El fin de semana pasado tuve la oportunidad de coincidir en el World Quondos Record con una persona a la que tenía muchas ganas de conocer: Soma.
Si te gusta el rap como a mí, seguramente hayas escuchado su nombre en más de una ocasión. No en vano es uno de los productores de hip-hop más conocidos de España y trabaja con artistas de la talla de Nach o ZPU (su hermano de sangre).
Además, Soma está metido en el mundillo del marketing online. Tiene una web en la que publica artículos y vende cursos sobre producción y mezcla.
Como te puedes imaginar, a Soma le va muy bien. No le falta dinero ni tampoco clientes dispuestos a contratarle. Sin embargo, le admiro profundamente porque a diferencia de muchas otras “personas de éxito” Soma sí sabe cuánto es suficiente.
A pesar de que podría trabajar con más artistas, crear más info-productos y ganar muchísimo más dinero, prefiere no hacerlo para poder disfrutar de una mayor libertad y calidad de vida.
Por ejemplo, me contaba que el año pasado había estado varios meses viajando por Sudamérica con su mujer, que les había fascinado Brasil y que querían regresar para recorrérselo entero.
¿Cuántos grandes empresarios pueden hacer lo mismo?
En el post de hoy quiero hablarte justamente de eso, de la diferencia entre ganar lo máximo y ganar suficiente, un tema al que le he dado muchísimas vueltas estos últimos años y que creo que puede ser el secreto de la felicidad auténtica.
El gran peligro del dinero
El dinero es un recurso muy particular porque, a diferencia de otros, es ilimitado. No puedes ganar más tiempo, pero siempre siempre siempre puedes ganar más dinero.
Además, cuanta más pasta ganes, mejor, ya que eso te permitirá ahorrar más, tener una mayor seguridad económica y permitirte mayores lujos.
Y por si fuera poco, si te va bien económicamente todo el mundo a tu alrededor te admirará y te considerará un triunfador. ¡Incluso acudirán a ti a pedirte consejo! Tu ego se sentirá muy masajeado.
Siempre te va a interesar ganar más, y por eso es fácil que, casi sin darte cuenta, el dinero acabe convirtiéndose en el centro de tu vida. Que llegues a un punto en el que estés dedicando la mayor parte de tu tiempo a trabajar y facturar.
Sin embargo, debes recordar que el dinero es un sistema de intercambio de valor. Un medio para conseguir otras cosas (cosas que te hagan feliz), no un fin en sí mismo.
Y es que, si no puedes disfrutar de lo que lo que te hace feliz porque estás demasiado ocupado ganando dinero, ¿qué sentido tiene ganar ese dinero?
Desgraciadamente, hoy en día veo a muchas personas que ganan un montón de pasta pero que trabajan tanto que sufren de estrés, sobrepeso, falta de sueño y apenas tienen tiempo para ellos y los suyos.
¡Y lo más curioso es que no tienen necesidad de pasar por todo eso!
No es que no les quede más remedio que meter 12 horas en la oficina 7 días a la semana para poder llegar a fin de mes y dar de comer a su familia. Todo lo contrario.
Tienen más dinero del que pueden gastar y nadie les obliga a trabajar lo que trabajan. De hecho, podrían ganar la mitad y no pasaría nada.
El problema es que no son capaces decir basta y parar voluntariamente como hace Soma.
Quieren más y más y no saben cuánto es suficiente.
Y si tu objetivo es generar ingresos desde casa tampoco te salvas. No te creas que por no ir a una oficina no puedes acabar trabajando 12 horas 7 días a la semana. De hecho, descubrirás que tu puedes convertirte en el peor jefe que has tenido porque siempre querrás ganar más.
Pero… ¿por qué es tan complicado parar cuando se trata de facturar? ¿Por qué hay gente que se pasa toda su vida esclavizada sin necesidad?
Los 3 impulsos que hacen que siempre queramos ganar más y más
Renunciar voluntariamente a ganar dinero es mucho más difícil de lo que parece debido a una serie de impulsos naturales que nos afectan a todos en mayor o menor medida.
A continuación quiero explicarte cuáles son y darte algunos consejos para combatirlos:
1. La insatisfacción permanente
A todos nos gustaría tener más seguridad económica. Más ahorros en el banco para poder reaccionar ante cualquier emergencia, para tener una buena jubilación o para estar seguros de que a nuestra familia nunca le faltará de nada.
De igual manera, a todos nos gustaría poder disfrutar de un mayor nivel de vida. Vivir en una casa más grande, conducir un coche más rápido o ir a restaurantes más caros.
Estos deseos son perfectamente normales, y pueden ser tu motivación para querer ganar más dinero. El problema es que ni la seguridad económica ni el nivel de vida tienen un tope.
Siempre vas a poder sentirte más seguro. Incluso si consigues acumular lo suficiente para no tener que trabajar durante el resto de tu vida, podrías ahorrar todavía más para asegurarle un buen futuro a tus hijos.
