afiliados opina sobre productos que no ha probado. Si eso te plantea un dilema ético, quizás la afiliación no sea para ti.
Bueno, para tranquilizarte te diré que en realidad no es algo exclusivo de la afiliación. Multitud de influencers avalan productos que no usan a cambio de una comisión, y me jugaría una merienda a que Cristiano Ronaldo o Matías Prats tampoco han probado los batidos y seguros de coche que recomiendan.
Yo considero que sí se puede ofrecer un contenido útil sin haber probado personalmente el producto. Y si me apuras, también le puedo ver ventajas, ya que es más fácil evitar sesgos cognitivos cuando no analizas un producto basándote únicamente en tu experiencia personal.
Eso sí: para poder escribir un artículo de calidad sobre algo que no has usado es necesario hacer una buena investigación e informarse bien a través de las valoraciones de compradores reales. Si sólo aportas contenido basura, además de hacer de Internet un lugar peor, ahuyentarás los visitantes de tu web.
Por qué después de una pandemia la afiliación sigue siendo mi modelo de negocio favorito
Los datos que nos ha dejado la crisis del coronavirus son muy duros.
Un gran porcentaje de los trabajadores está sufriendo expedientes de regulación de empleo, miles de autónomos han tenido que solicitar el cese de actividad y se calcula que hasta el 30% de los pequeños comercios puede llegar a desaparecer.
Sin embargo, si exceptuamos algunas temáticas cuyo interés ha desaparecido por completo durante el confinamiento (como viajes o movilidad urbana), en general la afiliación de productos de consumo ha vivido su época dorada.
Los números varían según el sector, pero la mayoría de informes arroja crecimientos de dos dígitos para el comercio online durante esta cuarentena, alcanzando cifras históricas.
¿La consecuencia? Muchos afiliados hemos batido récords de ingresos durante estos meses de abril y mayo. La facturación del periodo de Black Friday, que suele ser la época con más volumen de negocio del año, palidece al lado de lo que ha ocurrido estas últimas semanas.
Todo apunta a que esta época de bonanza va a perdurar bastante tiempo. Se prevé que algunas normas de distanciamiento social sigan en pie los próximos meses, por lo que un gran porcentaje de los consumidores mantendrá sus nuevos hábitos de compra online.
Así que si mañana perdiese absolutamente todo lo que tengo, lo primero que haría sería crear una web de afiliación. Incluso antes de comprarme ropa interior.
A continuación te doy mis motivos:
1. Es un modelo muy sencillo de implementar
Actualmente tengo varios proyectos online donde trabajo mi marca personal, pero lo que poca gente sabe es que, como Ángel, empecé mi andadura digital con una página de afiliación.
Elegí este modelo de negocio por su extrema sencillez: no requería buscar clientes, gestionar stocks o estar presente en redes sociales. Solo tuve que crear una web y ponerme a escribir. No tenía ningún conocimiento técnico, y aunque cometí decenas de errores, todo lo fui aprendiendo sobre la marcha.
2. No te expone a nada
Otro de los motivos por los que aposté por la afiliación es porque no me exponía a nada. Era un novato total, así que si fracasaba o cometía algún error nadie lo iba a saber nunca.
No tenía que exponer mi imagen o mi nombre, y no iba a haber nadie para juzgarme. Eso me dio la paz mental necesaria para permitirme todos los errores que cometí y superar el miedo al fracaso.
3. Apenas requiere inversión económica
Puedes contratar redactores, comprar plugins o invertir en estrategias de posicionamiento para mejorar tus resultados, pero la realidad es que para empezar solo necesitas registrar un dominio y contratar un hosting.
La comparación con los costes de prácticamente cualquier otro modelo de negocio es odiosa. Y también con su rentabilidad: la mayoría de mis webs rondan el 95% de retorno de la inversión.
4. Su potencial de ingresos es enorme
Después de monetizar nichos de Adsense y páginas de alquiler de leads, vender cursos digitales y publicar un libro con Editorial Planeta, la afiliación sigue siendo el negocio online más coste-efectivo que conozco, y sin duda uno de los de mayor potencial económico.
Para que te hagas una idea, una web de afiliación suele generar tantos ingresos mensuales como su número de visitas diarias. Por ejemplo, si tuvieras 2.000 visitas al día deberías facturar, en promedio, unos 2.000 euros mensuales en comisiones. Una web de Adsense suele necesitar mucho más tráfico para alcanzar esas cifras.
5. Es uno de los proyectos más pasivos que existen
Gestionar una web de afiliación no es 100% pasivo, ni mucho menos, pero puede llegar a acercarse bastante. Yo mismo he estado viajando más de medio año sin dedicar ni un minuto a mis webs mientras continuaban generando ingresos cada mes.

Vas a tener que trabajar bastante para crearla y posicionarla, pero a partir de ahí se puede convertir en un modelo muy pasivo. Y, aunque siempre será necesario un mínimo mantenimiento, con el tiempo la relación entre el trabajo invertido y los ingresos obtenidos se vuelve exponencial.
6. Muchas webs de afiliación son de baja calidad
En el mercado hispanohablante, la calidad del contenido de muchas webs de afiliación con grandes volúmenes de facturación todavía es más que dudosa.
Te puedes encontrar desde contenido mal redactado hasta traducido directamente, que no aporta ningún valor al lector. Y esto es una gran noticia, porque en mi experiencia es perfectamente factible terminar superando a estos competidores en los buscadores.
7. Existen oportunidades que muchos afiliados pasan por alto
Recientemente he tenido un par de miembros de mis formaciones que, aún con webs nuevas dentro de temáticas competidas y sin apenas invertir en estrategias de posicionamiento, ya están generando ingresos (y no pocos) gracias a un enfoque que ningún otro competidor ha empleado hasta la fecha.
En el mundo de la afiliación mucha gente opta por el camino fácil, que es imitar exactamente lo que hacen otras webs de éxito. Pero estos alumnos han demostrado que todavía existen infinidad de oportunidades para las personas creativas.
Cómo romper los mitos y bloqueos que te impiden seguir mi camino
Cuando descubres el negocio de la afiliación, es normal que te entren ganas de empezar tu propia web. Al fin y al cabo es simple, no te expone a trolls de Internet y su potencial económico es enorme.
En todo este tiempo he conocido muchas personas que lo han intentado y ya están generando un sueldo entero mes a mes, pero también me he encontrado con quien tira la toalla al cabo de dos semanas de empezar.
Eso suele chocarme. ¿Cómo puede alguien no darle una oportunidad a algo que me ha hecho tan feliz a mí?
Lo más habitual es que haya aparecido el clásico patrón de pensamiento “Es que Pau es distinto, y mi situación es otra”. ¡Como si yo no tuviera mis propios problemas y complejos!
Hasta aquí nada raro bajo el sol. Nuestra mente quiere mantenernos atrapados en lo que nos resulta familiar, así que nos lanza infinidad de excusas para que justifiquemos nuestra inacción.
Pero lo que me parece verdaderamente curioso es que esto ocurra de forma tan intensa en el terreno de los negocios online.
Piénsalo bien. Mientras muy poca gente te discutirá la decisión de abrir un restaurante, gastarte miles de euros en un máster o dedicar varios años de tu vida a preparar una oposición, muchos otros sí que pondrán en duda tu idea de empezar un negocio por Internet.
Así que ahora quiero exponer varios de estos patrones mentales por si te identificas con alguno, y de paso argumentarte por qué considero que todos ellos son, objetivamente, falsos.
1. “Hay mucha competencia”
Para ilustrar este primer pensamiento necesito presentarte a Fernando.
Fernando tiene veinte años y está estudiando Derecho. Cuando Fernando salga de la universidad y se presente a una entrevista de trabajo, va a tener que competir con otros cincuenta recién licenciados en Derecho como él.
Pero eso él ya lo sabía al empezar la carrera. Y, como tantísimos otros, Fernando no renunció a estudiar Derecho por ese motivo. Asumió que iba a tener que competir en un mercado donde habría otros como él, pero donde también había sitio para muchos como él.
Por este motivo me alucina la cantidad de gente que empieza un proyecto de afiliación y se rinde cuando descubre que ¡oh sorpresa! hay otros competidores.
Qué extraño, ¿no? Parece que el hecho de tener competencia en el entorno online pesa mucho más que tenerla en el mundo físico.
Ningún emprendedor renunciaría a abrir un restaurante por el hecho de que ya existieran otros restaurantes en esa ciudad, pero cuando se trata de un negocio online la gente sigue pretendiendo no encontrar ningún competidor.
En mi opinión, esto ocurre porque muchos aún conciben los negocios online como si Internet hubiera nacido ayer, cuando ya lleva más de 25 años entre nosotros. Creen que es como una lámpara mágica, y que una vez descubierto el genio empezarán a ganar dinero sin tener que esforzarse.