Y por muy bien que vivas ahora (incluso si eres Cristiano Ronaldo), siempre vas a poder vivir un poco mejor. Con algunos pequeños lujos más.
Ese camino sin final es el que nos mantiene atrapados en la rueda.
Nos prometemos que cuando lleguemos a los 3.000€ mensuales por fin tendremos el nivel de vida y la seguridad económica que buscamos, y que entonces pararemos. Pero cuando conseguimos ese objetivo queremos un poquito más. 5.000€ al mes y ahí sí que podremos dejar de trabajar tanto. Luego los 5.000€ acaban convirtiéndose en 10.000€… y así indefinidamente.
La realidad es que, por mucho dinero que ganemos, nunca no sentiremos 100% seguros y satisfechos. Es imposible. Por suerte, tampoco lo necesitamos.
No importa si has descubierto cómo ganar dinero desde casa trabajando 4 horas al día o si has creado una startup que piensas vender en 2 años. Siempre vas a querer más y más por mucho que ganes 1.000, 2.000, 10.000 o 25.000€ al mes.
El secreto está en darse cuenta de que a partir de cierta cantidad el ganar más apenas aporta beneficios.
Pasar de vivir mes a mes a tener un colchón económico de 20.000€ va a darte muchísima tranquilidad. Sin embargo, que ese colchón económico sea de 100.000€ en vez de 20.000€ no va a cambiarte la vida.
Pasar de vivir con 1.000€ al mes a vivir con 5.000€ va a suponer un aumento tremendo de tu calidad de vida. Por el contrario, que tus ingresos pasen de 5.000€ a 50.000€ mensuales hará que puedas permitirte algunos lujos adicionales, pero no te hará mucho más feliz.
De ahí que no tenga sentido sacrificar tu bienestar para buscar la seguridad plena y el vivir como un marqués. Hay mejores maneras de sentirse seguro que acumular dinero, y del BMW descapotable te olvidarías en una semana.
2. El miedo a perder la gallina de los huevos de oro
Muchas veces, cuando nos va bien en el trabajo o en los negocios, nos centramos exclusivamente en lo profesional y dejamos de lado todo lo demás para explotar al máximo ese momento dulce.
Como somos conscientes de que las cosas no serán así para siempre, apretamos el acelerador, ponemos en pausa otras áreas de nuestra vida y nos dedicamos a hacer caja.
Esto tiene sentido. Hay que aprovechar las oportunidades cuando se presentan, y muchas veces eso significa hacer sacrificios.
La pregunta es: ¿qué estás dispuesto a sacrificar, durante cuánto tiempo y a cambio de qué?
Allá por 2010, cuando todavía vivía en Estados Unidos, fui a visitar a un amigo que había dejado Microsoft para fundar una startup.
La empresa iba muy bien. Habían conseguido varias rondas de financiación, estaban creciendo rápidamente y ya tenían sus primeros clientes. El objetivo era que en un futuro alguna multinacional les comprase y forrarse en el proceso.
Llevaba casi un año sin ver a este chico, y cuando nos volvimos a encontrar había cambiado completamente.
Estaba más gordo, tenía varios tics nerviosos y era incapaz de mantener el hilo de la conversación durante más de un par de minutos. Me confesó que había dejado la bicicleta, su mayor afición, porque trabajaba mucho y no tenía tiempo. Pero lo que de verdad me impactó fue que cuando le pregunté que por qué no cogía la bici al menos para ir de casa a la oficina, me respondió que le daba miedo tener un accidente porque no podía dejar de pensar en el trabajo y era incapaz de concentrarse en la carretera.
¡Su propio negocio le estaba matando!
Ahí fue cuando me pregunté: incluso si todo le sale bien y veden por varios millones dentro de 4-5 años, ¿le habrá merecido la pena?
Sinceramente, yo creo que no.
Cuando se presenten épocas de bonanza y o buenas oportunidades de ganar mucha pasta, aprovéchalas. Eso sí: ten cuidado con el precio que pagas.
A veces te interesará apretar los dientes y hacer sacrificios, pero siempre con líneas rojas y durante un periodo de tiempo limitado.
No tiene sentido sacrificar una parte de tu vida a cambio de un dinero que nunca podrá comprar esos años perdidos.
3. La dictadura del ego
Nos guste o no, en nuestra sociedad el ganar dinero está asociado a la idea de éxito.
Como comentaba al principio del artículo, cuando te va muy bien económicamente la gente te admira, te trata como un triunfador y te reclama, y eso es muy agradable para tu ego.
Piénsalo.
En las conferencias los asistentes quieren escuchar al número uno. Al que más vende. Al que más factura. Al que más rápido ha crecido.
Los integrantes de tu gremio te respetarán en función de tus resultados. Si ganas mucho te llamarán y te invitarán a formar parte de su círculo selecto.
Y tú, inconscientemente, te vas a comparar con tus colegas y tus competidores en base a tu nivel de ingresos. Estar en los puestos de arriba significa ser un ganador.
Pues bien, renunciar voluntariamente a ganar más significa renunciar –al menos parcialmente– a todo lo anterior.
Quizá ganes cosas más importantes, pero perderás ese reconocimiento social y a tu ego no le hará ninguna gracia.
Por eso resulta tan difícil decir “basta”.
La única manera de controlar esa necesidad de facturar sólo por la (falsa) sensación de éxito es dejar de medir tu valía y la de los demás en función de su nivel de ingresos.
Necesitas abandonar la competición del “a ver quién gana más” y centrarte en lo verdaderamente importante: tu felicidad, tu bienestar y tu calidad de vida.
Un cambio de paradigma
Una vez que sepas cómo lidiar con los tres impulsos anteriores, estarás en condiciones de cambiar de paradigma y pasar de querer ganar lo máximo a querer ganar suficiente.
Pero antes de eso, debes entender exactamente qué significa eso de ganar suficiente.
Porque al contrario de lo que mucha gente cree, no se trata de trabajar poco…
Trabajar no es algo negativo.
Crear algo desde cero o sacar adelante un proyecto son algunas de las actividades más satisfactorias que puedes realizar. A mí, por ejemplo, muchas veces me apetece más trabajar que viajar o salir por ahí, y es algo perfectamente normal.
Si quieres pasar 10 horas al día o incluso más en la oficina, ¡fenomenal!
Lo importante es que tengas claro por qué estás haciendo eso.
¿Lo estás haciendo porque de verdad te hace feliz? ¿O lo estás haciendo porque quieres llegar a las 7 cifras para estar a la altura de tus colegas a pesar de que en el fondo te apetecería más estar tirado en una hamaca leyendo una novela?
Tampoco se trata de ganar poco dinero o de limitar tus ingresos a una cierta cantidad.
Ganar dinero no tiene por qué ser sinónimo de sacrificio.
No existe una relación directa entre tiempo invertido e ingresos, ni entre sufrimiento e ingresos.
El problema no es el ganar dinero en sí, sino el precio que estés pagando para conseguirlo.
Puedes facturar millones y disfrutar de muchísimo tiempo libre, y puedes facturar millones y ser un esclavo de tu empresa. Lo primero te merece la pena; lo segundo no.
De lo que trata ganar suficiente es de poner tu felicidad y tu calidad de vida por delante del ganar dinero.
Tener claro cuánto necesitas para llevar tu estilo de vida ideal e intentar ganar esa cantidad sacrificando lo menos posible, y a partir de ahí no sacrificar nada más a cambio de dinero porque no te compensa.
¿Cuál es tu cifra?
Una de las cosas sobre las que hablamos Soma y yo la noche que nos conocimos fue de nuestras cifras.
Es decir, de la cantidad de dinero que necesitamos ganar al mes para poder hacer todo lo que queramos. Del número a partir del cual ya no tiene ningún sentido sacrificar tiempo o calidad de vida para conseguir más dinero.
Los dos coincidimos en que, en nuestro caso, la cifra son 5.000€ después de impuestos (unos 100.000€ brutos anuales).
Tengo comprobado que con esa cantidad puedo hacer lo que me apetezca sin tener que preocuparme por el dinero. Me da para vivir en una buena zona, comprar alimentos de calidad, viajar, ir a restaurantes, salir de fiesta y permitirme caprichos ocasionales. ¡Y aun así soy incapaz de gastármelo todo y puedo ahorrar una parte!
Quizá tu cifra, si tienes una familia que mantener o si eres como mi amigo Johannes, al que le gusta volar en Business, sea una cifra más alta.
O a lo mejor eres un tío austero que gasta muy poco y tu cifra es más baja.
No lo sé, pero creo que es importante que tengas claro cuál es—incluso si todavía no la has alcanzado.
Por eso, hoy me quiero invitarte a que reflexiones sobre ello y que dejes un comentario contestando a lo siguiente:
- ¿Estás de acuerdo con la filosofía de ganar suficiente? ¿Cuál ha sido tu experiencia al respecto?
- ¿Cuál es tu cifra?
¡Prometo leer todos los mensajes!
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P.D. El que mi cifra sean 5.000€/mes no quiere decir que vaya a limitar la facturación de mi negocio a esa cantidad, ni mucho menos. Voy a intentar ganar todo lo que pueda… pero sin sacrificar mi calidad de vida.
Ganar suficiente no está reñido con ser ambicioso. De hecho, pienso que en España nos falta ambición. Es simplemente una manera de controlar esa ambición para que no acabe resultando perjudicial.
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Vivir al Máximo ha crecido mucho en estos tres años, así que he decidido contratar a un/una asistente personal que sea mi mano derecha y me ayude con algunas de las tareas del negocio. La semana que viene publicaré en el blog todos los detalles, así que si estás interesado en trabajar conmigo no olvides pasarte por aquí 🙂
Foto: mano con arena