Ten clara una cosa: hagas lo que haga, siempre vas a competir con otros. Tanto si estudias Derecho como si creas una web.
Y, si por alguna casualidad fueras capaz de descubrir un nicho de mercado sin competencia, no te preocupes porque en breve la tendrás.
2. “No tengo experiencia”
Si no has creado una web en tu vida, mejor. Porque si perteneces al público objetivo al que va dirigido Vivir al Máximo, ya sabrás que permanecer siempre en tu única área de conocimiento es la forma más segura de quedarte con el culo al aire si cae su demanda en el mercado laboral.
Esto se ve muy bien en esta gráfica que Ángel compartió recientemente en su newsletter y que me parece muy ilustrativa:
Pero es que, además, todos en algún momento hemos estado en tu situación. Todos hemos nacido sin experiencia y la hemos adquirido a base de aprender, probar y equivocarnos.
Piensa en la cantidad de veces que has empezado a hacer algo en tu vida sin experiencia, como la primera vez que te pusiste a conducir un coche o que intentaste aprender un idioma.
Crear una web no es distinto. No exige ninguna habilidad especial, por mucho que tu miedosa mente quiera que pienses lo contrario. Y hoy en día los desarrolladores ya se preocupan de hacerlo de forma que sea tan sencillo como arrastrar y soltar bloques.
3. “No me siento motivado”
Ah, la motivación.
Si quieres tener éxito con una web de afiliación vas a tener que esforzarte. Y, en ese momento, tu mente te va a poner miles de excusas para no hacerlo.Muchas te parecerán razonables. ¡Al fin y al cabo tu mente te conoce mejor que nadie! Te dirá que no puedes porque tienes los niños en casa, o porque estás cansado y te mereces una maratón de series con una bolsa de palomitas en la mano.
En la mayoría de ocasiones, sin embargo, te dirá que en ese momento no te sientes motivado. Que ya lo harás mañana, que seguro que tienes más motivación y rendirás mejor.
Dicho de otra forma, tu mente te ha convencido de que, para hacer algo, antes necesitas sentirte motivado.
En mi opinión, este concepto, por simple que parezca, es el factor más fiable para predecir si alguien será capaz de alcanzar las metas que se marque en la vida, o no.
Las personas que probablemente no lo logren suelen confundir el orden de los factores. Creen que necesitan sentirse motivadas antes de hacer algo, cuando la realidad es que no necesitan sentir nada antes de hacer algo.
No son conscientes de que la motivación casi nunca viene antes de los actos. Normalmente, llega después.
Te pondré un ejemplo. Durante la segunda mitad del año 2017 estuve trabajando contrarreloj en mi primer libro. Por aquel entonces mantenía las webs de afiliación, el blog de inteligencia social, colaboraba como consultor para un par de empresas, daba clases en una escuela de negocios, estaba enganchado a Zelda: Breath of the Wild e iba al gimnasio, así que el único momento que tenía para escribir era después de cenar.
¿Tú crees que después de una jornada maratoniana tenía unas ganas enormes de ponerme delante de una pantalla en blanco a teclear por la noche?
De ninguna manera. Pero me forzaba a hacerlo sin estar motivado. Cansado y asqueado, me sentaba delante del ordenador y lo abría. Y entonces me daba cuenta de que era antes, mientras cenaba y pensaba en lo agotado que estaba, cuando todo me parecía más difícil.
Una vez empezaba, nunca era tan duro como me había imaginado. Sí, al principio tecleaba pesadamente, pero poco a poco me iba gustando más lo que veía en la pantalla. Al final, casi siempre tenía que venir a buscarme mi pareja para que me acostara porque se me hacía de madrugada.
Dicho de otra forma, cuanto más escribía, más motivado me sentía.
Los sentimientos son las consecuencias de tus actos, y no al revés. Y con la motivación ocurre lo mismo. No es necesario que te sientas motivado para empezar a hacer algo; puedes hacerlo igualmente sin motivación, porque solo haciéndolo empezarás a sentirte motivado.
Esto que te cuento no es nada especial. De hecho, estoy seguro de que tú lo haces a diario. Porque, ¿qué te ocurre muchas veces cuando suena el despertador el lunes por la mañana? Seguramente no sientas ninguna motivación por ir a trabajar. Tu mente empieza a lanzarte pensamientos sobre lo poco que te apetece ir a la oficina y lo bien que estarías quedándote en la cama, ¿verdad?
¿Pero qué haces pese a no sentirte motivado para salir de la cama?
Te levantas y vas a trabajar.
La gente que toma las riendas de su vida sabe que sus actos no están condicionados por cómo se sienten en ese momento. Que son libres de elegir a pesar del entorno y las circunstancias. No lo olvides.
4. “No se me da bien escribir”
Otro bloqueo habitual es creer que uno no es bueno escribiendo.
Para empezar, déjame decirte que no hay que ser Shakespeare para recomendar productos, pero en cualquier caso creo que conviene distinguir entre dos situaciones: que no se te dé bien escribir, o que no te guste escribir.
A mí escribir no es algo que me guste especialmente, sobre todo cuando se trata de contenidos para webs de afiliación. Si también es tu caso y eso te está bloqueando, léete de nuevo el punto anterior.
Pero si realmente no escribes bien, existe una forma de mejorar.
De hecho, es la única forma de mejorar. No hay otra.
Y es escribiendo.
A escribir se aprende escribiendo. Ángel escribe mejor ahora en su blog que hace cinco años porque lleva a sus espaldas centenares de posts, releyendo y corrigiendo sus textos infinidad de veces.
Afortunadamente, una web de afiliación es el mejor campo de entrenamiento para mejorar tu escritura. Porque, como te he comentado más arriba, no te expone a nada.
5. “Dicen que la afiliación ha muerto”
Cada cierto tiempo, a medida que consigue una posición más dominante en el mercado, Amazon baja las comisiones para afiliados.
Y siempre que lo hace aparece gente pregonando a los cuatro vientos el fin de la afiliación; llevo años viéndolo y supongo que seguiré viéndolo.
Recientemente ocurrió una situación todavía más curiosa. Amazon bajó sus comisiones en Estados Unidos, un país con una realidad totalmente distinta a la del resto del mundo. ¡Y aún así salió de nuevo gente pregonando el fin en España!
Hubo quien incluso proclamó que era el momento de empezar a vender las páginas de afiliación. Bien, pues apenas unos días después muchas de estas webs estaban batiendo récords de ingresos.
Dejando de lado estas profecías de Nostradamus, incluso si Amazon España redujera drásticamente las comisiones podrías encontrar nuevas oportunidades de generar ingresos. Por no mencionar que seguramente bajaría la competencia y podrías coger un trozo más grande del pastel.
Lo mejor es poner ejemplos reales. En mayo de 2016 Amazon redujo las comisiones de tecnología un 30%, y por aquel entonces mi principal web trabajaba exclusivamente ese nicho.
Dos años después, y con solo 5 nuevos posts de contenido, esa web estaba facturando un 150% más que antes de la bajada.
En realidad, la clave no está en el programa de afiliación, sino en que seas capaz de construir una web que reciba tráfico interesado en comprar. Siempre que te visiten clientes dispuestos a gastar, habrá empresas interesadas en pagarte para que las recomiendes. Eso es lo importante.
Amazon es la mayor tienda online del mundo y lógicamente es mejor que tenga las comisiones altas, pero muchos otros vendedores ya están en otras plataformas de afiliación precisamente para competir contra él. De hecho, hoy en día más de la mitad de mis ingresos con afiliación no provienen de Amazon, sino de otros programas.
No sé si es el fin de Amazon, pero desde luego la afiliación está más viva que nunca.
Conclusión
En este artículo te he explicado qué son y cómo funcionan las páginas de afiliación, cuáles son sus ventajas e inconvenientes, y también he cuestionado los principales mitos y bloqueos que suelen impedir a la gente empezar la suya y perseverar.
Como has podido comprobar, este modelo de negocio no sólo no ha muerto, sino que está funcionando mejor que nunca —y todo indica que, independientemente de lo que haga Amazon, irá a más.
Además, la reciente pandemia del coronavirus nos ha recordado una lección importante: que jugarte toda tu economía a una sola carta puede ser peligroso.
La afiliación lleva años siendo mi principal red de seguridad.
Me ha proporcionado mayor libertad y tranquilidad de la que jamás soñé.
Así que si tú también estás buscando una fuente de ingresos adicional que te permita vivir con más libertad y seguridad económica… pero que no requiera dedicación a tiempo completo ni te obligue a lidiar con clientes o crear una marca personal, te animo a que le des una oportunidad.
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